29-04-2010.
Nelson Núñez Dorta
Exiliado Cubano en Querétaro, México.
(www.miscelaneasdecuba.net).- Ha transcurrido más de medio siglo de 
"revolución cubana", cincuenta y un años de educación comunista, de 
combate ideológico y adoctrinamiento sistemático para la creación del 
"hombre nuevo". Son varias las generaciones educadas en el pensamiento y 
la llamada "moral comunista".
Desde el asenso al poder de los Castro comenzó una cruzada contra todo 
lo que se consideraba la cultura y el actuar del sistema capitalista. 
Así se identificaron un rosario de conductas y actitudes, que fueron 
calificadas como debilidades o desviaciones ideológicas, tendencias 
negativas , lacras, rezagos del pasado, conductas antisociales y por 
tanto contrarrevolucionadas y fueron perseguidas con saña, para 
erradicarlas definidamente de la nueva sociedad y expulsarlas para 
siempre del país, pues según el castrismo, con la salida de los primeros 
miles de emigrantes se marchaba de Cuba "lo peor del genero humano".
Con el objetivo de la creación de esa nueva conciencia ciudadana se 
fundó un inmenso aparato de orientación revolucionaria, donde se 
ubicaron los comunistas más capaces y fieles. Bueno, quizás los más 
fieles y como medida de asepsia ideológica, el pueblo de la isla quedó 
bloqueado totalmente a la peligrosa influencia política y cultural del 
mundo exterior.
En la educación, se estableció de forma obligatoria la instrucción 
comunista. Toda la población, sin distinción de edad y sexo quedó 
incluida en organizaciones "revolucionarias", con un control 
centralizado para educarse, orientarse y defender las conquistas del 
socialismo. No faltaron las profilácticas y frecuentes "ofensivas 
revolucionarias" para apartar y barrer con el lastre, que dañaba el 
avance de tan "ejemplar proceso".
Todo ese andamiaje aún existe y funciona en nuestra patria, pero en la 
práctica parece que nunca ha dado los resultados esperados. Pudiéramos 
decir que lo único logrado con cierto éxito por el castrismo, ha sido 
silenciar a un pueblo, utilizando como herramienta más afectiva, la 
represión e intimidación sistemática y la falta de garantías procesales.
Cuando hoy se habla en Cuba de corrupción, parecería que se ha 
descubierto un nuevo tipo de virus muy peligroso, que según los expertos 
puede llegar a destruir al régimen, algo que no dudo ocurrirá 
inevitablemente.
Pero, para mi, únicamente se trata de una nueva mutación de un mal, que 
acompaña al sistema totalitario castrista desde sus inicios, en el que 
la vieja casta burocrática y sus nuevos cuadros poseen y disfrutan de 
todo lo que carecen millones de personas a cambio únicamente de 
obediencia y servilismo hacia el selecto grupo de poder.
Esa es sin dudas la mayor corrupción y la fuente generadora de tanta 
podredumbre. Recordemos que Lage y Pérez Roque fueron apartados 
deshonrosamente de "las mieles del poder", reconocidas como tal por el 
viejo tirano, por un supuesto intento de independencia de la línea oficial.
Esta nueva "ofensiva revolucionaria", lanzada por Raúl Castro contra la 
corrupción, no estará dirigida al corazón del problema, que es el 
reconocimiento de la progresiva descomposición moral de un régimen de 
castas, donde las "instancias superiores" que son sin dudas las más 
corruptas, permanecen intocables. Se requerirá, para no dar la 
percepción de impunidad, de nuevos chivos expiatorios y el sistema 
seguramente los proporcionara, los tiene a mano, porque los conoce y no 
será la primera ves que esto ocurre.
Para combatir realmente la corrupción en Cuba habría que comenzar, como 
ejemplo, por las lujosas residencias que en zonas especiales ocupan 
todos los dirigentes de alto nivel y los familiares de estos, viviendas 
que son las mismas que pertenecieron a aquella burguesía siquitrillada* 
y obligada a abandonar su país.
¿Cómo las adquirieron los nuevos líderes? ¿Cuánto pagaron por esas 
propiedades y sus lujosos mobiliarios? Se deberían auditar también sus 
numerosas haciendas para el ocio, sus autos, sus altos índices de 
consumo en alimentos, bebidas, licores, ropas, calzados, perfumes, sus 
viajes de placer, sus negocios y propiedades fuera del país, en fin, 
sería una muy larga lista de prebendas que ellos prefieren ignorar y que 
el pueblo conoce muy bien, pero que no puede denunciar sin correr el 
riesgo de ser condenado por difamar de las autoridades "revolucionarias".
Como escribiera el cantante y compositor Pedro Luis Ferrer, de esta 
clase dirigentes, autoproclamada, ejemplo puro de moral 
socialista;….que, mientras hablan de restringir comen y beben como los 
reyes y dan a sus hijos autos lujosos.
¿Qué queda entonces para los cubanos de a pie, viviendo en medio de una 
interminable crisis económica, con salarios de miseria, casas en pésimo 
estado y un permanente racionamiento alimentario?
La respuesta es clara, simular ante el aparato represivo político, pero 
tratar de "inventar" y " resolver" apropiándose en sus centros de 
trabajo de todo lo que pueda ser útil, para abastecerse, cambiar o 
vender y satisfacer así, aunque sea mínimamente las necesidades básicas 
de sus familiares. Necesidades y carencias que nunca han conocido los 
hijos y familiares de la "nomenclatura" cubana.
Esa es la forma en la que el régimen ha obligado a vivir al pueblo. Por 
tanto es la tiranía y su mal gobierno la principal corruptora de la 
nación cubana. Ellos hablando de igualdad, establecieron las diferencias 
y se separaron del pueblo, impidiendo el control de sus acciones y la 
denuncia oportuna en casos de corrupción. Ser militante, dirigente o 
agente de los cuerpos represivos, se convirtió en Cuba en una verdadera 
patente de corzo y únicamente en casos aislados y en extremo 
escandalosos, que han trascendido el hermético aparato de desinformación 
castrista, el régimen se ha visto obligado a actuar contra sus fieles 
seguidores.
Recordemos que hace pocos años la dictadura preparó un ejercito de 
trabajadores sociales , que según palabras de Fidel Castro, "serian 
verdaderos combatientes de la revolución y saturarían la Habana" ,con la 
finalidad de acabar para siempre con el desvío de recursos, el mercado 
negro y otras formas de corrupción. Decía el tirano que esos eran los 
primeros pasos de una indetenible ofensiva que pondría las cosas en su 
lugar y sin dudas así fue. El agua regresó a su nivel y la gran mayoría 
de aquellos aguerridos jóvenes se percataron que para ellos era mejor 
asumir la forma de vida del pueblo, que intentar combatirla y condenarse 
carecer de todo, lo que sus jefes si podían disfrutar sin riesgo alguno.
En una tiranía donde la obediencia y la simulación ha impuesto los 
meritos, la decencia y la dignidad son cualidades que han quedado 
olvidadas y sólo se utilizan como herramienta para la propaganda de la 
dictadura o son defendidas por las valientes voces de quienes han estado 
dispuestos a pagar el alto precio de la disidencia política contra tanta 
inmoralidad.
  Hoy la corrupción engendrada por el propio sistema lo esta ahogando y 
por ello se ven obligados a una nueva "ofensiva". Estamos seguros que el 
flamante ejercito de auditores encontrará tantas violaciones y delitos 
como los que se les permitan encontrar y el proceso será detenido a 
tiempo, para que el nivel de las heces no alcance las altas esferas del 
gobierno. Como ya mencione, aparecerán las necesarias víctimas y las 
condenarán "ejemplarmente" en un intento por detener, lo indetenible.
El hedor de la podredumbre del castrismo, ya se extiende fuera de la 
frontera de la isla.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=27448
 
 
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