Frank Correa
LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - En la palabra Cuba
actualmente conviven varios mundos. En uno de ellos existe una
infraestructura de país desarrollado, con tecnología de punta y avances
científico-técnicos que provoca elogios y el reconocimiento de la
comunidad internacional. Hay también un micro cosmos turístico diseñado
para deslumbrar a los visitantes extranjeros.
A la vez existe un sistema socialista con un notable atraso en relación
con el resto del mundo, donde no se conoce absolutamente nada de cosas
tan meridianas como Internet o la televisión por cable. A los teléfonos
celulares sólo accede el 0,6 por ciento de la población. Poseen
automóviles particulares el 0,8 por ciento del total de habitantes
mayores de 18 años, sólo por enumerar algunos renglones de una larga
lista de anacronismos.
Hay una red de tiendas recaudadora de divisas, donde se venden en moneda
libremente convertible (fuera del alcance de la gran mayoría) los
productos de primera necesidad. Mientras, se diseñó desde el principio
de la revolución la red de comercio minorista, con miles de bodegas y
carnicerías, donde se vende a través de una libreta de racionamiento
para cada habitante del país, según escrupulosos censos, una reducida
lista de productos básicos para paliar la crisis eterna de este tipo de
socialismo.
Cohabitan dos tipos de economías; la capitalista, con sus firmas
extranjeras y corporaciones, con un rendimiento acorde con sus
excelentes condiciones de trabajo, dueña de un entramado logístico que
asegura a sus trabajadores buenas instalaciones laborales,
transportación, forma de pagos y alimentación muy superiores a la
caótica economía socialista, con sus empresas ineficientes, sus
trabajadores apáticos, sus dirigentes morosos, víctima de una burocracia
que la corroe e impide cualquier tipo de rentabilidad o eficiencia.
El gobierno revolucionario, con sus líderes sempiternos, rige el destino
del pueblo de Cuba. En la oposición subyace otro tipo de magistratura,
que aunque no tiene poder legal ni jurídico, ni ejecutivo, intenta
funcionar como contrapartida del régimen.
Existen dos prensas, la oficialista y la independiente. La primera, con
todos los medios de información subordinados militarmente a su política
propagandística, responde a los intereses del gobierno comunista. La
segunda existe gracias a los medios alternativos, con sus periodistas
perseguidos y algunos sufriendo prisión por ejercer el simple derecho a
la libertad de expresión.
Dos capas sociales componen el grupo humano de la República de Cuba: los
pertenecientes a la casta gubernamental y sus familias, regodeados en el
poder y la miel que destila, disfrutando de innumerables prebendas y la
tranquilidad económica exclusivas del grupo jerárquico. En la otra parte
de la balanza se agita el pueblo, con un periodo especial que se
extiende indefinidamente, repleto de limitaciones, frustraciones, pasto
de la represión y perdidos en las encrucijadas y los caminos sin salidas.
En este análisis de existencias paralelas, es un deber reconocer que más
allá de las fronteras existe otro mundo, el del exilio, importante
componente de la identidad cubana, que piensa, sufre y sueña en cubano,
sin cuya integración, voz y voto, estaría incompleta la palabra Cuba.
Mundos paralelos (17 June 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/junio09/17_C_3.html
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