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Wednesday, June 10, 2009

Malas noticias

Malas noticias

Jorge Olivera Castillo, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Walter Kendalls Myers y su
esposa Gwedolyn Steingraber Myers, redondean el círculo de una
estrategia de largo aliento. En ellos queda evidenciada la profunda
cobertura de los servicios de espionaje cubanos en los Estados Unidos.

Esto certifica que la guerra fría entre ambas naciones no está cerca del
fin. La exposición pública del caso inclina la balanza a favor de
quienes siempre dudaron de una gradual mejoría en las relaciones
bilaterales.

Esto pudiera ser el comienzo de una nueva escalada de tensiones a corto
plazo, que podría derivar en conflictivos escenarios, más allá de los
instrumentos retóricos de la diplomacia que regularmente tienen lugar.

El apresamiento de los espías de nacionalidad estadounidense no es
cualquier cosa. Al menos el señor Walter ocupaba una destacada posición
en el Departamento de Estado durante sus contribuciones a los servicios
de Inteligencia de Cuba. Es decir, que podría inferirse la entrega de
expedientes con información sensible durante los 30 años en que
desarrolló sus funciones.

La revelación de la identidad de los espías y el sumario de algunas de
sus contribuciones al gobierno de La Habana, se inscribe en un fenómeno
que comenzó en 1998 con el arresto y condena de una docena de cubanos,
dedicados a husmear en organizaciones del exilio y en instituciones del
gobierno norteamericano, para su posterior procesamiento en los centros
de mando de la Isla.

Algunos contribuyeron con las pesquisas judiciales para ser eximidos de
sanciones más drásticas. Los principales artífices de la red de
espionaje decidieron enfrentar a los tribunales sin ceder en sus
posturas. Por ello, hoy cumplen largas condenas en cárceles federales
norteamericanas y su futuro se debate en un dilatado proceso de apelaciones.

Poco después de los atentados al World Trade Center, ocurridos el 11 de
Septiembre de 2001, fue detenida la analista principal del Pentágono,
Ana Belén Montes, de origen puertorriqueño. Por su falta fue condenada a
25 años de privación de libertad.

Las investigaciones arrojaron pruebas irrefutables de su colaboración
con entidades de inteligencia cubanas. El asunto fue borrado por la
censura. En Cuba no hubo ninguna alusión oficial sobre la captura de la
espía.

Una vez, el ex canciller Felipe Pérez Roque eludió la pregunta de un
periodista extranjero con un subterfugio que tenía preparado de
antemano: "La única Ana Belén que conozco es la cantante española", dijo
tajantemente.

Ahora salen a la palestra Walter Myers y su esposa como trofeos de una
guerra ideológica que parece no acabar nunca.

Es muy probable que las autoridades cubanas abandonen a su suerte a sus
antiguos servidores. Tal vez prefieran no enfrascarse en un asunto que,
sin dudas, genera tan mala propaganda.

De acuerdo a un reciente comentario escrito por Fidel Castro, admite con
cierto grado de ambigüedad la colaboración de la pareja norteamericana
en asuntos de inteligencia. El destape de los Myers podría ser el
comienzo de otras sorprendentes revelaciones de la misma naturaleza.

Recuerdo haber leído en un libro, que el régimen cubano tenía muy bien
estructuradas las células de espionajes dentro de los Estados Unidos.
Según el autor, los "topos" sembrados en esta nación superaban los
trescientos.

Myers y su esposa enfrentarán los tribunales. Podrían ser condenados a
35 años de cárcel.

oliverajorge75@yahoo.com

Malas noticias (10 June 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/junio09/10_C_1.html

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