Habana 'flu'
Malos hábitos higiénicos, una cultura descreída y abarrotados sistemas
de transportación y promiscuidad habitacional tejen una alfombra roja
para el virus.
Julio Franco, La Habana | 16/06/2009
En Tokio o Seúl los tapabocas son comunes. En La Habana lo común es no
verlos nunca. Ni el personal del aeropuerto internacional resiste
mantenerlos en sus rostros cuando salen de la aduana. Se pueden ver
descubiertos en el lobby, como si la pandemia no existiera más allá de
la zona fronteriza, donde se agolpan los viajeros.
"El cubano es así: muy indisciplinado", resume OH, quien espera a su
primo que está a punto de aterrizar desde Miami. "En Estados Unidos hay
muchos casos, espero que mi gente no lo traiga", aspira este ingeniero
cincuentón que mira ansioso hacia la pizarra electrónica que informa
sobre los vuelos que parten de Florida. Siete en total, además del
procedente de Nueva York.
A los viajeros que provienen de Estados Unidos o de otros países con
alta prevalencia de la influenza A se les toma una declaratoria sobre su
estado de salud y deben presentarse en un puesto médico a las 72 horas
de haber llegado a la Isla.
"Hay mucho rigor en el control. Si te confías y no haces el censo y hay
un brote, te puede costar el título", aseguró un médico de policlínica
responsable de la pesquisa de los viajeros. Acaba de visitar a uno de
ellos en la casa de sus familiares. "No hay problemas", dice confiado.
A la carrera, el gobierno instaló sensores de temperatura corporal en
sus 14 aeropuertos internacionales, como parte de un programa nacional
para "disminuir el riesgo de introducción y diseminación" del virus A
(H1N1).
La medida no es del todo fiable. Expertos aseguran que una persona
infectada puede burlar los sensores sin ser identificada porque el
período de incubación de la gripe varía entre uno y tres días.
"Los escáneres no detectarán a todas las personas con gripe,
especialmente si están experimentando el comienzo de la infección (…)
Las personas que se infectaron muy recientemente no serán identificadas
por el escáner", dijo Mark von Itzstein, de la Griffith University, en
Australia.
Aunque hasta el momento los enfermos de la nueva gripe son pocos,
extranjeros en su casi totalidad, de acuerdo con los reportes oficiales,
los gastos para mantener a raya la pandemia en la Isla son ya estimables.
El periódico oficial Granma informó recientemente que además de los
pacientes sospechosos de tener el virus, fueron investigadas en
laboratorios de virología otras 1.349 personas que habían tenido
contacto con ellos.
Según el director nacional de Epidemiología, Manuel Santín Peña, en el
caso del niño canadiense contagiado fueron sometidas a análisis 119
personas que habían tenido contacto con él, incluidos la enfermera y el
médico del consultorio donde le fue diagnosticada la influenza.
Santín afirmó igualmente en mayo pasado que se reportó un brote de gripe
en un internado de La Habana, y que se tomaron todas las medidas
necesarias de vigilancia epidemiológica, de aislamiento y control, hasta
que se descartó la presencia del virus A H1N1.
En el laboratorio nacional de referencia de la influenza A, instalado en
el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, de La Habana, existen
tres métodos para confirmar casos: sometimiento de muestras sanguíneas a
la reacción en cadena de la polimerasa en tiempo real, el cultivo de
virus y el aumento en cuatro veces del título de anticuerpos
neutralizantes específicos frente al virus H1N1.
No pocos enemigos
Para el gobierno cubano es bien importante demostrar su capacidad de
control de la pandemia. Lo refrenda como un éxito de su sistema político.
En mayo pasado, la doctora Lea Guido, representante en La Habana de la
Organización Panamericana de la Salud, ponderó los esfuerzos
gubernamentales ante tal emergencia.
"Conocemos el alto valor que confiere el gobierno revolucionario a la
protección de la salud de la población, que se sustenta en la atención
primaria, y cuenta con una comunidad organizada", dijo la doctora Guido,
quien consideró que el nuevo virus "pone a prueba un sistema sanitario,
que debe ser capaz de actuar y responder con rapidez ante situaciones
desconocidas".
Las autoridades, que desean estar a la altura de tales observaciones,
enfrentan no pocos enemigos, entre ellos una estructura gastronómica,
tanto estatal como privada —esta última en proporciones ínfimas—, que no
responde consistentemente a reglas básicas de higiene.
"Con la misma mano que toman el dinero, cogen el pan con jamón. Es una
barbaridad que a diario veo", denuncia un médico retirado en una de las
cafeterías habaneras donde el mosquerío es parte endémica del decorado.
En Belascoaín, una de las arterias de La Habana, dos jóvenes que
atienden una venduta de arroz frito charlan animadamente sobre la comida
que yace sobre una bandeja al descubierto. A unos metros, sin embargo,
otro puesto de venta mantiene los productos debidamente protegidos en
potes plásticos, pero a la hora de servirlos no aparecen las tenazas.
"A veces hasta te encuentras vasos marcados con creyón de labios",
precisa el ex galeno, quien hace notar que la limpieza de las vajillas
en pizzerías o restaurantes no pasa el examen menos severo. "Hay mucho
robo de recursos de limpieza y mucha negligencia también", estima.
Los medios, principalmente la televisión, insisten en las medidas de
higiene individual, como lavarse constantemente las manos, pero una
anciana como EA se queja de que el jabón de peor calidad cuesta siete
pesos o 25 centavos de CUC, que representa el 3,5% de su pensión como
maestra jubilada.
En medio de una ciudad de más de dos millones de habitantes, es común
ver a hombres soplarse la nariz sin pañuelo. También son artículos caros
y raros en tiendas de bagatelas en las que puedes hallar cestas
plásticas o imitaciones imantadas de frutas para pegar en
refrigeradores, pero no pañuelos o papel higiénico, cuyo rollo cuesta 40
centavos de CUC, es decir, 2,5% del salario promedio.
A tales dificultades se suma la promiscuidad habitacional en numerosas
familias que viven hacinadas en pequeños apartamentos o cuarterías, o
los colmados sistemas de transportación colectiva, que en las últimas
semanas han sufrido recortes significativos en los viajes por falta de
combustible o piezas de repuesto.
La pandemia, además, trasvasó los marcos sanitarios para rechinar en las
esquinas de la política.
En un nuevo desaguisado en las frágiles relaciones entre los gobiernos
de Cuba y México, las autoridades isleñas cerraron rápidamente sus
fronteras al tráfico aéreo procedente del país norteño, a lo que el
presidente Felipe Calderón respondió con la cancelación de su proyectado
viaje a La Habana.
Un replicante Fidel Castro acusó a México de tapar la noticia de la
influenza para permitir una sosegada visita del presidente Obama y
presentó el debut de la gripe en Cuba de la mano de estudiantes
mexicanos de medicina.
Habana 'flu' - Artículos - Cuba - cubaencuentro.com (16 June 2009)
http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/habana-flu-186592
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