2009-06-04.
Elías Amor, Economista ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- No hace falta más que escuchar y analizar
las opiniones de los distintos sectores que convergen sobre el régimen
castrista para comprobar que a los cubanos, al pueblo cubano que vive en
la Isla; sí, esa población silenciosa que no tiene capacidad para
expresarse libremente, ni para trasladar al mundo su opinión, le importa
un bledo que la OEA abra las puertas a Cuba casi 50 años después de su
expulsión, o que le entregue un salvoconducto a un Fidel Castro en fase
terminal para reivindicar sus enloquecidas posiciones una y otra vez.
Los verdaderos perjudicados por el desastre económico, político y social
de Cuba son los propios cubanos, los que malviven en condiciones pésimas
de escasez, miseria y postración. Sobre todo, sin libertad, el bien más
preciado que tienen los seres humanos, y que ellos no han podido
ejercerla durante medio siglo.
Los cubanos saben que la OEA no va a resolver los problemas de la Isla,
ni tampoco va a permitir que mejore la dieta alimenticia actual, que se
consigan más y mejores productos y bienes básicos en los mercados
libres, o que se pueda hacer frente a la nueva temporada ciclónica en
condiciones de seguridad, cuando aún se está a medio reparar los daños
del pasado ejercicio.
La OEA no va a servir tampoco para que el régimen facilite la libertad
de expresión o abra las puertas de sus cárceles para liberar a los
presos políticos que cumplen injustas condenas por delitos como
conspirar contra el jefe del estado y otras sandeces típicas de las
dictaduras.
Por último, la OEA no va a facilitar la creación de un necesario marco
estable de respeto a los derechos de propiedad ni la transición de la
economía cubana de la planificación soviética al mercado libre.
No creo que al pueblo de Cuba le preocupe lo más mínimo la OEA, la
política regional o las eternas discusiones con el vecino del Norte. Lo
que quieren es que Cuba salga del atolladero en que se encuentra, poder
salir y entrar libremente en el país, acceder libremente a internet para
comunicarse con el exterior, acceder a una vivienda digna y con los
servicios básicos, llegar a fin de mes, evitar los alimentos racionados
y de pésima calidad, poner fin a los atropellos y planes de un régimen
que convierte a la sociedad en un instrumento al servicio de sus fines
políticos. Eso es lo que verdaderamente preocupa a los cubanos.
Ya son demasiados años. Es cierto que Cuba fue expulsada de la OEA hace
casi medio siglo por abrazar el marxismo leninismo, y que nunca ha
abandonado realmente tales principios, ahora que se cumplen 20 años de
la caída del muro de Berlín. Basta con echar un vistazo a la
constitución cubana en vigor para comprobar qué poco han cambiado,
incluso sin referentes a nivel internacional.
Pero es cierto que los tiempos cambian, y que el presidente Obama está
empeñado en trasladar hacia América Latina una nueva forma de hacer
política, aunque ello suponga ceder en sus posiciones. Si la
Administración Obama, Clinton incluida, piensan que esta actuación
favorable al régimen castrista va a suponer una mejora de las relaciones
de Estados Unidos con sus vecinos de América Latina, está equivocado.
Cualquier cesión con el régimen cubano termina siendo perjudicial, y si
no que se lo pregunten a la Unión Europea, que no sabe cómo afrontar con
un marco estable las complejas relaciones con el castrismo.
El tiempo lo dirá, pero las correlaciones políticas que se están
instaurando en la mayoría de países de América Latina cimentan sus
cuotas de poder en el enfrentamiento y el conflicto permanente con el
vecino del Norte. Es como si hubieran aprendido de memoria el catecismo
castrista, y lo estuvieran repitiendo una y otra vez.
Sí. Cuba puede volver a la OEA cuando quiera, pero al pueblo cubano, el
que está esperando que Raúl Castro impulse de verdad alguna de las
medidas anunciadas, le importa muy poco.
EL PUEBLO CUBANO TIENE POCO INTERÉS EN LA OEA - Misceláneas de Cuba (4
June 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=21043
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