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Tuesday, November 27, 2007

Sacudir los trapos sucios

Diario Las Americas
Publicado el 11-27-2007

Sacudir los trapos sucios

Por Armando Añel

En Cuba, toda cifra o estadística que emane de la estructura totalitaria
es cuestionable. Ni siquiera se trata de que los componentes de dicha
estructura no sean, en lo individual, personas honestas o rigurosas, que
hay de todo en la viña oficialista: se trata de que la estructura, por
definición, privilegia los intereses y ambiciones a los que está
subordinada. De manera que elementos como la imparcialidad o el rigor
profesional quedan en un segundo plano cuando lo que se contempla es el
ensalzamiento de la –supuesta- obra del castrismo.

Es así que no sorprende, aunque resulte relativamente interesante desde
el punto de vista editorial, que el periódico gubernamental Juventud
Rebelde publicara este domingo un reportaje en el cual se ponen en tela
de juicio las mínimas tasas de desempleo que, según el régimen de La
Habana, existen en el país. En la propia publicación un segundo trabajo,
"Marañas de la fábula", criticó la ineficacia de las estructuras del
Poder Popular -institución al servicio de la nomenclatura comunista- y
pidió abandonar lo que llamó "unanimidad abrumadora".

Para el autor del trabajo, "al seguir las sesiones de la Asamblea
Nacional o de otros órganos del poder estatal, parece existir una
unanimidad abrumadora, y son escasos los debates en los cuales se
confrontan posiciones, que no tienen que ser de principios u objetivos
estratégicos".

Ojo. He aquí el concepto tras bambalinas, que desmonta la fachada
crítica del artículo: Los debates no tienen que girar en torno a
principios u objetivos estratégicos. Traducido del lenguaje críptico que
con cada vez más frecuencia utilizan los escribas del castrismo –ya sea
a su derecha, ya sea a su izquierda-, ello significa que las
estructuras, postulados y objetivos del sistema totalitario vigente en
Cuba no son el problema. El problema son los funcionarios, la población,
el ser humano.

El problema para los sesudos escribas de la oficialidad no es que un
régimen como el castrista desconozca la naturaleza humana. El problema
es que ciertos seres humanos se empeñan en desconocer la dadivosa, pero
exigente, naturaleza del régimen imperante en la Isla.

En cualquier caso, algunas agencias de prensa internacionales recogían
este lunes fragmentos de ambos trabajos periodísticos, presentándolos
como una especie de prueba de que algo se mueve –hacia una suerte de
glasnost o tibia apertura, se entiende- en la mayor de las Antillas.
Luego, se trata de un bluf, y de los más elementales. Llama la atención
la ansiedad con la que algunos observadores de la realidad cubana se
echan, como animales famélicos, sobre los huesos tirados por el oficialismo.

Todos y cada uno de los periodistas al servicio de la oligarquía cubana
conocen minuciosamente la línea que separa al juicio crítico, pero
superficial y políticamente complaciente, de la disidencia abierta o la
crítica en profundidad. Y no suelen cruzarla. Cuando excepcionalmente lo
hacen –que no es el caso de los autores de los trabajos arriba
mencionados-, quedan fuera de juego en el partido de la unanimidad
subsidiada. Quedan convertidos en cadáveres sociales, en el contexto de
un sistema que criminaliza la diferencia.

En Cuba, en el ámbito del periodismo oficialista, los trapos sucios se
lavan en privado. Esto es, los trapos sucios se sacuden, pero no se lavan.

http://www.diariolasamericas.com/news.php?nid=41078

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