2007-11-27.
Oscar Mario González, Periodista independiente
Cada día se habla menos de las reuniones organizadas por el Partido 
Comunista que se vienen celebrando en centros laborales, de estudio y 
comunidades de vecinos. En realidad tales eventos nunca merecieron mayor 
interés por parte de una población inmersa en el desaliento y en esta 
permanente modorra que por ser tan añeja sume a la población en un 
estado de inercia e indiferencia; que enerva voluntades y sitúa al 
individuo en posición tal donde lo mismo le da chicha que "limoná", ocho 
que ochenta y ocho.
Los que más se calientan la cabeza con el asunto son los intelectuales, 
disidentes, opositores, "segurosos", y oficiales del ejército. El hombre 
común y corriente que anda tras los frijoles y el picadillo de soya para 
darle de comer a los muchachos no gasta neuronas en tales asuntos.
Por demás no es la primera vez que se le pide al cubano abrir la boca 
fuera de la consulta del dentista. Algo similar se hizo en 1992. En 
aquella época suscitó mayores expectativas en tanto era reciente la 
caída del ex campo socialista. Los resultados de todas aquellas 
deliberaciones y lamentaciones son de sobra conocidos.
Aquello dio menos aceite que un ladrillo. Aunque resulta cierto que en 
1994 se iniciaron algunos amagos de mercado libre y surgieron más de 
doscientos mil cuentapropistas, la mayoría de los cuales han sido 
defenestrados. Ahora también podrían aparecer algunas pinceladas de 
capitalismo en el lienzo nacional. Pero nada más. Eso no es lo que Cuba 
necesita.
La insistencia convocante del Gobierno, en esta ocasión, es más 
evidente. El propio gobernante interino Raúl Castro ha urgido a la 
ciudadanía para que hable con "valentía" y "sinceridad". Pero también ha 
alertado para que no se hagan "muchas ilusiones" porque según él los 
miembros del Gobierno "no son magos". ¡Qué lástima!
También dijo que hablaran "sin miedo de todo lo que quisieran". Y es 
aquí donde yo veo la principal dificultad que encaran estas reuniones. 
Porque la gente tiene un terror de medio siglo acumulado que no es 
imaginario sino concreto, tangible y, manifiesto en múltiples ocasiones 
y cuya evidencia más sobresaliente fue en la primavera de 2003 cuando se 
repartieron más de mil quinientos años de prisión entre setenta y cinco 
patriotas cuyo único delito fue hablar y escribir con sinceridad y 
valentía. O sea, lo mismo que se le está pidiendo al ciudadano ahora.
No en balde los temas más reiterativos en estas asambleas son el 
transporte, la vivienda, la alimentación y los insuficientes salarios. 
Otras cuestiones, cierto es, se han tocado pero sólo por parte de los 
más osados (derecho a Internet, potenciación del mercado libre y algún 
estímulo a la inversión extranjera).
Todo ello, claro está, dentro del sacrosanto esquema 
socialista-revolucionario del siglo XXI acaudillado por los Castro. Y 
hasta ahí llegó el río. De "ahí palante" no hay más pueblo. Ahí se cayó 
el dinero. Porque todos sabemos que mas "pallá" está el mono y usted 
puede jugar con la cadena pero no con el animalito. ¡Dígamelo a mí!
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=12798
 
 
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