El final de Robin Hood
Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba - Mayo (www.cubanet.org) - A pesar de que los eruditos
no acaban de ponerse de acuerdo en si Robin Hood existió o no, yo lo doy
por cierto. Este personaje es conocido por todos. Por ejemplo, se sabe
que era un joven apuesto, rubio, que usaba trajes muy ajustados al
cuerpo y que andaba armado con arco, flechas y cuchillo al cinto para
robar a los ricos y ayudar a los pobres, cazando ilegalmente en los
bosques reales de Sherwood y Yorkshire, y que para defender la causa de
los necesitados y oprimidos, hasta mataba a representantes del gobierno
y de la Iglesia. Vivía, en una palabra, fuera de la ley.
Pero Robin Hood era un revolucionario y como revolucionario, junto a los
otros jefes de su banda, Little John, Hill Scarlet y Friar Tuck, creó su
propio gobierno en la Inglaterra medieval.
Bajo su mando, los analfabetos aprendieron a leer y escribir, los niños
pasaban temporadas trabajando en el campo, creó unas milicias, echó de
su comarca a los que pensaban contrario a él o los hizo prisioneros,
pagaba a sus trabajadores con vales que servían de muy poco, porque los
alimentos escaseaban y multiplicó las prisiones para todo aquél que se
colocaba fuera de la ley, cazando en los bosques Sherwood y Yorkshire de
su propiedad.
El final de este inspirador de leyendas, literatura infantil, operetas,
dramas, películas y programas de televisión, no fue nada bueno. Al cabo
de casi medio siglo, como era muy poco lo que Robin le ofrecía a su
gente, la gente comenzó a cazar ilegalmente, hasta que medio pueblo fue
a prisión por sustraer de los bosques de Robin Hood lo necesario para vivir.
Al cabo del tiempo y empeñado en demostrar que sus ideas políticas eran
las más justas y verdaderas, Robin trató de que todo fuera como antes:
volverían los escolares al campo, trató de revitalizar el trabajo
voluntario, porque pagar horas extras no podía, y armó con mejores arcos
y flechas a sus más fieles seguidores, para que la balada final no
representara un verdadero desastre.
Es por eso que la balada final de Robin… (como ya todos se la saben,
mejor no la cuento). En estos tiempos cualquiera conoce las historias de
las grandes torres y los sólidos muros que se desploman ante el ansia de
libertad y prosperidad.
Sólo les diré, como nota curiosa, que prácticamente todos los súbditos
de Robin Hood, más pobres que antes, comenzaron a realizar fullerías
hasta convertirse en expertos fulleros. Me dicen al oído que tal vez se
trató de una maldición gitana, enviada desde lejos por alguien que una
vez él llamó así.
No comments:
Post a Comment