Danger quiere decir peligro
Juan González Febles
LA HABANA, Cuba - Mayo (www.cubanet.org) - El primer machetazo lo
recibió en el hombro. El corte avanzó hasta el hueso seccionando algunos
tendones. El segundo en la cabeza. Pudo haber sido mortal. No lo fue,
debido a que con quince años, el brazo no tiene la fuerza que hace falta
para matar. Falta fuerza, aunque sobre pasión y razón…
Vicente Fernández Hernández vivirá marcado por cicatrices que serán su
estigma. Marcas deshonrosas que lucirá como cicatrices de cantina o lo
que es peor: cicatrices conseguidas en trajines de matón al servicio de
un estado patrón y fracasado.
Danger también tendrá las suyas. Por lo pronto ya conoce el sistema de
cárceles y prisiones de Cuba. ¡Pobre!
Ciertamente, el director municipal de viviendas en el municipio de Bahía
Honda, en Pinar del Río, nunca podrá enorgullecerse de haber maltratado
a una mujer y a sus dos hijos de 13 y 15 años respectivamente. Pagó con
su pellejo vil, al menos en parte.
Un desalojo en tiempos de un gobierno dictatorial tiene mucho de
episodio medieval. Concurre la falta o la violación del derecho
constitucional a la propiedad personal. Concurre la patética indefensión
del ciudadano ante un estado que renunció a la compasión.
Vicente Fernández Hernández dirige el organismo estatal que rige la
vivienda en el municipio de Bahía Honda, en Pinar del Río.
Como es harto conocido, el Instituto Nacional de la Vivienda goza del
más alto rating de corrupción a todos sus niveles jerárquicos en Cuba.
Goza del dudoso honor de ser uno de los más destacados en la práctica
del nepotismo y el favoritismo más ramplón.
Lidia Ester Cordero López es enfermera y madre de dos hijos. El menor
tiene trece años y es minusválido. Se llama Dariel Miranda Cordero. Su
hermano es mayor y tiene quince años. Se llama Danger Miranda Cordero.
Quizás en alguna oportunidad leyó en La Edad de Oro cómo José Martí se
refería orgulloso a los niños que cuidan a sus hermanas y a sus madres
"para que nadie se las ofenda".
La casa de Lidia fue declarada en "derrumbe total". Tuvo que abandonarla
sin permiso. Un vecino compasivo le cedió la suya y partió al norte, a
USA a realizar su sueño. ¡Donde mejor! No olvidar que Bahía Honda es una
humilde localidad costera situada a unos 100 Km. de distancia de La
Habana. Allí, como en el resto del país, la gente, para soñar, prefiere
hacerlo en inglés. Todo, quien lo duda, gracias a la revolución de los
hermanos Castro y sus 27 familias, comprometidas en la lucha y
emparentadas entre sí.
En Cuba, los cubanos no pueden disponer de la casa que poseen
legalmente. Esta propiedad personal, este bien patrimonial, le es
usurpado al ciudadano, en interés del estado patrón y usurero. Por
tanto, Vicente Fernández, en su condición de director municipal de
Viviendas, se personó con varios agentes de la Policía Nacional
Revolucionaria (PNR) para desalojar a Lidia y sus dos hijos menores.
La irrupción en la humilde vivienda, situada en la calle 21 entre calles
26 y 28 en el Barrio de Montaña, fue violenta. Vicente, según relatan
varios testigos, fue singularmente enérgico. Apartó de un empujón al
pequeño Dariel, que se aferraba al televisor y a su madre, para conminar
con su ejemplo a los policías que actuaban sin entusiasmo. Los vecinos
protestaron indignados. La policía tuvo que dividir sus fuerzas y dejar
una parte de sus efectivos en la casa, mientras otro grupo de
uniformados salió a neutralizar a los enfurecidos vecinos.
Quizás fue ese el momento en que regresó Danger. Lo hizo empuñando un
machete. Ningún policía le disparó como pidió Vicente. Quizás lo
conocían y no son muchos los dispuestos a disparar contra un niño de
quince años.
Lograron sacar el machete de sus manos cuando se disponía a asestarle un
tercer machetazo a Vicente. Qué cosa. Danger no hizo más que defender a
su madre y a su hermano, pequeño y minusválido, de quien les maltrataba
y ofendía. No hay que olvidarlo, también en Cuba Danger quiere decir
peligro.
jgonzafeb@yahoo.com
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