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Thursday, November 30, 2006

Presidio cubano: emblema de un fracaso (II parte y final)

PRISIONES
Presidio cubano: emblema de un fracaso (II parte y final)

Oscar Mario González

PRISION 1580, LA HABANA - Noviembre (www.cubanet.org) - Las prisiones
del mundo son crueles porque privan al hombre de su libertad, y al
hacerlo, quiebran el mayor tesoro del ser humano. Sin libertad la
existencia es insípida. Sólo los argumentos de justicia y protección a
la sociedad parecen justificar el encarcelamiento.

Las cárceles cubana poseen el triste privilegio de algunas crueldades
propias del esquema totalitario que rige la vida y milagro del
ciudadano. Tutelaje que se inicia en el momento en que se nace en el
hospital que determinan las autoridades. A esta última circunstancia no
escapan los pejes gordos, que por deseo propio del difunto y decisión de
la nomenclatura, prefieren ser velados en la funeraria de Calzada y K,
del Vedado, orgullo de la antigua burguesía cubana y de los miembros de
la nueva clase. De la funeraria al cementerio de Colón no hay más que un
pasito.

Uno puede pensar que por encontrarse tras las rejas descansará del
"teque", de la cháchara propagandística y del lavado de cerebro. No es
así. Hasta las cárceles del régimen llega el mensaje revolucionario
durante el matutino nuestro de cada día donde, entre otras cosas
sueltas, se alude a la efemérides del día, de acuerdo con las
prioridades e intereses ideológicos. Frente a las nutridas filas de
reclusos debidamente formados, se alzan otros presos que, en calidad de
"activistas", reseñan los logros alcanzados, los crímenes del
imperialismo yanqui en Irak, y los de Israel contra los pacíficos
palestinos. Delincuentes devenidos en agitadores políticos; críticos
mordaces de la víspera, cuyas diatribas contra Bush y la Comunidad
Europea los identifica como verdaderos "gusanos rojos".

También circulan, ocasionalmente, comunicados de apoyo a los
pronunciamientos del máximo líder, que recaban la firma aprobatoria de
la población penal. La firma es "voluntaria", pero nadie se niega a
ofrecerla, pues por muy preso que seas, y por muy delincuentes que
muchos resulten, saben que dejar de firmar equivale a meterse en las
patas del diablo. Así pues, la mano homicida, avezada en el navajazo y
la puñalada, estampa su rúbrica para apoyar lo que siempre dice
"condenar", para no meterse en camisa de once varas. Para no complicarse
la vida.

Así como fuera de la prisión se vive bajo un permanente aguacero
ideológico, y sobre una permanente avalancha política, en el presidio
cubano son frecuentes las actividades político-culturas, con el
agravante de la imposible escabullida, pues en aguas tan densas no es
posible tampoco la zambullida.

Un hecho que como otros muchos desdice la cacareada igualdad racial
preconizada por el régimen, tiene que ver con la cantidad de negros y
mestizos que llenan las cárceles. El 85 por ciento de los reclusos
cubanos pertenece a la raza negra. Quizás la evidente discriminación
racial del presidio cubano sólo sea superada por la industria turística.
Pero en este caso a favor del blanco.

De cada 10 cubanos encarcelados dos o tres extinguen sus condenas por el
insólito delito de "peligrosidad". Esta antijurídica figura delictiva
niega el principio de presunción de inocencia, y está destinada a
encarcelar a todo individuo que resulte molesto a las autoridades,
principalmente a opositores pacíficos.

De los once presos políticos que he conocido en prisión, sólo dos
teníamos causa política. Los nueve restantes se encuentran presos por
"peligrosidad". Esta jugarreta, oculta bajo el velo de la legalidad,
constituye un enorme recipiente donde el gobierno echa todo lo que le
resulte inconveniente. Todo lo que obstruya el flujo totalitario.

Se trata de una gran pocilga, donde se nutren y ceban las bajas pasiones
y los instintos de los jefes de sector de la policía, directivos de los
Comités de Defensa de la Revolución, y otros tantos que en nuestra
desdichada nación utilizan su poder e influencia para saciar oscuras
pasiones.

N. del ed.: Esta crónica fue escrita por Oscar Mario González antes de
ser excarcelado el 20 de noviembre, tras 16 meses de encierro durante
los cuales no fue sometido a juicio.

http://www.cubanet.org/CNews/y06/nov06/30a8.htm

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