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Saturday, May 24, 2008

El poder del símbolo

Represión
El poder del símbolo

Hace ya 36 años que el dirigente cívico Pedro Luis Boitel murió en
prisión tras casi dos meses en huelga de hambre.

Raúl Rivero, Madrid | 23/05/2008

Es una presencia inmaterial. Un nombre que aparece en todas las cárceles
de Cuba desde hace 36 años: Pedro Luis Boitel. El santo y seña que usó
en su vida de sólo 21 años el líder estudiantil muerto en la prisión de
El Príncipe, tras una huelga de hambre, en mayo de 1972.

Había sido electo presidente de la Asociación de Estudiantes de
Ingeniería de la Universidad de la Habana y su enfrentamiento a la
dictadura de Fulgencio Batista lo hizo salir al exilio en Venezuela.

A su regreso a Cuba, en 1959, volvió a la Universidad y, unos meses
después, fue condenado a 10 años de cárcel porque ya había iniciado su
lucha cívica contra la otra dictadura.

Por su rebeldía, por su posición vertical en las galeras y por la
esencia misma del régimen, Boitel no fue puesto en libertad cuando
cumplió la condena. Ese hecho y las condiciones en que viven los presos
políticos, los malos tratos y el ensañamiento de los carceleros, lo
llevaron a una huelga de hambre de 53 días y a la muerte.

Todas las generaciones de cubanos que han pasado por el presidio
político han mirado y miran para aquella celda donde murió en silencio.
Su figura es la fuerza de quienes tienen que pasar por esa franja del
infierno. Su nombre tiene un significado para los prisioneros y otro
para los verdugos.

Desde la década de los noventa, José Luis Pérez (Antúnez) y su familia,
junto a otros prisioneros y ex prisioneros, fundaron la agrupación
Presidio Político Pedro Luis Boitel.

Ahora, esa institución recuerda la muerte del líder estudiantil con
campañas de homenaje y con trabajos de apoyo a los que siguen en las
cárceles (más de 200 cubanos) en condiciones similares a las de los
tiempos que tuvo que padecer Boitel.

A esta hora compleja en la que magos de cursos de emergentes, brigadas
de simuladores rápidos y ciegos con espejuelos mandados a graduar en las
ópticas del Partido Comunista, quieren mostrar un proceso de cambios a
la fuerza, es importante no dejar de mirar de frente y seguir la vida
diaria de los hombres y mujeres del Presidio Político Pedro Luis Boitel.

Ellos están cerca de quienes más sufren. De los demócratas que salieron
a la calle sin disfraces a trabajar pacíficamente por los cambios
esenciales y verdaderos. Ellos, que conocen muy bien el color, el olor,
la inmensa noche de la cárcel, tienen que tener el respaldo permanente y
la credibilidad intacta. Ellos están allí.

Las fechas puntuales y los aniversarios sirven para generalizar el
recuerdo. Los presos políticos de Cuba tienen una relación diaria (sobre
todo en momentos graves y peligrosos) con el joven dirigente cívico que
el 25 de mayo de 1972 se quedó muerto en una celda.

Los carceleros y sus jefes conocen también el símbolo. No han visto su
foto, ni han escuchado nunca el testimonio de Sara Abrahantes, la madre
de Boitel. Pero ellos conocen el poder de su nombre.

Esta es una nota escrita para recordar a quienes el gobierno quiere que
olvidemos: los presos políticos, la oposición interna, el Presidio
Político Pedro Luis Boitel.

Una nota que pasa por la celda de Oscar Elías Biscet y por la de Víctor
Rolando Arroyo. Por la de Adolfo Fernández Saínz y Normando Hernández.
Por cada rincón de las 300 cárceles de la Isla donde todavía respiran
esos hombres.

http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/el-poder-del-simbolo-86311

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