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Friday, April 14, 2017

El tin justifica los medios

El tin justifica los medios
BORIS GONZÁLEZ ARENAS | La Habana | 14 de Abril de 2017 - 11:38 CEST.

Era el 7 de julio de 2013, transcurría la Primera Sesión Ordinaria de la
VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular en el Palacio
de Convenciones y Raúl Castro leía un discurso sui géneris. La prensa
cubana lo reproduciría dos días después con el título "La pérdida de
valores éticos y el irrespeto a las buenas costumbres puede revertirse
mediante la acción concertada de todos los factores sociales".

Más de uno debe recordar esta joya de la axiología castrista, o
filosofía de la conducta del comandante sustituto. Era un conjunto de
llamados de atención emitidos por Raúl Castro a la sociedad cubana
acerca de nuestras fallas de comportamiento, entre las que se encontraba
"gritar a viva voz en plena calle, el uso indiscriminado de palabras
obscenas y la chabacanería al hablar".

Señaló el "deterioro real y de imagen de la rectitud y los buenos
modales de los cubanos", y llegó a emitir que un levantamiento realizado
por el Partido y los órganos de Gobierno había arrojado la cifra de 191
fenómenos negativos. La lista citada, que habría sido un magnífico
material de estudio para nuestro maleducado pueblo, lamentablemente
nunca fue publicada. Finalmente, en un tono que se me antojó amenazador
entonces y vuelve a hacerlo ahora, afirmó que "se ha abusado de la
nobleza de la Revolución, de no acudir al uso de la fuerza de la ley,
por justificado que fuera, privilegiando el convencimiento y el trabajo
político, lo cual debemos reconocer que no siempre ha resultado suficiente".

Lo hilarante del evento solo se equipara, en mi opinión, a las
intervenciones de nuestro jefe de Estado en los días que Barack Obama
visitó nuestro país, fundamentalmente en la memorable conferencia de
prensa conjunta.

He recordado aquel discurso a propósito de varios artículos leídos por
estos días en los medios de difusión oficiales, los cuales insisten en
reproducir un modelo de sociedad en el que los cubanos actuamos mal, por
más que el Estado realiza esfuerzos denodados por enmendarnos.

El artículo "El que mata la vaca y quien la deja morir" de Ronald Suárez
Rivas, luego de analizar la situación del ganado vacuno en Pinar del
Río, donde la masa ganadera decrece año tras año, afirma que esta
situación se experimenta "en contraposición a la voluntad estatal de
potenciar la producción de carne y de leche para reducir importaciones".
Añade poco después que la situación descrita es "un comportamiento
incomprensible, si se tiene en cuenta que en ese mismo periodo —entre el
2011 y el 2017— fueron entregadas en usufructo para la ganadería, en
este territorio, más de 24.400 hectáreas".

Se deduce del artículo de Granma que el Estado tiene voluntad y da
tierras para el mejoramiento ganadero; es el trabajador el que incumple.

Un artículo de René Tamayo León publicado en Juventud Rebelde, "Cuantos
más herrajes, más agua", introduce un elemento también bastante al uso:
el ciudadano como derrochador y truhán que impide los buenos resultados
de los esfuerzos estatales. Afirma en su introducción que "las cubanas y
los cubanos, aunque no tenemos mucha [agua], la gastamos bastante".
Luego califica de sustanciosa la política de producción y rebajas de
precios y, aunque la reconoce insuficiente, responsabiliza de que estos
"vuelen" de los mercados a revendedores que "acaparan los artículos más
exigidos bajo el manto protector de la complicidad… de no pocos
responsables de establecimientos...".

De este modo una población derrochadora queda atenazada en una red de
establecimientos menores que, asociados a revendedores inescrupulosos,
impiden que los ciudadanos puedan disfrutar los bienes que el Estado
facilita.

El Estado o los órganos de Gobierno quedan libres de responsabilidad en
la narración que de nuestros déficits cotidianos realizan los
periodistas oficiales.

En el mensaje que configuran estos medios de difusión, el ciudadano es
irresponsable, vago, derrochador y se asocia con fines propios de
crápulas. Si aparece Raúl Castro con un discurso en el que acusa a los
cubanos y cubanas de vulgares y maleducados, la intervención no causa
una indignación mayor porque el mismo mensaje es repetido continuamente
por nuestros medios de difusión.

En la época en que Pedro Luis Ferrer, por allá por los 90, resultaba
escandaloso con sus temas musicales, hubo uno especialmente popular. Se
llamaba "Amigo palero" y en él afirmaba el cantautor que conocía a
Masantín, pero "no a Mazzantini el torero, sino al que coge la masa y el
tin se lo da al obrero". Luego, afirmaba el cantautor, semejante
Masantín se justificaba negando que existiera el cielo, mentando a
"Carlos Marx, a Lenin y al mundo entero".

Lejos de informar, la función de nuestros medios es llegar una vez que
fueron repartidos el tin y la masa y, para garantizar la permanencia del
orden de cosas, cargar sobre los depositarios del tin la responsabilidad
por una suerte que no han escogido.

Source: El tin justifica los medios | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1492162721_30376.html

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