El hombre que no canta el himno nacional
FRANK CORREA | La Habana | 25 de Febrero de 2017 - 17:32 CET.
Pedro Figueredo Guerra, "Perucho", reside en Paquito Borrero número 254
entre Remus y 24 de febrero, Palma Soriano, Santiago de Cuba, y confiesa
que nunca canta el himno nacional.
"No soy testigo de Jehová", comenta. "Mi razón es otra: soy tataranieto
de aquel hombre que escribió sobre la montura de su caballo el himno de
Bayamo, que luego se convirtiera en el himno nacional cubano. Si vieras
cómo vivo y todo lo que he pasado en esta vida, me darías la razón.
Siento verdadera vergüenza de decir que soy su descendiente".
Perucho vive en una vivienda grande, deteriorada por el paso del tiempo
y la falta de mantenimiento. Hace más de una década está sin trabajo.
"Me gradué de ingeniero mecánico en el año 1976. Fui jefe de máquinas
en muchos barcos de la flota mercante. Pero en mis viajes por el mundo
conocí la tragedia del socialismo en muchos países europeos y comencé a
tener problemas por mis ideas, con los capitanes que solo pensaban en la
pacotilla y en adular a los superiores del Ministerio. Cuando llegó el
'Periodo Especial' y Cuba vendió la mitad de la flota para pagar sus
deudas, de la noche a la mañana quedamos sin trabajo miles de oficiales
y marineros".
A Perucho lo enviaron a trabajar en un establecimiento de venta de
pescado, llamado Mercomar, donde también tuvo inconvenientes. "No podía
corromperme, de ninguna manera, ¡imagínate!, yo, un tataranieto de
Perucho Figueredo, el autor del himno nacional, robándome los pescados
de la población. O regalándoselo a los policías para congraciarme. ¡No!
¡De ninguna manera! Por eso me sacaron del trabajo".
En la calle sobrevivió con sus conocimientos de mecánica, arreglando
autos y motos para darle de comer a su familia. "No ganaba mucho, porque
cobraba barato. Y a veces hasta trabajaba de gratis, porque sé que la
gente está jodida, como yo, y nunca voy a ser ni un aprovechado ni un
explotador".
Lo poco que gana Perucho lo emplea para alimentar a su familia,
compuesta por tres hijos, su hermana y su madre enferma. "Mi familia es
de lucha y patriota de verdad. Mi madre Tomasa fue mensajera de la
columna 'Antonio Guiteras', comandada por Huber Matos. Cumplió
importantes misiones y participó en numerosos combates. ¿Y que tú crees
que pasó cuando acabo la guerra? Te lo diré: luchar junto al comandante
Huber Matos más que una hazaña fue un estigma. El único trabajo que
encontró mamá, fue de empleada en una cafetería".
Pedro Figueredo firmó en 2003 el Proyecto Varela, presentado a la
Asamblea Nacional por el fallecido Oswaldo Payá Sardiñas, que solicitaba
al Gobierno la celebración de un plebiscito. Eso le costó cuatro años de
prisión en el centro correccional El Caguayo, en Dos Caminos de San
Luis. Una escaramuza fabricada por la policía política como represalia a
sus ideas políticas, que también arrastró a la cárcel a su hijo Pedro
Michel.
"Mamá tiene 95 años y todavía conserva el mismo espíritu de combate de
su bisabuelo, el patriota mambí. Y aquel temple de la tropa mística del
comandante Huber, que derrotó a la tiranía de Batista a tiro limpio.
Pero está muy enferma y triste por la vida de penurias que lleva. A
veces no tiene ni sus medicamentos. La alimentación está hoy más cara
que nunca y el día entero se va en luchar la comida. Otra cosa, aquí
en Palma Soriano hay un grave problema con el agua, que llega cada 24
días. El resto del mes tenemos que comprar pipas, a 100 pesos, cuando
aparecen. ¿Tú crees que con todas esas vejaciones y desengaños, yo puedo
enaltecerme de ser un descendiente del hombre que escribió el himno
nacional? No. Para mí es solo una canción. Cuando la escucho bajo la
cabeza y pienso en otra cosa, para no llorar".
Source: El hombre que no canta el himno nacional | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1487932939_29199.html
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