Un paseo por los alrededores de la embajada de EEUU en La Habana
FERNANDO DÁMASO | La Habana | 14 Ago 2015 - 8:11 am.
Hoy, 14 de agosto, en el hermoso edificio que en el año 1952 se 
construyera para sede de la Embajada de los Estados Unidos en La Habana, 
volverá a ondear la bandera de las barras y las estrellas, ausente 
durante más de 50 años.
El entorno del mismo, ubicado en el Malecón habanero, en la parte baja y 
considerada más moderna de El Vedado de los años 50, es muy diferente al 
de la época de su inauguración. Las bellas mansiones y viviendas, 
carcomidas por el tiempo y la indolencia, se han convertido en ruinas o 
ciudadelas, los edificios están faltos de mantenimientos, las calles y 
las aceras rotas y la suciedad y el abandono proliferan por doquier, a 
pesar de que en estos días las autoridades se han dado a la tarea de 
higienizar un poco la zona.
El edificio de la embajada, como ningún otro, ha sido víctima de las 
sucesivas histerias políticas: mítines y concentraciones de repudio, 
marchas del "pueblo combatiente", vigilias, vallas ofensivas, conciertos 
antiimperialistas y muchos otros engendros ideológicos.
El bello parque que tenía al frente, en un momento de "exaltación 
patriotera", fue demolido y, en su lugar, se levantó el adefesio 
arquitectónico denominado Tribuna Antiimperialista José Martí, más 
conocido popularmente como "El Tontódromo", con una ridícula estatua del 
Apóstol con un niño en brazos, señalando hacia el inmueble con dedo 
acusatorio.
Los habaneros siempre han dicho que Martí no acusa, sino que le indica 
al niño dónde es que dan las visas para viajar a "la Yuma".
Por si no fuera suficiente, se agregó un llamado Monte de las Banderas, 
con enormes astas coronadas con banderas negras primero, y después 
también con banderas cubanas, cuyo único objetivo fue impedir que la 
población leyera las noticias y mensajes que se exponían digitalmente en 
la fachada del  edificio.
Aunque algo alejado del inmueble, debe recordarse que el monumento a las 
Víctimas del Maine, en los primeros años de la década del 60, también 
fue objeto del "vandalismo revolucionario", cuando se derribó el águila 
de bronce que lo coronaba, fragmentándose en la caída, cuya cabeza se 
encuentra en manos de las autoridades norteamericanas, mientras el 
cuerpo lo custodia el Historiador de La Habana en el Museo de la Ciudad.
El que fuera un entorno de paz y tranquilidad, agradable a los 
transeúntes y a los vecinos, con los avatares políticos, se convirtió en 
uno de violentas confrontaciones, algo que, por cierto, no sucedió con 
el inmueble del Gobierno cubano ubicado en la Calle 16 en Washington, 
donde el día 20 del pasado mes de julio se izó la bandera nacional.
Si no fuera pedir peras al olmo, sería deseable que el entorno habanero 
de la embajada de EEUU volviera a su estado original, retirando las 
antiestéticas y corroídas astas de las banderas, demoliendo "El 
Tontódromo" y retirando la estatua de Martí. También, uniendo las dos 
partes del águila, ésta debería ser restituida  en lo alto de las columnas.
Tal vez esto, a pesar de algunas exigencias absurdas y consignas 
obsoletas, fuera una buena señal de madurez política y de que algo 
realmente está cambiando.
Source: Un paseo por los alrededores de la embajada de EEUU en La Habana 
| Diario de Cuba - http://www.diariodecuba.com/cuba/1439532718_16325.html
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