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Wednesday, August 26, 2015

De intransigencias e hipercriticismos

De intransigencias e hipercriticismos
agosto 26, 2015 2:53 am·

Arroyo Naranjo, La Habana, Luis Cino, (PD) El pasado 14 de agosto, como
era de esperarse, no hubo opositores en la inauguración oficial de la
embajada de los Estados Unidos en La Habana. No fueron invitados. Tal
vez le remordiese un poquito la conciencia a los anfitriones, pero no
iban a arriesgarse a provocar una pataleta del régimen que quitara
brillo a la ceremonia. Los norteamericanos confiaron en que los
opositores se mostrarían comprensivos, aceptarían resignados que aquella
ceremonia fue una cosa entre gobiernos y que se conformarían con una
discreta reunión posterior de bajo perfil con el secretario de Estado
John Kerry, en la que no importunaran con su presencia a los
representantes del régimen, que no iban a estar por todo aquello.

Sucede que casi nunca las cosas discurren como el gobierno
norteamericano espera. Un sector de la oposición, el más reprimido, el
que lleva años y particularmente los últimos 17 domingos pulseando con
los esbirros de la policía política, enfrentado a golpizas y arrestos
por reclamar la libertad de los presos políticos y el derecho a la
protesta ciudadana en las calles, no aceptó la solución salomónica de
los norteamericanos, se sintieron ninguneados y a lo que interpretaron
como un desaire, respondieron con otro, al declinar la invitación al
encuentro con Kerry en la residencia del embajador norteamericano.

Tal actitud de las Damas de Blanco y de los activistas de la oposición
que las apoyan, que se puede interpretar, según el grado de pasión que
uno ponga en el asunto, como un acto de dignidad o como una descortesía
torpe que solo contribuirá a aislarlos, ha motivado severos y por lo
general, muy injustos comentarios de algunos analistas de los asuntos
cubanos radicados en Miami, como Arnaldo M. Fernández, Jorge Dávila
Miguel y Alejandro Armengol, que cada vez son más escépticos y críticos
con la disidencia, ninguna de cuyas acciones –o falta de ellas- les
parece apropiada.

Jorge Dávila Miguel en su artículo Una bandera conflictiva, publicado en
Cuba Encuentro el pasado 5 de agosto, predijo, más de una semana antes
del izamiento de la bandera en la embajada norteamericana en La Habana,
que los opositores no serían invitados al acto, lo que según él, habría
sido "una soberana equivocación" y expuso sus razones para rebatir a los
que consideraban que "lo normal" hubiese sido invitarlos.

Al hacer comparaciones para explicar por qué no podían estar los
opositores en la ceremonia, por mucho que intentara Dávila Miguel salvar
las grandes distancias existentes, no lo consiguió cuando aludió a la
Hermandad Musulmana que no es invitada en El Cairo. ¿Será que considera
que Berta Soler, Antonio Rodiles y Ángel Moya están a un pasito de
convertirse en extremistas dados a la violencia sectaria?

A muchos de estos analistas hipercríticos que no escatiman los dardos
envenenados en sus comentarios, parece disgustarles mucho que aun
respire la oposición prodemocrática-la de verdad, quiero decir, no los
sucedáneos de ella- que no ha logrado ser vencida y borrada a pesar de
sus desavenencias, sus errores y su evidente descolocación en el
escenario actual.

A esos opositores de barricada, los hipercríticos les auguran el fin del
apoyo norteamericano, o al menos, su readecuación al mínimo, en términos
que no sean urticantes para el régimen castrista, y por tanto, los
animan a moderarse, bajar el tono, buscar acomodo en los estrechos
resquicios legales del régimen, y por si acaso, a tener preparada la
bandera blanca, que bien poco falta para que les insten a la rendición
incondicional y a dejarlo todo a la voluntad de Raúl Castro, la
biología, el paso del tiempo, o a la buena de Dios, como diría el
siempre obsecuente cardenal Jaime Ortega.

"El elenco opositor tendrá que cambiar, inexorablemente, tanto sus
actores como sus guiones", dictamina Dávila Miguel. Y lo deja a uno en
eso, sin sugerir, si no son los disidentes de siempre y los de ahora
mismo, quiénes serán los más indicados para ocuparse del casting y de la
re-escritura del guión de la película entre melodrama rosa y
catastrofista que nos espera, con los yanquis recibiendo conformes y
diciéndole OK al capitalismo de estado militarizado, timbirichero y sin
libertades políticas, que propugna el régimen como si fuera un portento
irresistible.

"La oposición cubana será estrictamente nacional, o no será", advierte
terminantemente Dávila. Y uno se queda pasmado: ¿Quién diría que no lo
es? ¿Granma o Cuba Debate?

De cualquier modo, el cordón umbilical al que alude Dávila, supongo que
ya lo dé por cortado, o al menos, pendiente de un hilito, con tantas
perretas y tirones de puertas de ciertos opositores, que últimamente, en
contraste con la empalagosa babosería pro-norteamericana masiva que hay
hay en Cuba luego del izamiento de la bandera y la visita de Kerry, se
muestran, de tan adversos al engagement de Obama, casi tan soberbia y
empecinadamente anti-yanquis como Fidel Castro en sus buenos tiempos.

Ya se sabe: los cubanos, o no llegamos o nos pasamos…

Si se mira objetivamente, el problema es que tanta intransigencia aleja
de los intereses de la mayoría de la población cubana tanto al sector
más radical de la oposición como al régimen. Ambos bandos, distantes de
la realidad y en minoría, se desempeñan, como dice Dávila Miguel, cual
si estuviesen en un frente de batalla. Y eso, a no muy largo plazo,
resultará desastroso para todos.
Para Cuba actualidad: luicino2012@gmail.com; Luis Cino

Source: De intransigencias e hipercriticismos | Primavera Digital -
http://primaveradigital.net/de-intransigencias-e-hipercriticismos/

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