La miseria de los millones
ORLANDO LUIS PARDO LAZO | Providence | 2 Mar 2015 - 10:14 am.
'Gracias, Paris Hilton. Gracias, Naomi Campbell. Ha sido un pequeño paso 
para el ser humano, pero ciertamente será un gran paso adelante para la 
humanidad.'
¿Adónde irán corriendo los millonarios yanquis tan pronto puedan 
reconquistar económicamente a Cuba? ¿Adónde están corriendo ya hoy, 
cuando este o aquella se escapan hacia la Isla entre las grietas legales 
del embargo norteamericano contra el castrismo?
La respuesta es tan elemental que puede resultarnos decepcionante. La 
mente de los millonarios es así: mediocremente predecible, a pesar de su 
millonaricidad. Los millonarios yanquis van a donde fueron siempre los 
yanquis: a coquetear con el poder, a hacerse cosquillitas codo a codo 
con los cómplices de ese poder, más allá de ideologías y crímenes y esas 
estupideces al margen de lo económico.
El dinero decide. La libertad de los cubanos, como el cielo, bien puede 
esperar otros 56 años.
Y nadie los podría culpar. Los millonarios también tienen derechos 
humanos y hay que respetárselos. Por ejemplo: la ostentación de sus oros 
en una atmósfera de despotismo que los acuna, haciéndolos sentir así 
impunes hasta el infinito, lo cual es extremadamente excitante. Se llama 
sadomaterialismo dialéctico. Y es no solo orgánico, sino también orgásmico.
Las excelentes excéntricas de Paris Hilton y Naomi Campbell no han sido 
ni serán las excepciones al poner un primer pie en La Habana. De suerte 
que ambas supermodelos compitieron entre sí para hacerse sus selfies 
supersolventes con las sobras zoocialistas de la Revolución. Clic, 
flash, twit, instagram.
Paris Hilton, cuyo abuelo Conrad tenía la franquicia del Habana Hilton 
que le fue expropiado a la fuerza por Fidel Castro décadas atrás, posa 
de pronto ante el hotel como si de otro planeta se tratara, y encima va 
a sonreírle al clan familiar de los descendientes dinásticos, los mismos 
que hoy cocinan como capos una autotransición en Cuba hacia el 
capitalismo de Estado: Fidel Castro Díaz-Balart (hijo del tirano 
retirado Fidel Castro Ruz), Deborah Castro Espín (hija del actual tirano 
Raúl Castro Ruz) y Fidel Castro Smirnov (hijo de Fidel Castro Díaz-Balart).
Esta cacofonía de Castrolandia 2.0 es un set cínico de cine mucho más 
glamuroso que las pobretonas pasarelas del Hollywood superstar. Y es que 
el horror siempre es muy rentable en términos de guión y casting. En 
este caso, de Castring…
Naomi Campbell le cayó a piñazos y a fuckyous a un reportero que la 
esperaba a la salida del Hotel Nacional. Su maquillaje de Barbie de la 
barbarie en todas las fotos parece una exageración de momia mulata del 
Período Castrozoico. El sol de Cuba y la falta de aire acondicionado no 
perdonan a nadie. Mientras, Paris se retrataba con tabacos titánicos en 
poses medio falsas y medio fálicas, siempre con su expresión entre 
arrogante y hastiada de quien desea cobrar y largarse de vuelta a la 
civilización.
Por supuesto, dado que Naomi Campbell era tan amiga de Hugo Chávez como 
lo fuera Oliver Stone, también recorrieron la miseria en este tour al 
totalitarismo: esas ruinas estetizadas que tanto atraen al tedio del 
Primer Mundo y a la bulimia de la academia norteamericana. Mientras que 
Paris se retrata en una plaza pop del puerto podrido de combustibles y 
heces fecales de la bahía de La Habana.
Como hadas mediáticas, todo lo que tocan estas dos divas lo trocan en 
titular, no importa que en Cuba toda la prensa sea un monopolio del 
Partido Comunista (el único legal). Como princesitas de plástico, a su 
paso ambas van dejando el halo de hetaira de un cometa de hielo 
histriónico.Y el pueblo de Cuba les agradece el espectáculo que los saca 
de su inercia disciplinaria, mientras que el exilio cubano se cae de 
culo entre la indolencia y la indignación.
Cuanto antes los Estados Unidos quiten unilateralmente el embargo 
financiero y comercial contra la gerontocracia de La Habana, mejor: los 
millonarios yanquis lo están exigiendo incluso con sus mejores mujeres 
entre el proselitismo y la plusvalía y otras p improcedentes. A falta de 
democracia —ese demonio ya demodé—, cuanto antes la Casa Blanca legitime 
a la dictadura cubana como una dictacracia decente, mucho mejor.
Gracias, Paris Hilton. Gracias, Naomi Campbell. Ha sido un pequeño paso 
para el ser humano, pero ciertamente será un gran paso adelante para la 
humanidad. Porque, paradójicamente, es en un país de capitales 
comunistas donde por primera vez, en toda la Latinoamérica resentida y 
antinorteamericanista, se oye el grito grosero de: "¡Yanquis, come home!"
Source: La miseria de los millones | Diario de Cuba - 
http://www.diariodecuba.com/cuba/1425256282_13162.html
 
 
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