Escritores, Literatura Cubana, México
"La autocensura es el pecado que arrastrará un escritor toda la vida"
Entrevista al poeta, cuentista y novelista Félix Luis Viera, residente 
en México
Juan Carlos Romero, Girona | 07/08/2014 11:11 am
Félix Luis Viera nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945.
Ha publicado los libros de poemas: Una melodía sin ton ni son bajo la 
lluvia (Premio David de Poesía de la UNEAC[1] 1976, Ediciones Unión 
Cuba); Prefiero los que cantan (1988, Ediciones Unión, Cuba); Cada día 
muero 24 horas (Editorial Letras Cubanas, 1990); Y me han dolido los 
cuchillos (Editorial Capiro, Cuba, 1991) y Poemas de amor y de olvido 
(Editorial Capiro, Cuba, 1994).
Los libros de cuento: Las llamas en el cielo (Ediciones Unión, Cuba, 
1983); En el nombre del hijo (Premio de la Crítica 1983, Editorial 
Letras Cubanas, nueva edición 1988) y Precio del amor (Editorial Letras 
Cubanas, 1990, finalista del Premio de la Crítica 1991).
Las novelas Con tu vestido blanco (Premio Nacional de novela UNEAC 1987, 
Premio de la Crítica 1988, Ediciones Unión, Cuba), Serás comunista, pero 
te quiero (Ediciones Unión, Cuba ,1995);Un ciervo herido (Editorial 
Plaza Mayor, Puerto Rico, 2003, Editorial Eriginal Books, Miami, 2012) y 
la novela corta Inglaterra Hernández (Ediciones Universidad Veracruzana, 
1997).
Su libro de cuentos Las llamas en el Cielo es considerado un clásico en 
su país. Sus creaciones han sido traducidas a varios idiomas y se han 
publicado en antologías en Cuba y el extranjero. En su tierra natal 
recibió diversos reconocimientos por su trabajo en favor de la cultura. 
En Italia se le conoce por su novela Un ciervo herido, editada con el 
título El trabajo os hará hombres (L'Ancora del Mediterráneo, 2008), que 
aborda el tema de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la 
Producción), en realidad campos de trabajo forzado que existieron en 
Cuba, de 1965 a 1968, a donde fueron enviados supuestos desafectos a la 
revolución castrista, como religiosos de diversas filiaciones, 
desempleados, homosexuales y otros. Esta novela, con buena acogida de 
público y crítica, ha circulado en varios países de habla hispana y en 
Miami.
En 2010, Félix Luis Viera publicó en México El corazón del rey, novela 
que incursiona en la década de 1960, cuando en Cuba se establecía la 
llamada revolución socialista, y que expone el mundo marginal de esa 
época. Ese mismo año dio a la luz el poemario La patria es una naranja 
(Ediciones Iduna, Miami), publicado posteriormente en Italia por 
ediciones Il Flogio y merecedor de uno de los Premios "Latina en 
Versos", otorgados en aquel país.
Desde 1995 reside en la ciudad de México, donde ha impartido cursos y 
talleres literarios y ha colaborado con diversas publicaciones.
Es ciudadano mexicano por naturalización.
CUBAENCUENTRO entrevistó a Viera —quien es también colaborador habitual 
de esta publicación— para conocer sus opiniones sobre, entre otras 
cosas, el arte de la novela y de la vida.
¿En qué momento decidiste que querías escribir?
Félix Luis Viera (FLV): Desde niño fui muy propenso a, digamos, la 
palabra, a su valor, a la semántica, al sentido figurado. En fin, 
analizaba todo lo que veía escrito, quizás eso era el germen de lo que 
vendría luego. Quizás... Permanecía mucho tiempo observando las 
palabras, pensándolas, medio embobado. Me gustaba escribir las frases al 
revés de como lo hacía la maestra, a ver qué pasaba.
Bueno, yo no creo que uno decida ser escritor. Banquero, dictador, 
estafador o algo así, sí. Más bien, pienso, es la creación literaria, y 
cualquier otro arte, el que decide tomarte, ahí viene, tú no lo decides, 
ella te encuentra.
Desde muy joven, entonces, sentí —no decidí— que ese era el camino que 
debía tomar. Desde muy joven, pero no pocos avatares me obligaron a un 
proceso de autoformación lento, con el viento en contra, diríamos. 
Lamentablemente.
Es decir, como sí afirman otros, no leí a Ezra Pound a los siete años de 
edad, ni a Thomas Mann a los 10 ni me sabía El Quijote de memoria a los 
11. Tampoco, desafortunadamente, recitaba de memoria a Lope de Vega a 
los 14 ni cuestionaba a Emmanuel Kant a los 16.
¿Qué le aporta la escritura y la literatura, piensas que vale todo en la 
literatura?
(FLV): Bueno, me aportan lo mismo, creo, que puede aportar a un albañil 
levantar una pared. En el supuesto de que esa pared, para el albañil, le 
resulte algo existencial.
No sé bien qué es "vale todo" en este caso. Creo que lo que vale en la 
literatura es realizarla lo mejor posible. Y ser honesto. Ser honesto 
porque en la ficción literaria se puede mentir, ya lo sabemos. Mentir en 
directo o por omisión, diríamos. Si bien la mano del autor, aunque no se 
note —no debe notarse— esté presente en la obra, guiada, 
indiscutiblemente por su ideología, el punto de vista o lo que fuere del 
creador. Pero en todo caso, una novela debe darle, de alguna manera, 
también la voz al otro; al "personaje negativo", al por qué lo es.
El escritor no es juez ni fiscal, ni es parte de la ley de los hombres. 
De modo que todo lo que lleva a cabo un ser humano, así sea la más 
grande vileza, tienen una razón, un origen, aun una argumentación. Así 
que el escritor no está para condenar a nadie, sino para buscar y 
exponer el porqué de determinada actuación.
Por ejemplo, la ley de los hombres tiene mucha razón al condenar a un 
violador de mujeres. No hay dudas, es un delito condenable, según la ley 
y lo justo (aunque la ley y lo justo casi nunca son lo mismo). Pero ese 
delito tiene una razón de ser, un por qué; el escritor existe para 
llegar a la entraña humana de la actuación de ese violador, no para 
condenarlo.
Es de todos sabido que una época determinada es investigada sobre todo 
por la creación narrativa, y poética, de cierto modo, que se 
desarrollara en la misma. O sea, se aprende más de esa época por sus 
novelas, sus cuentos, sus poesías, que por la historiografía 
correspondiente. La historiografía va a lo general; la "ficción" 
incursiona en lo esencial, lo cotidiano, el hombre con nombre y apellido 
y su tragedia; la historiografía no está apta para zambullirse en la 
amargura que provoca en una familia, digamos, el estado de cosas que la 
historiografía describe a grandes rasgos.
De este modo, mentir en la "ficción" es un hecho grave, porque una 
novela, pasado el tiempo, no se puede enmendar, un libro de historia, sí.
¿Qué es necesario para que una novela interese a los lectores?
(FLV): Tremenda pregunta, hay lectores y lectores, uno trata de 
realizarla lo mejor posible, pero como sabes, los segmentos de lectores 
pueden ser infinitos. De modo que una novela le interesa a un grupo de 
lectores, pequeño, grande, y a otros, pequeños, grandes, no.
El éxito de una novela, un libro de cuentos, un poemario tiene mucho que 
ver con los gustos y obsesiones de una época, independientemente de su 
mayor o menor calidad. Y ya sabes, los gustos de una época están 
condicionados muchas veces por infinitos factores, entre otros por la 
influencia de las universidades, la religión, la política, y asimismo 
por esas personas que por una causa u otra se han convertido en "la voz 
de la sociedad", "en la conciencia crítica".
De modo que éxito y calidad no van de la mano (creo que esto ocurre en 
todas la facetas de la vida); una gran novela puede tener menos éxito de 
público que otra, también buena, pero no tanto. En esto, además, tiene 
que ver el contenido, el asunto, el argumento; si bien solo con esto, 
pero sin buena factura estética, su efecto desaparece pronto.
Creo que una novela entretiene, educa, forma, modela, informa; de eso no 
hay dudas.
Pero así siguen surgiendo preguntas que nunca seremos capaces de 
contestar: ¿Qué es entretener?, ¿se entretendrá una ama de casa, un 
lector promedio, con la misma novela que un astrónomo, un científico 
literario? ¿No hay quien se entretiene, sin ser matemático, haciendo 
matemáticas? Figúrate, pedirle a un lector promedio-bajo que se 
entretenga con el Ulises de Joyce o con Paradiso o con Yo, el supremo es 
un crimen cualquiera, sadismo, tortura psicológica.
Pero sí doy por seguro que, si una novela no entretiene al lector, a ese 
lector determinado, la echa un lado, hasta la odia. Aparte de las demás 
virtudes antes dichas que pueda tener, y debe tener toda obra.
Pues ahí está la segunda parte de tu pregunta, es necesario que, sobre 
todo, entretenga; pero claro, se infiere de lo que he dicho antes, con 
que entretenga no basta.
¿Cuales son tus géneros favoritos en la lectura, sus autores y quiénes 
te han influido más?
(FLV): Todos los géneros. Todos. Como he tenido la suerte o la desgracia 
de escribir, mal o regular, los tres géneros, pues leo los tres (una 
labor deliciosa y a la vez agobiante). Eso sí, creo que el novelista, el 
cuentista, deben leer además poesía; en ella se encuentra el poder de la 
síntesis, la limpieza de la frase, el ritmo, etc.
Quizá esto suene un poco pesado, pero en mí han influido todos los 
autores que he leído, muchas veces me han influido más ciertos autores 
modestos, que los llamados clásicos. Y muchas veces me ha parecido que 
estos autores modestos... tienen más en la bola que los clásicos. Mira, 
antes, hace siglos, los escritores eran menos, de ellos salieron los que 
llamamos "clásicos antiguos", que sin duda lo son y debemos leerlos. 
Pero hoy sería una labor casi imposible "diagnosticar", deslindar los 
clásicos de las últimas décadas o del último siglo más o menos. De 
manera que para los investigadores es mejor, ¿por pereza?, dejar todo 
como está y seguir evocando por ejemplo, en el caso de la literatura 
española, a los del Siglo de Oro y sus adyacentes. Pero me pregunto: 
¿dentro de cuatrocientos años seguiremos remitiéndonos, solamente, a 
aquellos? Hummm...
¿A qué te dedicas cuando no escribes?
(FLV): Pues chico, a leer, a pensar... en escribir. Fuera de esas 
actividades inexorables como comer, dormir, etc., el tiempo restante, 
cuando no estoy escribiendo, se lo dedico también... a escribir... 
Antes, hace años, no; entonces me divertía de varias maneras, invertía 
tiempo en esto... pero ya no queda cuerda para gastarla en estos 
devaneos... Aún he llegado a pensar que comer es un malgaste de tiempo, 
un mal necesario.
Solo me distraigo viendo las Grandes Ligas de béisbol, solo ese gusto me 
doy. Y a veces me encabrono porque el partido dura demasiado, ya ves.
Respeto a los escritores que expresan algo así como "me divertí mucho 
escribiendo esta novela". Pero la verdad es que yo no me divierto 
escribiendo ninguna, para mí eso no es una diversión, es más bien un 
castigo divino; goce y angustia. Para divertirse hay otros quehaceres, 
pienso.
Para mí, escribir es cargar una cruz con toda la dignidad posible.
Hace poco más de 20 años dejé de escribir cuentos: estaba seguro de que 
la vida no me alcanzaría para continuar creando en los tres géneros; así 
que me despedí del cuento con el libro Precio del amor, publicado en 1990.
Hace menos, llegué a la conclusión de que lo que me queda por acá no me 
alcanzaría para continuar con la poesía y la novela; así que me despedí 
de la poesía con La patria es una naranja, publicada en 2010 y con 
algunas reediciones posteriores.
Pues ya ves entonces lo limitado que soy —como también lo son otros— en 
comparación con esos grandes novelistas que han recibido los más altos 
premios literarios. Chico, dictan una conferencia hoy en Copenhague, 
mañana otra en Honduras, al día siguiente asisten a un foro en Canadá y 
esa misma semana han publicado par de artículos de 2.500 palabras en 
sendos diarios, amén de haber dado a conocer una alocución sobre 
política internacional vía internet. Y así se pasan el año, el año 
completo, y, resulta asombroso, que a fin de ese año vuelven a entregar 
a la editorial, como hicieron el año anterior, una novela de 600 
páginas. Algo verdaderamente encomiable. Aunque a veces no tan 
encomiable porque la entrega en ocasiones no pasa de ser un ladrillo 
insulso. Pero no hay dudas de que son superhombres. ¿O habría que dudar 
de ellos por algún motivo?
En contra de lo antes dicho, alguien podría argüir que Balzac, Víctor 
Hugo, Dostoievski, Dickens, Pérez Galdós, o Tolstoi, gozaban de una 
parición novelística semejante. Pero tomemos en cuenta que estos se la 
pasaban frente al escritorio, por lo general no hacían turismo literario.
¿Cuál es tu método de escritura, anotas lo que se te ocurre?
(FLV): Más bien se me ocurre una idea y empiezo a desarrollarla a ver 
qué pasa. Luego empiezan a llegar los personajes, el argumento, las 
tramas (no sé si te has fijado que en los últimos tiempos se publican 
novelas sin tramas o apenas con trama; cosa rara, para mí una novela en 
ningún caso debe ser un compendio de resúmenes argumentales; un catauro 
de información argumental).
Luego, claro, voy tomando notas de lo que podría ser el desarrollo, y 
otras más breves con frases que deberán ser los bocadillos de ciertos 
personajes. También, cuando termino el borrador de un capítulo, anoto el 
o los que deberían ser los siguientes.
¿Sí pudieses ser un libro, cuál serías?
(FLV): Bueno, uno solo no sé, pero si pudiera, sería muchos libros, sin 
dejar de lado Pregúntale al polvo, La conjura de los necios o Al filo 
del agua.
¿En qué proyecto te encuentras sumergido en estos momentos?
(FLV): En una novela que creo no será muy extensa, pero sí muy 
complicada atendiendo al narrador-protagonista, muy difícil.
¿Se escribe por placer o también por dinero y reconocimiento?
(FLV): Se escribe por vocación, por amable desgracia. Y si el dinero 
viene, mejor, claro.
¿Dominas los recursos de estilo, las figuras literarias o escribes con 
estilo propio y sigues experimentando y aprendiendo?
(FLV): Chico, sigo aprendiendo, cada día aprendo, cada día experimento a 
partir de lo que estoy haciendo; nadie, creo, experimenta en "seco", el 
experimento surge en el momento en que estamos haciendo algo y 
quisiéramos hacerlo lo mejor por posible, de la manera mejor posible.
Yo diría que escribo con estilo propio, malo o bueno. Las "figuras 
literarias", "los recursos de estilo", los va creando el escritor y 
luego los investigadores y críticos los clasifican, les ponen nombre, 
algo positivo, porque así nos entendemos.
Se habla de que los escritores deben cuidar y ofrecer obras depuradas 
utilizando recursos narrativos ¿o encuentras bien que lo que se cuenta, 
se limite a contar, como se cuenta en la sobremesa?
No, no no... eso de contar en la sobremesa es otra cosa, que, 
elementalmente, no tiene nada que ver con el arte literario.
¿Regalas libros en alguna ocasión?
(FLV): A veces, a buenos amigos. Y en otras ocasiones a alguna persona 
que quisiera leerlo pero no tiene dinero para comprarlo.
¿Crees que la literatura cubana está de moda y que el escritor, en tanto 
figura pública tiene responsabilidad social?
(FLV): Bueno, dicen los editores que la literatura cubana ya va bajando 
su moda. Claro, el escritor tiene mucha responsabilidad social. Algunos, 
ya lo sabes, la utilizan para fortalecer a las dictaduras.
¿Cómo le ha cambiado el mundo de la tecnología y el e-book?
(FLV): A mí no me ha cambiado en nada. Muy pocos libros míos se han 
vendido en este formato.
¿Sentías que habías nacido con vocación literaria, cuales son tus 
verdaderos orígenes en ese sentido?
(FLV): Como te decía en una respuesta anterior, lo presentí casi desde 
niño. Soy de los que piensan que para esta y otras disciplina, se nace; 
independientemente de que haya que trabajarla mucho con el tiempo, 
adquirir el oficio, estudiar, darle sin tregua, con esa pasión que 
solamente una vocación indetenible te proporciona. Me horrorizo cuando 
veo aquí y allá "escuelas para escritores", como decir "escuelas para 
físicos matemáticos". El colmo de estas escuelas, muchacho, es que te 
califican un poema, digamos con 7 puntos de 10 posibles, oye, como si 
fuera un examen de geografía o algo así. Qué ignominia. Qué falacia.
Creo que para escribir creación literaria, como te decía, se nace, y 
luego se aprende escribiendo mucho, leyendo más y consultando con 
quienes más saben. Lo otro es un cuento de camino.
Mira, en el caso de las artes plásticas puedes asistir a una escuela 
donde aprendes el movimiento, la perspectiva, el volumen, etc., lo que 
ya está establecido. De ahí sales graduado de artes plásticas, lo cual 
no quiere decir que seas un artista, eso se vería luego.
En el caso de la música, en un conservatorio, aprendes las notas, la 
composición, etc., y sales graduado de "tocador" de piano o de guitarra, 
por ejemplo. Lo cual no quiere decir que seas un artista.
¿Pero dime qué asignaturas están establecidas de una vez y para siempre 
en el arte de escribir? Ninguna. Ninguna. Aquí sí que todo está por 
hacer para quien comience a intentarlo.
"Mis orígenes" no son, en verdad, de los más propicios. Nací en un 
barrio marginal, de gente muy pobre, como lo éramos yo y mis padres, que 
no alcanzaron a cursar la primaria.
Así las cosas, en mi casa de niño —eso de casa es un eufemismo más bien— 
no había libros ni tradición alguna de cultura humanística y sus adyacentes.
Sin embargo, desde entonces, siempre que me era posible me "pegaba" a 
personas cultas, literatos, profesores de literatura, entre otros. Y leí 
mucho de todo lo que me encontraba, desde cómics hasta poemarios, 
novelas y ensayos que podía conseguir baratos, de segunda mano. A veces, 
gastaba algún dinero de las meriendas escolares en un libro. Leí también 
muchos cuentos, poemas, reseñas y críticas literarias sobre todo en 
revistas como Bohemia y otras publicaciones, casi siempre atrasadas, 
igual que en periódicos.
El preuniversitario lo abandoné a un mes de iniciado: tuve que ayudar a 
mi padre, enfermo, en el pequeño comercio que él tenía.
Entonces matriculé una carrera nocturna, contable, en la cual estuve 
cinco años noche por noche, de 8 a 11. Era algo aborrecible para mí, 
pero resultaba una visa para poder trabajar posteriormente en algo que 
diera "la comida".
Ya debes inferir que no asistí a la universidad.
Visto lo anterior, cualquiera podría decir que soy "un escritor 
autodidacto". Afirmación tonta: si leemos las líneas de más arriba: 
¿acaso no todos los escritores son "autodidactos"? ¿O es que cursaron 
alguna escuela donde les enseñaron a escribir sus obras? Vaya...
¿Lamentas que tu vida literaria no se hubiera desarrollado en otro medio 
más propicio?
(FLV): Sí, pero así vino la vida, qué le vamos a hacer...
¿Crees que la literatura cubana a veces tiene serios altibajos?
(FLV): Como todas, pienso. Se escriben muy buena obras, de todos los 
géneros, por escritores que viven en la Isla y por quienes habitan fuera 
de ella.
Pero mira, creo que algún día habrá que sustituir eso de "literatura 
cubana" o "literatura australiana", etc., o por lo menos matizarlo, de 
manera que sería mejor decir "literatura de cubanos", "de venezolanos", 
"de mexicanos", etc. Por ejemplo: Los quinientos millones de la Begún 
¿es literatura francesa o es una novela escrita por un francés?, lo 
mismo te diría de Espiral, del cubano Agustín de Rojas o de La ciudad 
muerta de Korad, del también cubano Oscar Hurtado.
¿Qué libros han cambiado tu vida?
(FLV): Todos los libros cambian en alguna medida nuestras vidas; unos 
más, otros menos. Si bien, claro, unos te influyen más que otros.
¿Qué pintores cubanos te han influenciado más?
(FLV): Los paisajistas, pero sobre todo esos que combinan lo figurativo 
con el abstraccionismo. Esas son las pinturas que más me gusta admirar.
El regreso, la nostalgia, el sufrimiento causado por el deseo incumplido 
de regresar. ¿Tienes la obsesión del regreso a tenor de los nuevos cambios?
(FLV): No hay ningún cambio en la Isla. El único cambio que puede 
ofrecer una dictadura, es que se acabe. Lo demás son juegos de muchachos 
entre las dos partes.
¿Has tenido que esquivar la censura en tus escritos?
(FLV): ¿Esquivarla? Bueno, la censura te elimina si va contra ti, no se 
puede esquivar. ¿Cómo crees que podría esquivar la censura que padecen 
mis libros en Cuba? Por otra parte, la autocensura es el pecado que 
arrastrará un escritor toda la vida, vivirá con esa ignominia, en silencio.
¿Conociste a otros escritores durante tu confinamiento, en 1966, en las 
Unidades Militares de Ayuda a la Producción, las tristemente célebres Umap?
(FLV): Conocí al destacado teatrista Armando Suárez del Villar, 
recientemente fallecido, un hombre bueno, estoico, dispuesto siempre a 
enseñar a los demás. Él tenía 34 años de edad, yo 20. Me enseñó mucho a 
mí y a otros. Allí en las Umap los había de más edad, hasta de 40 años o 
algo más; los más jóvenes le decíamos a Armando el Viejo, los más viejos 
le decían El Artista.
¿Hay algún género más eficaz para trascribir la realidad cubana?
(FLV): Todos los géneros pueden ser eficaces, aun los poemas de tribuna. 
La narrativa, lamentablemente, ha tenido que sustituir, en la medida de 
lo posible, el quehacer periodístico, que como sabes, en Cuba se dedica 
a dar la impresión de un paraíso, no informa ni describe la terrible 
realidad, sino que miente a sangre fría. Así, dentro de equis años, 
quienes deseen investigar por el pasado comunista de la Isla, no 
lograrán nada si visitan las hemerotecas. De manera que será la novela, 
el cuento, la poesía contestatarias que hoy se publican sobre Cuba en 
uno y otro sitio, las verdaderas fuentes de conocimiento.
¿Crees que la cultura cubana tiene déficit de monografías, memorias 
históricas que den profundidad a esta cultura?; ¿cómo se puede suplir 
este vacío?
(FLV): Oh, todo está muy manipulado, los investigadores que viven en 
Cuba, algunos, quitan y ponen a su antojo, y a veces los que viven 
afuera hacen lo mismo. Aparte de la mala voluntad que pueda existir, 
debe tomarse en cuenta la falta de información de los dos "bandos".
¿Sin memoria histórica no hay imaginación?
(FLV): Bueno, la imaginación puede ser, en algunos casos, un ente 
independiente.
¿Qué significado tiene para ti la ciudad dónde has vivido la mayor parte 
de tu vida?
(FLV): Santa Clara. Creo que, como para todo el mundo, mucho. Y dentro 
de ella, El Condado, el barrio donde nací y me crié. Mucho de lo que he 
publicado (no me gusta decir "mi obra") en narrativa, y también parte de 
la poesía, se desarrolla allí o le hace referencias. En la novela de mi 
autoría (no me gusta decir "mi novela), El corazón del rey, Santa Clara 
es protagonista.
¿Qué objetivo persiguen sus libros?
(FLV): Ya te decía antes, entretener, informar, aportar algo que pueda 
servirle a quien lo lea. Al menos, eso intento.
¿Qué libro(s) tienes en la mesita de noche?
(FLV): Se van rotando, ahora tengo los CuentosCompletos de José Lorenzo 
Fuentes, Canto a mí mismo, en la versión de León Felipe y Cuba: la 
república de generales y doctores, de Robert A. Solera
¿Cuál es el libro que recuerdas de tu infancia?
(FLV):El conde de Montecristo, en una versión sintetizada.
¿Cuál es el libro que te hubiese gustado escribir?
(FLV): Los que he escrito.
¿Con qué autor te gustaría quedarte encerrado en un ascensor?
(FLV): En un ascensor... En un ascensor más me gustaría quedar encerrado 
con escritoras, encerrado en un ascensor inmenso repleto de escritoras 
que me fueran enseñando todo lo que saben y opinan acerca de la creación 
literaria... y de lo demás... Sería fantástico.
[1] Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Source: "La autocensura es el pecado que arrastrará un escritor toda la 
vida" - Artículos - Entrevistas - Cuba Encuentro - 
http://www.cubaencuentro.com/entrevistas/articulos/la-autocensura-es-el-pecado-que-arrastrara-un-escritor-toda-la-vida-319633
 
 
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