El síndrome de la varita mágica
[14-08-2013]
Aimée Cabrera
Corresponsal
(www.miscelaneasdecuba.net).- Después de más de medio siglo dejando
hacer lo mal hecho, alabando la chabacanería y el mal gusto, propiciando
los hechos delictivos como vía de resolver y añadiendo un nuevo sinónimo
al verbo robar, que es luchar pero en la batalla del despilfarro, del
oportunismo y de la desfachatez, se acomete una abatida que, se espera
logre mantenerse de manera sistemática y rinda frutos positivos dentro
de una podredumbre asentada y de que manera, la cual impone su
prevalencia a toda costa.
En los periódicos Tribuna de la Habana de los domingos 4 y 11 de agosto
han aparecido artículos ilustrados con fotos que "le meten miedo al
susto". Hechos que en realidad se preveían, pero que dan una medida de
cuanta indisciplina existe a nivel nacional y cuantos recursos han sido
desviados no solo por delincuentes sino por dirigentes de entidades.
El lujo de los que pretenden consolidar pandillas y mafias en la Cuba
actual es alarmante. Los fajos de billetes, las vestimentas y uso de
relojes, gafas y cadenas deslumbrantes- y a esos sí que no se las
arrebatan- muestran la abismal diferencia de clases que corroe a la
sociedad cubana.
Casas construidas en las zonas costeras, muelles demolidos en Santa Fe,
extracciones de losas del fondo marino, escondidas para construir
piscinas privadas, fábricas ilegales de artículos de plástico o de
cervezas , locales con grandes cantidades de harina de trigo, pinturas y
mercancías afines para el arreglo de las viviendas, piezas de
automóviles , ventas ilegales de alimentos entre otras son innumerables.
Actividades en apariencia realizadas por trabajadores no estatales son
llevadas a cabo por personas que no portan licencias para ejercerlas.
Unas 20 mil multas han sido impuestas por estas violaciones, mientras
que unas 3 mil ilegalidades se han detectado en lo relacionado con las
viviendas.
Lo inaudito es que quien hizo un balcón, cerró un área común y la
convirtió en garaje o inventó lo que quiso no tuvo oposición alguna hace
unos años, ahora todo es ilegalidad, todo es malo, como si fuera primera
vez que sucediera.
Un punto a favor lo tienen las multas a los establecimientos que ponían
música a volúmenes inaguantables, escándalos callejeros daños al ornato
público y otras actitudes que delatan la falta de higiene y de reglas de
convivencia que aplican muchas personas como si estuvieran haciendo lo
correcto.
Hay mucha tela por donde cortar. Y este desorden a todos los niveles no
se erradica en unos días cuando se permitió que se instaurara una
cultura de romper, ensuciar y robar. La Varita mágica no sirve para
estos casos. La acción tiene que ser enérgica y establecer un sistema de
multas para que las personas indisciplinadas entren en cintura o
retornen a sus lugares de origen.
Source: "El síndrome de la varita mágica - Misceláneas de Cuba" -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/520b2ebc3a682e0f40a6b889
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