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Friday, August 09, 2013

Dos noticias, un enfoque

Dos noticias, un enfoque
Una aproximación de la bloguera Yoani Sánchez a la cobertura de prensa
de dos lamentables episodios: el drama de los intoxicados por alcohol
metílico y un accidente durante el Carnaval Infantil en Guantánamo.
Yoani Sánchez
agosto 08, 2013

Por estos días me leo un excelente libro de Carlos Salas, actual
director del sitio lainformacion.com. Uno de eso textos imprescindibles
en cualquier redacción de noticias y en la biblioteca de todo reportero.
Con el título de "Manual para escribir como un periodista", en sus
páginas se disecciona el arte de titular, las habilidades de un buen
entrevistador y la necesidad de investigar como antesala para todo
texto. Este profesional consagrado por décadas a la labor de narrar la
realidad, nos entrega un volumen ágil, donde comparte conocimientos que
otros guardarían sólo para sí.

Con las "gafas de Salas" puestas sobre mis ojos, comencé un acucioso
análisis de la realidad informativa de la prensa oficial. No tuve que
esperar mucho para que las primeras incongruencias y deficiencias
saltaran a la vista.

Durante toda la semana los noticieros estuvieron repitiendo la
lamentable historia de un grupo de personas intoxicadas con alcohol
metílico. Una fiesta en una barriada proletaria de La Habana que terminó
en tragedia. Once fallecidos y varias decenas de personas afectadas por
la ingesta de tan peligrosa sustancia, fue el triste saldo de una
secuencia de descontrol, contrabando, mercado ilegal, precariedad
económica e irresponsabilidad.

El drama es un acompañante inseparable del periodismo, eso bien que lo
sabemos quienes ejercemos esta profesión. Pero en medio de la tragedia,
hay que mantener la capacidad de discernir por qué ciertas noticias
logran tanto realce en los medios nacionales y otras -simplemente- se
silencian del todo.

Casi a la par con el drama de los intoxicados por alcohol metílico,
ocurrió en la provincia de Guantánamo un accidente durante el Carnaval
Infantil. Una grada se vino abajo y varios infantes resultaron
lastimados, uno de ellos con traumatismo craneal. De más está narrar la
confusión, el caos y el terror que debe haber producido el desplome de
esa estructura en medio de un festejo. ¿Por qué tal incidente no se
reportó también en la televisión y en los periódicos de todo el país?
Mientras en el caso de un producto robado de almacenes e ingerido de
forma clandestina, podía achacársele la responsabilidad a ciudadanos que
infringieron la legalidad ¿sobre quién cae la responsabilidad de una
tribuna mal hecha en un evento público? Sobre el Estado, ese
omnipropietario, juez de todos… y juzgado por pocos.

A la noticia de los muertos por alcohol metílico intentó dársele el
carácter ejemplarizante de que las víctimas habían caído en tal
circunstancia por violentar lo establecido o por padecer de un adicción
incontrolable. Todo el tiempo trató de ponerse la responsabilidad en la
gente. El hecho de que en un país tradicionalmente productor de ron,
tantos prefieran comprar ilegalmente sus bebidas, señala más a la
miseria material que al vicio. No obstante, la moraleja oficial quedó
resumida en: eso les sucedió por inescrupulosos y bebedores. Las
víctimas pasaban así a ser doblemente víctimas.

Sin embargo, en el incidente del palco que colapsó lesionando a niños y
adultos, los periodistas oficiales no podían lanzar la culpabilidad
sobre los propios heridos. Inevitablemente habrían tenido que contar el
mal trabajo de una empresa estatal a la hora de levantar una grada, sin
que ésta reuniera las condiciones de seguridad. O en su lugar, confesar
el desfalco de buena parte de los materiales destinados a la obra, que
presumiblemente causó su debilitamiento y posterior derrumbe.

Ambos episodios, lamentables y evitables, apuntan hacia un problema
extendido y crónico en nuestra realidad: la necesidad de robar y desviar
recursos para poder subsistir. De manera que la indigencia salarial y la
precariedad económica, resultan las causantes directas de estas dos
tragedias. Los culpables no son únicamente la expendedora de alcohol
ilegal y el obrero que se lleva unos tornillos o unos trozos de madera a
casa, sino también este orden de cosas que nos hace delinquir para vivir.

Publicado originalmente en el blog Generación Y.

Source: "Dos noticias, un enfoque" -
http://www.martinoticias.com/content/article/26203.html

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