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Thursday, July 19, 2012

'Operación Coraza', una historia por contar

Leyes

'Operación Coraza', una historia por contar
Camilo Ernesto Olivera
La Habana 19-07-2012 - 10:19 am.

El objetivo manifiesto era combatir la circulación de droga, pero la
operación se extendió más allá.

Hace una década se desató una gran ola represiva que abarcó todo el
país. Esta maniobra punitiva fue bautizada por las autoridades
gubernamentales con el nombre de "Operación Coraza Popular". El objetivo
manifiesto era acabar, o reducir al mínimo, el mercado interno de
producción, venta y consumo de drogas ilegales.

Dos años antes, aproximadamente en marzo de 2000, tuvo lugar el cierre
masivo de clubes nocturnos y discotecas, el mayor que se recuerde desde
la tristemente célebre "Ofensiva General Revolucionaria" de marzo de
1968. Probablemente el cierre fuera considerado luego como una medida
prematura, porque la reapertura de los establecimientos se produjo de
manera rápida y casi simultánea en todo el país.

En el año 2002, la situación del tráfico y consumo de drogas en la Isla
prácticamente se les iba de las manos a las autoridades. No se explica
de otra manera una reacción oficial tan virulenta y fuera de todo
límite. En nombre de la lucha contra ese flagelo, se violentaron todo
tipo de normas jurídicas.

El Gobierno no solo se jugó las cartas en contra del tráfico de
estupefacientes: vale recordar que en esos momentos circulaba entre la
población el denominado "Proyecto Varela", cuya fuerza y poder de
convocatoria desbordó todo pronóstico.

Es muy llamativa la coincidencia temporal de dos hechos que marcaron la
vida y el destino de muchas personas en la Isla. Uno de ellos, la
detención y encarcelamiento de más de setenta opositores políticos en
marzo del año 2003, la tristemente célebre "Primavera Negra". El otro
hecho, el endurecimiento de las condenas por causas relacionadas con la
droga.

Muchos no verán la relación entre uno y otro asunto, pero lo cierto es
que buena parte de los encarcelados políticos fueron destinados como
reclusos a las unidades de mayor severidad. Y allí coincidieron con los
presos que cumplían condenas por droga.

Durante la "Operación Coraza", los mandos provinciales del Ministerio
del Interior, especialmente la División Técnica de Investigaciones
(DTI), conocida en aquel momento como departamento, tuvieron las manos
totalmente libres para actuar. Esta desbordada impunidad es casi
equiparable con la que disfrutaron durante ese período los Órganos de la
Seguridad del Estado en su proceder contra la disidencia interna.

Es conocido lo ocurrido en la provincia de Pinar del Río: allí se
produjeron arrestos arbitrarios, varios oficiales se confabularon para
fabricar procesos acusatorios por tráfico de drogas contra ciudadanos
con el objetivo de decomisarles y apropiarse de sus propiedades, dinero
y joyas. Estas maniobras incluyeron la supuesta detección y decomiso de
evidencias del delito en las casas o las fincas en propiedad de esas
personas.

Los procesos judiciales en fiscalía y los juicios adolecieron de toda
clase de violaciones e irregularidades: declaraciones bajo coacción de
los supuestos involucrados y los testigos, incoherencias de toda índole,
extorsión, expedientes investigativos adulterados, y abogados de la
defensa atados de pies y manos.

Pese a ello, los familiares de varios encartados comenzaron un largo,
difícil y tortuoso proceso de reclamaciones. Al parecer, como
consecuencia de la condena internacional a Cuba por los hechos de marzo
del 2003, las máximas autoridades del MININT temieron otro posible
escándalo… y de corrupción en las filas de su oficialidad.

El saldo final de todo el proceso se resumió en la detención y
encarcelamiento de los oficiales conjurados y una lacónica disculpa a
familiares y encartados, algunos de los cuales estuvieron en prisión,
sin poder probar su inocencia, durante meses o casi dos años.

Los inocentes fueron liberados, pero entonces comenzó para varios de
ellos otra lucha, la de recuperar sus propiedades incautadas. Una odisea
burocrática por la cual difícilmente hayan podido recuperarse o
recuperar todo lo que les robaron.

Tal vez algún día se sepa a cuántos les tocó la amarga experiencia de
cumplir años en prisión bajo falsa acusación o presunción de culpabilidad.

Mientras tanto, todavía resuenan los ecos de toda una maquinaria
mediática oficial que fabricó "chivos expiatorios" a la medida de los
miedos y los prejuicios de una sociedad desinformada y mentalmente
subdesarrollada.

Ahí están, para la historia de la infamia, los spots televisivos
constantemente aderezados con el sonido del rock, y visualmente
manipulados para ofrecer la imagen de ese género musical como el
leitmotiv de la narcodependencia.

Todavía repercute el golpe bajo que significó el cierre del polémico,
pero antológico "Patio de María", lugar reconocido como sede de un
meritorio proyecto sociocultural, tanto dentro como fuera del país.

Queda entonces seguir batallando para que la verdadera noción de un
Estado de Derecho logre instalarse entre nosotros los cubanos, y que
este sufrido país cambie en pos de un sistema legal fundamentado en el
respeto a los derechos humanos.

http://www.diariodecuba.com/cuba/12075-operacion-coraza-una-historia-por-contar

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