Martes, 26 de Julio de 2011 00:28
Saylí Navarro Álvarez
Perico, Matanzas, 21 de julio de 2011, (PD) Creo no pecar de ingenua si
al abordar el tema de la salud de mis conciudadanos a lo largo de las
últimas cinco décadas haga alusión al sistema de salud creado por los
autores del modelo político, una vez salidos de la Sierra Maestra. Ellos
lo bautizaron con el calificativo de "potencia médica cubana". No he
sido yo la creadora de ese eslogan, ni he sido yo la única que lo ha
escuchado. Dicha frase es de ellos, y ellos son quienes lo quieren meter
por los ojos de cuanto humano les escucha. Pero somos los cubanos y
especialmente quienes nacemos y permanecemos en el suelo de esta ínsula
caribeña los que día a día tenemos que padecerla en carne propia.
Tenemos que padecerlo, porque dista muchísimo de poder decir a pleno
pulmón: disfrutarlo y por lo tanto, somos los responsables directos de
que la ¡verdad! sea conocida por el mundo entero.
Amigos lectores, no seré muy extensa y trataré de no cansarlos. Pero no
he vivido en otro país ni he salido a visitar a otros a pesar de que soy
una joven con 25 años de edad. De estos, más de 22 los he sufrido en
Perico, pequeño pueblecito ubicado en la provincia de Matanzas, a 100
millas al este de La Habana. Pues bien, les diré que cuando llueven
cuatro gotas varias arterias del mismo se hacen intransitables. Ya sea
porque ha colapsado el viejo alcantarillado o peor aún, porque en el
diseño de los nuevos asentamientos o las ampliaciones del núcleo
habitacional fundador, no se tuvo en cuenta tan importante elemento para
la vida moderna. Tal aberración la sufre el lugareño, pero los
representantes de la Potencia médica cubana, no viven en Perico.
Debieran estar al tanto los representantes de la Potencia médica cubana
de Perico. Su ausencia o su comodidad dejaron sin alternativa al
periqueño. Surgieron vertederos de desechos excesivamente pestilentes
dado su alto grado de putrefacción. Un especial caldo para el cultivo de
una abundantísima colonia de vectores de toda índole. ¡Asómbrense!, a
menos de cincuenta metros de las primeras viviendas habitadas en la
principal calzada pueblerina y a menos de doscientos cincuenta metros de
la sede del Comité Municipal del Partido Comunista de Cuba (PCC).
Panoramas muy comunes en diversos puntos de la ciudad, como es el caso
en la intersección de las calles San Juan e Infiesta, a cincuenta metros
de la escuela primaria Ignacio Agramonte y a igual distancia de la
Unidad Municipal de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR). Para
finalizar no puedo obviar las siguientes interrogantes:
¿Realmente en nuestras comunidades y pueblos nos desenvolvemos dentro de
un ambiente regido por el Sistema de Salud que se trata de promover al
mundo como potencia médica? Además, velar porque sea una realidad en
Cuba el citado eslogan, ¿será asunto permanente en la agenda particular
de la Policía, de la Dirección de salud, del Gobierno, y del Comité
Municipal del PCC, en Perico?
La realidad que vivimos los periqueños, parte de lo cual reflejo en este
trabajo, no deja lugar a dudas por tanto los acuso de irresponsables,
oportunistas, indolentes, acomodados y falsos patriotas.
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