Tuesday, May 10, 2011 | Por Jorge Olivera Castillo
LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) – El gobierno cubano finalmente
logró desembarazarse de decenas de prisioneros políticos y de
conciencia, por medio de excarcelaciones condicionadas. Más de un
centenar de reos junto a sus familiares cruzaron el Atlántico, con
boletos de ida sin regreso.
El destierro fue la decisión pactada entre la Iglesia Católica, el
gobierno y el ejecutivo español. Hace unos días se anunció oficialmente
el fin del proceso, primero por parte de España y después por Raúl Castro.
Al margen de decisiones divergentes en torno a aceptar el destierro o
permanecer en una celda, no se debe menospreciar el sacrificio de estos
hombres que soportaron el rigor del encierro durante años. Los que se
fueron merecen un reconocimiento por el precio pagado en su lucha por la
democracia.
No es una decisión fácil optar por seguir en la prisión ante la
propuesta de abandonar el país. Hubo 12 hombres del Grupo de los 75 que
rechazaron la propuesta de sus verdugos. Al final, fueron devueltos a
sus domicilios.
Muchos pensaron que la negativa a aceptar el destierro equivaldría a
mantenerlos en la cárcel, pero por fortuna las liberaciones se
concretaron poco después de cumplirse 8 años de reclusión.
Hay un caso en el que vale la pena detenerse y que quizás no haya
recibido la debida atención. Se trata del preso político Rafael Ibarra
Roque. En octubre pasado renunció al ofrecimiento del Cardenal Jaime
Ortega de irse a Madrid. Ibarra Roque lleva más 18 años preso,
cumpliendo una condena de 20. Desde hace tiempo, según establece el
código penal, le pertenece el beneficio de la libertad condicional, por
haber cumplido la mitad de su sanción. Sin embargo, sólo ha recibido
maltratos y humillaciones. Su negativa induce a pensar que tendrá que
cumplir hasta el último día de su condena.
Al decretarse el fin del proceso de excarcelaciones, se prevé que los
55 prisioneros políticos que quedan tras las rejas no se beneficiarán
con ninguna de las medidas antes mencionadas. Una amnistía es lo que
debe decretare de inmediato, pero no hay esperanzas de que esto vaya a
ocurrir.
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