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Wednesday, August 11, 2010

La realpolitik

Publicado el miércoles, 08.11.10
La realpolitik
By NICOLAS PEREZ

Una de las actitudes más deplorables hacia Cuba ha sido la de Luiz
Inácio Lula da Silva. Indignó a todos. Al exilio. A la disidencia. A
Fariñas y a Yoani, pero sobre todo a la madre de Orlando Zapata Tamayo.
Simpatizaba con el obrero metalúrgico que desde las favelas limpiando
zapatos se había elevado a la presidencia de Brasil. Pero su imagen se
me derrumbó en dos segundos como un castillo de naipes.

Recibió las riendas del país más grande de Sudamérica de manos del
prudente Fernando Henrique Cardoso. El gigante sudamericano se estaba
encaminando. Una combinación de fuerzas sociales lo empujaban hacia
arriba como la espuma. Pero eso no le quita una gota de mérito a Lula.
Su estilo pragmático y un ritmo continuo de consolidación económica
pusieron al país en el mapa político mundial.

Lula ha tenido últimamente éxitos indiscutibles, como lograr que su país
sea sede de la Copa Mundial de Fútbol del 2014. Pero políticamente es
bizco, su ojo derecho en política interna mira de un modo tan
sorprendentemente conservador hacia el capitalismo que llegó a nombrar a
Henrique Mireilles, presidente del Bank Boston USA, en la dirección del
Banco Central de Brasil (y este ha sido un secreto bien guardado de su
éxito). Pero su ojo izquierdo, juguetón y frívolo, lo inclina en
política exterior a un ramplón tercermundismo. Su último salto al vacío
fue nombrar como sucesora a Dilma Rousseff, ex guerrillera acusada de
terrorismo y de asaltos a bancos.

Lula baila la música que le toquen y hasta con ritmo. En 1990, orientado
por Fidel Castro, organizó el Foro de Sao Paulo, que reunió a 60
partidos y 22 organizaciones guerrilleras en una gran cumbre
antinorteamericana en Brasil. Lo que no ha sido óbice para que la
prestigiosa revista norteamericana Time lo haya elegido en este año 2010
como el líder político más influyente del mundo.

Lo alucinante. Lula es un demócrata impecable. Respeta la libertad de
prensa. Se siente orgulloso de los periódicos brasileños O Globo, Jornao
do Brasil y Folha de Sao Paulo. Pero le importa un bledo que Hugo Chávez
esté a punto de cerrar Globovisión y le resbala que en Cuba haya desde
hace 50 años un solo periódico y una censura kafkiana. Para Lula,
inexplicablemente, cosas buenas para su país como la libertad de prensa,
son malas para algunos de sus países vecinos.

Brasil es una de las naciones de América Latina con más partidos
políticos, hay miles y su presidente se pavonea de ello porque significa
que la democracia brasileña es saludable. Pero no quiere la misma salud
política para Cuba, donde hay un solo partido desde hace medio siglo.

Mire usted qué cosa, ni a mí ni a Lula nos gustan las dictaduras
militares como las de Jorge Rafael Videla en Argentina, Hugo Bánzer en
Bolivia, Juan María Bordaberry en Uruguay o Augusto Pinochet en Chile. A
los dos nos repugnan dictaduras y cárceles, torturas y asesinatos contra
la oposición. Creemos que lanzar a un enemigo desde un helicóptero o
fusilarlo frente a un paredón son crímenes similares. Con una salvedad,
si el fusilamiento es en Cuba, según Lula, lo justifica el ``bloqueo''
norteamericano a la isla.

Hay errores y errores pero algunos son imperdonables. ¿Cómo un Lula, ex
preso político que conoce lo que es morir por la dignidad de una idea,
ha sido capaz de declarar en el caso de Guillermo Fariñas: ``Tenemos que
respetar la determinación del gobierno cubano. Las huelgas de hambre no
pueden ser un pretexto de los derechos humanos para liberar personas.
Imaginen, ¿qué pasaría si todos los delincuentes presos en Sao Paulo
hicieran un ayuno para pedir su libertad?''

¿Alguien cree que Lula es sincero cuando compara a un preso de
conciencia cubano con un delincuente común brasileño? Por supuesto que
no. Pero él aspira a ser Secretario General de las Naciones Unidas, y
sabe que para lograrlo necesita la ayuda de Cuba y Venezuela y de la
izquierda latinoamericana. Por eso tanta inconsecuencia, por eso su
apoyo a Manuel Zelaya, que aunque es cierto que fue sacado del poder por
un golpe de Estado, es un mequetrefe y un muñeco de trapo en manos de
Hugo Chávez.

el mismo modo a un líder político su ambición puede llevarlo a perder el
miedo al ridículo. Para tratar de que un sector vital del mundo árabe lo
apoye para llegar a ser un árbitro mundial, Lula acaba de defender el
programa nuclear de Irán y de condenar las sanciones de Canadá, la Unión
Europea y Estados Unidos frente a las violaciones y los desplantes de
Teherán.

Y él sabe a qué cartas juega y cuanto apuesta a cada carta. Y va a
lograr su objetivo. Y va a llegar a donde quiere llegar. Moralmente
maltrecho, éticamente prostituido, pero lo va a lograr. Porque Barack
Obama y Hillary Clinton lo ayudarán a culminar su sueño, ya que ambos
saben que la ONU es un nido de ratas, pútrido y pestilente, donde todo
es hipocresía, componendas y trampas. Donde un Lula ya afincado en el
poder, jugará con el mono pero no con su cadena, y que si bien le ha
sido posible ladrar a la hora de los mamoncillos, jamás será capaz de
morder a los dueños del mundo a la hora de los mameyes. Así de
repugnantes son estos episodios de política internacional que le llaman
realpolitik.

Nicop32000@yahoo.com

http://www.elnuevoherald.com/2010/08/11/v-fullstory/780892/nicolas-perez-la-realpolitik.html

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