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Friday, August 13, 2010

En las proximidades del caos

En las proximidades del caos
Jorge Olivera Castillo, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - Bien pudiera decirse que
Fidel Castro sólo cedió, si acaso, un 30 ó 40 por ciento de su poder
tras sufrir el percance de salud en 2006. Es posible que tal cifra se
quede por debajo de una realidad extraordinariamente compleja y
generadora de las más dispares interpretaciones.

Los hechos recientes corroboran que la última palabra ante cualquier
asunto, sigue siendo una prerrogativa intransferible de Fidel. Su
continua presencia en los medios de comunicación nacionales define los
espacios de una maniobra que pone en perspectiva el propósito de
subrayar quién es el hombre fuerte del partido.

Es patética la sospecha de que nada en Cuba se mueve sin su
consentimiento. Los mensajes, directos y subliminales, de su protagónica
participación en diversas actividades políticas y sociales, dan las
claves para subrayar que lo prometido por Raúl Castro, en cuanto a
cambios estructurales y de concepto, fue un simple anuncio lejos de
materializarse en un futuro cercano, al menos desde un punto de vista
integral, sostenido y dinámico.

Un movimiento de tal naturaleza iría en la dirección opuesta a los
preceptos ideológicos que todavía hierven en la mente del octogenario
caudillo. Su conservadurismo es inmune a la estructuración de reformas
que promuevan la economía de mercado, independientemente de su magnitud.

Sería utópico pensar que en el ocaso de su vida, Fidel se convirtiera en
portavoz o en un sujeto pasivo de un proceso de aperturas, que
sepultaría el andamiaje de ideas que ha construido con lo más rancio del
pensamiento marxista-leninista.

No es descabellado pensar, de acuerdo a su perfil psicológico, que
preferiría la peor de las alternativas antes que ceder un ápice. Figurar
en los manuales de historia como el "incansable luchador
antiimperialista", "el aguerrido combatiente de las causas justas", "el
hombre que promovió en internacionalismo proletario a niveles nunca
vistos", entre otras distinciones no menos grandilocuentes, es una
obsesión que no se apagará mientras tenga uso de razón.

El desastre interno ocasionado por la proverbial implementación de
políticas basadas en la improvisación, los caprichos y otros desajustes
provocados por la ultra centralización del poder, es un fenómeno que,
según la lógica del sector conservador, debe ser atenuado volviendo a
sacar a la palestra pública el fantasma del enemigo externo, y discursos
que ilustren el preámbulo de un inminente apocalipsis nuclear.

El sistema está en el límite de sus posibilidades de supervivencia.
Agotado todo el imaginario, a través del cual se lograba reproducir
ciertos márgenes de legitimidad política y social, ahora sólo queda el
aumento de las respuestas represivas y el reciclaje de viejos esquemas
de manipulación, en virtud de alcanzar los equilibrios necesarios para
conservar una precaria estabilidad.

La batalla a librar ahora, por cierto la más difícil en el largo
peregrinar por las sendas del poder absoluto, se presenta como un
desafío de dimensiones inconmensurables. En el lado contrario sobresale
la armadura y los espadones de la dialéctica. De hecho, ya se puede
adelantar el veredicto de un combate sin ningún sentido y marcadamente
irresponsable.

Es casi seguro que la historia no absolverá a un régimen encabezado por
personas que han arruinado material y moralmente a la nación. Algún día
la verdad saldrá a la luz. Ojalá no sea después de las ruinas dejadas
por un caos indescriptible, provocado por la terquedad de un pequeño
grupo de poder divorciado de la realidad, en frontal oposición a los
cambios, y enamorado perdidamente de sus oscuros intereses de clase.

oliverajorge75@yahoo.com

http://www.cubanet.org/CNews/year2010/agosto2010/13_C_5.html

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