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Saturday, August 14, 2010

CASTRO, ¿EL APACIGUADOR?

CASTRO, ¿EL APACIGUADOR?
Vicente Escobal

MIAMI, Florida, agosto, www.cubanet.org -El 26 de octubre de 1962 Fidel
Castro escribió una carta al entonces Primer Ministro de la URSS, Nikita
Kruschev en la cual sugería al dictador soviético que "…. en caso de
invasión (de Estados Unidos a Cuba) había que enviarles (a Estados
Unidos) una andanada masiva y total de misiles nucleares". El texto de
la carta fue publicado en las memorias de Kruschev, escritas en 1960 y
divulgadas durante la década de 1970.

Kruschev, quien fue depuesto en 1964 y falleció en 1971, había
realizado una serie de grabaciones durante esos siete años que pasó
bajo un virtual arresto domiciliario en la localidad de
Petrovo-Dalneye, cerca de de Moscú. La mayoría de las grabaciones
fueron enviadas clandestinamente a Occidente y en la década de 1970 se
publicaron dos tomos de sus memorias.

Según aparece en documentos desclasificados, en una reunión celebrada
en Moscú en el otoño de 1989, Estados Unidos fue informado de las
cifras reales del despliegue que los servicios de inteligencia
norteamericanos no llegaron a descubrir o que sencillamente habían
subestimado: 43.000 soldados soviéticos con equipamiento sofisticado
fueron enviados a Cuba. Una división de cohetes fraccionada en 5
regimientos acompañados por otros cuatro de infantería motorizada. La
Fuerza Aérea contaba con un regimiento de caza, uno de seis bombarderos
ligeros – con una bomba atómica por avión de 6 kilotones –, dos
regimientos de cohetes tierra-tierra con ojivas nucleares. Una carga
total de 67,5 megatones, equivalentes a 5.198 bombas de Hiroshima. La
defensa antiaérea tenía dos divisiones con cohetes tierra-aire. La
fuerza naval contaba con una brigada de lanchas con cohetes, un
regimiento de cohetes tierra-mar, un regimiento de bombarderos tácticos
IL-28 y siete submarinos diesel con tres cohetes y cuatro torpedos
nucleares, con ojivas de entre 8 y 10 kilotones.

Desde 1959 Castro dio muestras de su interés por los temas militares.
La consigna de "armas, ¿para qué?", proclamada en los primeros días
de su ascenso al poder, constituyó un ardid mediante el cual encubrió
sus verdaderos propósitos.

Castro jamás ha compartido el poder, como tampoco sus decisiones. Su
enrevesada visión de la naturaleza, del hombre, de la economía y de
los procesos sociales lo ha convertido en el unipersonal inquisidor de
la historia y el opresor del pensamiento. Sus ideas, por
irracionales que resulten, las expone sin la más mínima cordura.

En sus recientes apariciones públicas, chapoteadas por una apocalíptica
monserga, Castro se ha aventurado en una travesura macabra destinada
a desviar la atención de la opinión pública acerca de los gravísimos
problemas que agobian a la sociedad cubana. Una travesura bien
calculada fruto de su experimentada vocación de malabarista
ideológico: si se desata la guerra, el lo advirtió a tiempo. Si no se
desata, es su victoria.

Este Fidel Castro apaciguador, ahora intranquilo por una hecatombe
nuclear producto de un enfrentamiento entre Israel e Irán, con el
pretendido apoyo de Estados Unidos y sus aliados, difiere de aquel
Comandante en Jefe que envió tropas a los más apartados rincones del
continente africano, organizó grupos terroristas que llevaron sangre y
luto a numerosos países latinoamericano, pidió a la Unión Soviética
lanzara una andanada masiva y total de misiles contra los Estados
Unidos y apoyó el demencial propósito propugnado por Ernesto
Guevara de crear en América Latina "dos, tres, muchos Vietnam".

¿Hay serias razones para conceder la más mínima credibilidad a este
apaciguador?

http://www.cubanet.org/CNews/year2010/agosto2010/13_O_1.html

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