Lo que aportó el exilio español a Cuba
By ALEJANDRO LORENZO
Especial para El Nuevo Herald
Jorge Domingo Cuadriello reside y trabaja en el Instituto de Literatura
y Lingüística en La Habana, y se le conoce internacionalmente en el
campo de las letras como un prestigioso ensayista literario y narrador.
Cuadriello ha dedicado buena parte de su carrera a estudiar e investigar
el impacto cultural, social y político de los exiliados españoles en Cuba.
Su trayectoria es conocida por sus colaboraciones literarias en la
desaparecida revista católica cubana Vitral, su libro Los españoles en
las letras cubanas durante el siglo XX, de la editorial Renacimiento,
España, y por el prólogo a los relatos reunidos en Tres meses, del
escritor cubanoespañol Carlos Montenegro, Ediciones Espuela de Plata,
España. También es autor del breve ensayo El poeta, el templo de dios y
el de la poesía, sobre el poeta y periodista independiente Rogelio Fabio
Hurtado.
El exilio republicano español en Cuba es su última obra publicada en
diciembre del 2009 por la editorial española Siglo XXI. Al terminar de
leer las casi 620 páginas, el lector comprueba la perseverancia de este
autor, cuyo trabajo casi detectivesco ha durado 15 años. De esta obra se
desprende una serie de asociaciones y reflexiones sobre lo que
representa para los hombres, independientemente de sus ideologías,
etnias y credos religiosos, la condición de ser exiliados.
Recientemente, El Nuevo Herald sometió a Cuadriello un cuestionario a
través de la Editorial Siglo XXI.
¿Consideras que después de 1959 el período republicano cubano, que
también abordas en tu libro, ha sufrido distorsiones, manipulaciones y
exaltaciones sobredimensionadas?
``En mi libro le presté mucha atención a la tarea de reflejar del modo
más breve, preciso y sustancioso posible la realidad que los españoles
exiliados encontraron en Cuba, tanto en el orden material y político
como en el social y el cultural. Acerca de aquel período complejo de
nuestra historia, bien sabido es que ha sido víctima de distorsiones,
manipulaciones y calificativos de todo tipo. Ha sido una de las tareas
principales de los maestros de historia en Cuba, de los historiadores
que no respetan su profesión y de los propagandistas de los llamados
logros de la Revolución descalificar el pasado republicano, amplificar
todos los defectos de aquella época, silenciar los logros y sólo exaltar
a los integrantes del movimiento comunista o de la lucha armada. Por el
contrario, en el extranjero los detractores del gobierno cubano han
caído en la sublimación de aquel pasado como si fuera una época dorada
de bienestar para todos y de gran bonanza económica y de armonía social.
Resulta absurdo pintar aquellas décadas republicanas de un solo color.
Tuvo muchos matices y, si bien algunos indicadores económicos y sociales
resultan asombrosos y hasta pueden despertar nuestro orgullo de cubanos,
otros, por el contrario, no dejan de resultar penosos. Es por eso que
hay que librarse de prejuicios y de conclusiones a priori y de intereses
políticos premeditados para poder analizar con objetividad aquel período
de nuestra historia. De lo contrario se estaría haciendo simplemente
campaña política a partir de nuestro pasado''.
Perteneces a una generación de intelectuales y artistas cubanos que en
los 70 se reunían por las noches para hacer tertulia en el Parque de
Calzada y K, frente a la Funeraria Rivero. Ocurrió el éxodo del Mariel y
desde hace más de 30 años la mayoría de ellos están dispersos por el
mundo, algunos terminaron sus vidas en tierras ajenas, olvidados o
reconocidos, pero sin poder regresar a Cuba. ¿No crees que posean algo
en común con los exilados republicanos de tu investigación?
``Los republicanos españoles que ante la ofensiva final de las tropas
franquistas tuvieron que marchar al extranjero para salvar la vida y
nuestros amigos del parque de la funeraria de Calzada que, por estar en
total desacuerdo con el sistema comunista, decidieron marcharse de Cuba,
por supuesto que pueden ser considerados igualmente exiliados.
El exiliado es un emigrante por motivos políticos, aunque también
pudiera ser por razones de persecución religiosa o tribal. Lo que debe
quedar bien delimitado es el exilio y la emigración económica, que son
dos fenómenos demográficos muy diferentes. Ahora bien, como muchas veces
las comparaciones entre circunstancias, naciones y épocas distintas no
son válidas y cada una de ellas posee sus características propias, no
creo acertada esta comparación en lo que respecta a las condiciones del
punto de partida; pero sí en lo que respecta al desarraigo, al
sentimiento de derrota, a la pérdida de la tierra natal y sus elementos:
familia, amigos, objetos personales.
El exiliado añora el regreso y se angustia por la realidad política que
dejó atrás y sueña con que cambie y ve pasar los años en el extranjero
con un profundo desaliento. Así lo sufrieron muchos españoles durante su
exilio en México, en Buenos Aires o en Cuba, mientras esperaban el
cambio democrático en España. E igual situación han sufrido (y aún
sufren) muchos cubanos en Miami, en Madrid o en Puerto Rico. La esencia
de su espera es la misma''.
Como sucede en muchos pueblos donde han acontecido conflictos
sangrientos y se han instaurado dictaduras feroces, sean ideológicas,
étnicas o de carácter teocrático, ya en estado de normalidad, existe una
tendencia de una parte de sus ciudadanos que se niegan a traer al
presente esos acontecimientos traumáticos ¿Esta deliberada necesidad de
olvidar no crees que sea una reacción para no reabrir heridas
supuestamente ya cicatrizadas?
``Efectivamente, en el caso de muchos exiliados españoles que se vieron
en el trance de sufrir experiencias traumáticas como bombardeos,
fusilamientos o asesinatos de familiares muy cercanos, una de las
reacciones fue callar, no hablar de aquellas experiencias tan dolorosas,
con el fin de no revivirlas.
Olvidarlas, me atrevo a asegurar que nunca las olvidaron, como tampoco
llegaron a cicatrizarse en la memoria. A lo largo de mis investigaciones
no fueron pocos los descendientes directos de exiliados que casi nada
sabían de la participación de sus padres en la guerra española. Tenían,
claro está, una información general, pero desconocían los detalles
porque simplemente, según me contaban, ellos no hablaban de aquellos
temas. Querían sepultarlos.
También en el caso de muchos exiliados, con la derrota, el carácter se
les amargó, perdieron la alegría y adoptaron la lucha antifranquista de
un modo obsesivo. Debemos comprender que muchos de ellos eran ya
profesionales bien capacitados, graduados universitarios, con buenos
empleos y un futuro aparentemente próspero cuando estalló la guerra y en
muchos casos salieron a pie de España, por la frontera con Francia, sólo
con una maleta.
Y ya en el exilio tuvieron que ganarse a duras penas la vida por medio
de empleos mal retribuidos y muy alejados de sus aspiraciones
profesionales. Fue en realidad una completa fractura de la existencia
que imaginaban. Y les dolía sólo imaginar cómo hubiera podido
desarrollarse su vida en España si no hubiera estallado la contienda.
Esas frustraciones, esos silencios, esos recuerdos angustiosos también
conformaban el pesado fardo que cargaban aquellos exiliados''.
El gobierno español esta impulsando un proyecto de Ley de Memoria
Histórica. Algunas fosas comunes en distintas regiones de España se han
empezado a abrir y sus resultados preliminares han demostrado que aquel
enfrentamiento entre franquistas y republicanos fue una escalofriante
carnicería que afectó tanto a vencedores como a vencidos. ¿Al escribir
tu trabajo no corrías el riesgo de parcializarte de cierta forma con los
vencidos?
``El tema específico que yo elegí para mi investigación fue el de los
exiliados republicanos españoles en Cuba, con el objetivo de estudiar la
significación de aquel fenómeno y los aportes que de modo individual y
colectivo brindaron a la sociedad cubana.
Con esto quiero decir que, si bien el punto de origen del exilio fue,
lógicamente, la contienda iniciada en 1936, no ha sido objeto de mi
estudio adentrarme en ella. Lo que sí me interesaba, repito, fue
investigar la actividad de los exiliados republicanos en tierra cubana,
del mismo modo que otros investigadores en México o en la República
Dominicana han realizado investigaciones similares.
En ese sentido, por supuesto que obligatoriamente tenía que decantarme a
favor de los republicanos, pues no hubo un exilio franquista. Los
franquistas ganaron la guerra y después disfrutaron, a todas sus anchas,
de la victoria. Los republicanos fueron los que se vieron en la
disyuntiva de dispersarse por el mundo o ser represaliados en España de
muy mala manera.
Ahora bien, no oculto en ningún momento que mis simpatías ante aquel
conflicto están definidamente con la causa republicana, sin que esto me
lleve a ignorar e incluso a minimizar los atropellos y las atrocidades
que se cometieron en nombre de la República Española y de la lucha
antifascista, graves errores que menciono también en mi libro''.
http://www.elnuevoherald.com/2010/05/16/v-fullstory/720415/lo-que-aporto-el-exilio-espanol.html
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