30.05.10 - 00:15 -
M. L. DE GUEREÑO |
La Iglesia católica cubana llevaba años pidiendo dialogar con el 
Gobierno comunista, pero el recelo y la desconfianza abonada en cuatro 
décadas de enfrentamientos no han dado frutos hasta este mes. Tras la 
presiones internacionales por la situación de los presos de conciencia 
-alrededor de 200 según la oposición-, Raúl Castro aceptaba reuinirse 
con dos prelados para tratar este espinoso asunto y analizar el futuro 
de la isla.
¿Por qué precisamente ahora? Sin una respuesta clara, existe consenso 
entre los analistas cubanos de que el encuentro entre la institución 
eclesiástica y el Gobierno es un «movimiento positivo». Tras la cita, el 
Ejecutivo comunista anunció el traslado de presos de conciencia a 
hospitales -aquellos que se encuentran enfermos- y cárceles más cercanas 
a sus casas, aunque el compromiso no se ha materializado en las semana 
transcurrida hasta la fecha.
El nuevo papel de la Iglesia comenzó a gestarse cuando el Gobierno 
aceptó, a petición del cardenal y arzobispo de La Habana, Jaime Ortega, 
la intermediación eclesiástica en favor de las Damas de Blanco. Este 
grupo aglutina a los familiares de 55 presos opositores detenidos en 
2003, ha sufrido numerosos actos públicos de repudio. La Iglesia logró 
que el régimen diera el visto bueno a sus protestas para que no fueran 
boicoteadas.
Recelos
El cardenal Ortega fue el encargado de comunicar a las Damas de Blanco 
el permiso para sus marchas dominicales. Dos semanas después era 
recibido junto al presidente de la Confederación de Obispos Católicos de 
Cuba, Dionisio García, por Raúl Castro. Las autoridades han recelado de 
la cercanía de la institución católica de la isla y la norteamericana. 
Por eso, Ortega insistió en que era la «Iglesia de Cuba la que actúa y 
no por algún tipo de influjo de grupos o de embajadas».
Los diarios, incluido 'Granma', órgano oficial del Partido Comunista de 
Cuba, informaron del encuentro. La televisión además dedicó varios 
minutos a la conferencia de prensa del único cardenal cubano. Mostró 
imágenes sin sonido, pero era mucho más que las escasas referencias en 
años. Fuentes oficiales explicaron que en la cita se trataron «temas de 
interés común» y el «favorable desarrollo de las relaciones entre la 
Iglesia y el Estado».
Ortega subrayó que lo importante del encuentro fue que no se analizaron 
asuntos de índole religiosa. «Íbamos a hablar sobre Cuba, sobre este 
momento y sobre nuestro futuro».
 
 
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