Sábado 15 de Mayo de 2010 15:45 José Hugo Fernández, La Habana
Más que un rumor es ya una certeza, aun cuando los medios oficiales no
le han dedicado la cobertura que merece, en tanto decisión que afecta a
una parte considerable de los habaneros y, en general, de los cubanos.
Parece que a las escuelas preuniversitarias en el campo, o a la mayoría
de ellas, les quedan escasos días de existencia, al menos en Ciudad de
La Habana.
Se comenta que al terminar el presente curso un importante número de
esos centros de estudios será cerrado definitivamente. Con su
desactivación, podría llegar a término el tan cacareado plan de escuelas
en el campo, donde —según la demagogia fidelista— se había logrado el
"milagro" de la simbiosis entre las ideas martianas y los postulados del
marxismo-leninismo en materia educacional.
Entre las causas que con mayor frecuencia se mencionan está la crisis
económica, que no permite al régimen seguir costeando el funcionamiento
de las escuelas.
Aunque no es el único motivo. "Radio bemba" incluso ha especulado sobre
una supuesta reclamación del Papa Juan Pablo II, cuando visitó la Isla.
Poco se habla de las consecuencias que ha producido el envío masivo de
jóvenes a las becas. Sin embargo, muchos creen que son esas
consecuencias las que en realidad están obligando al régimen a cerrar
los centros.
Entre ellas, sobresalen dos. La primera es bien conocida: la deformación
en la disciplina, la conducta, el aprendizaje e incluso en la moral que
sistemáticamente provocó este sistema entre los educandos, sometidos
desde la temprana adolescencia al aislamiento, sin la debida atención,
el control y la guía de la familia.
La segunda está relacionada con el acceso indiscriminado de los jóvenes
a los estudios preuniversitarios, respondiendo más a un propósito
político que educacional, destinado a llamar la atención del mundo con
estadísticas sobre el alto nivel escolar de los cubanos, por lo menos en
el papel.
La decadencia del sistema de escuelas en el campo —y de la calidad de la
enseñanza que en ellas se impartía— se acentuó durante el llamado
Período Especial, con el éxodo de centenares de maestros hacia otras
profesiones más lucrativas y el empeoramiento de las condiciones
materiales de los centros.
No obstante, los jóvenes continuaron accediendo por esa vía a los
estudios superiores, y el país siguió llenándose de universitarios
incompetentes, mientras que —en forma más perjudicial— escaseaban los
agricultores, carpinteros, albañiles, plomeros, cerrajeros.
Lo que se ve venir ahora no parece ser una sustitución, sino una rotunda
clausura.
No es que las autoridades hayan decidido cerrar los preuniversitarios en
el campo para que los alumnos cursen estudios en la ciudad; es que,
junto al cierre de estas escuelas, quedan eliminadas la mayor parte de
las plazas del sistema educacional para nivel preuniversitario.
Una decisión que casi podríamos calificar de atinada, si no fuera
consecuencia irremediable de un fracaso.
http://www.diariodecuba.net/cuba/81-cuba/1618-la-etapa-que-se-cierra-con-las-escuelas-al-campo.html
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