En relación con Fariñas, a quien considera un "mercenario al servicio de 
Estados Unidos", el presidente Raúl Castro ha dicho que no negocia bajo 
presión ni acepta chantajes, pero al mismo tiempo ha puesto todos los 
recursos de la salud pública a su disposición.
El opositor cubano Guillermo Fariñas cumplió 80 días de huelga de hambre 
en un hospital público del centro de la isla, atendido "por lo mejores 
médicos intensivistas del país", según dijo, y a la espera de una 
"mediación equitativa" de la Iglesia católica, para que abandone su 
protesta "por la libertad de 26 presos políticos enfermos".
"Estoy bastante estable dentro de la gravedad", declaró en conversación 
telefónica con MILENIO desde la ciudad de Santa Clara (centro). Agregó 
que, además de la iglesia católica cubana, representantes "de dos 
gobiernos, que pidieron discreción —uno europeo y otros americano—, me 
han propuesto mediar" ante las autoridades cubanas.
La solución de este caso depende de que Fariñas "flexibilice su 
posición", consideró el cardenal Jaime Ortega, quien el 8 de mayo envió 
a dos prelados a reunirse con el huelguista, luego de negociar y obtener 
que el gobierno permitiera que las Damas de Blanco se manifiesten por 
las calles de La Habana en demanda de la libertad de familiares presos, 
sin solicitar permiso previo a las autoridades.
"Fue una reunión exploratoria" a partir de los resultados que obtuvo la 
iglesia con la Damas de Blanco, dijo ayer Fariñas. A pregunta de si 
aceptaría una mediación similar, respondió: "Sí, siempre que sea 
equitativa". Agregó que tras la conversación, monseñor José Félix Pérez 
y monseñor Ramón Suárez le informaron que "iban a reunirse con el 
cardenal y que después iban a venir por aquí, pero hasta ahora no han 
vuelto".
En relación con Fariñas, a quien considera un "mercenario al servicio de 
Estados Unidos", el presidente Raúl Castro ha dicho que no negocia bajo 
presión ni acepta chantajes, pero al mismo tiempo ha puesto todos los 
recursos de la salud pública a su disposición, envió un emisario a 
dialogar con él y, al parecer, tampoco tiene oídos sordos a las 
gestiones de la iglesia. Fariñas dijo desconocer "hasta donde aguantará" 
su organismo, pero recordó que en 2006 hizo otra huelga similar 
—solicitando acceso libre a internet—, que duró siete meses y finalizó 
sin obtener resultados. Entonces fue atendido en la misma sala en que se 
encuentra hoy.
Este sicólogo de profesión inició su protesta tras la muerte el 23 de 
febrero de Orlando Zapata por 85 días de huelga de hambre en demanda de 
mejoras carcelarias. Ambos casos relanzaron internacionalmente a la 
oposición interna, que sin embargo carece de influencia en la mayoría de 
los cubanos, según indagaciones de este diario.
Por otra parte, la periodista opositora Dania García, condenada a un año 
y ocho meses de prisión por abuso de autoridad contra su hija, quedó 
ayer en libertad tras serle conmutada la pena por una multa en un juicio 
de apelación, informó su abogada. García, de 41 años y a quien su hija 
—de 23— acusó de expulsarla de la casa, deberá pagar una multa de 300 
pesos cubanos (12.5 dólares) por el cargo de "ejercicio arbitrario del 
derecho", el mismo por el que había sido encarcelada, explicó la abogada 
opositora Laritza Diversent.
La Habana/Manuel Juan Somoza
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