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Monday, May 17, 2010

De dónde son los cantantes

Publicado el lunes, 05.17.10
De dónde son los cantantes
By GINA MONTANER

Vivimos tiempos interesantes. Cuando parecía que nunca iba a suceder,
intelectuales y artistas de la izquierda española se adhieren a la causa
democrática en Cuba y de pronto figuras como Ana Belén, Víctor Manuel,
progres de toda la vida, se distancian del régimen cubano comprendiendo,
al fin, que aquello es indefendible, más allá de sus diferencias con la
política del embargo de Estados Unidos.

El gesto de esta Plataforma, gracias al generoso esfuerzo de la
escritora Rosa Montero, se agradece, y mucho, porque la dictadura cubana
se va quedando sola en un ocaso que es el anuncio de su propio entierro.
En este final (que en verdad ya ha ocurrido y lo que ahora vemos es el
apuntalamiento del monumento funerario a la espera del cadáver), los
asistentes al velorio se arremolinan. Muchos han comprendido (ha sido
una revelación tardía) que ya basta de atropellos y es medio siglo el
que se ha echado por la borda. Los cubanos dentro y fuera de la isla
están fatigados de tantas penas y ningún olvido.

Tanta es la insularidad de la dictadura castrista que hoy, más que
nunca, de allá van y vienen los cantantes y de sus palabras --casi
siempre crípticas y en raras ocasiones valientes--, se desprende el
hedor de algo que se pudrió hace mucho y sólo queda por desechar el
fruto que nació corrompido. Una anomalía del destino. Un engendro
político que se confundió con experimento social. Hoy, descompuesto en
abono de muertos.

En cuestión de meses ha desfilado en el exterior Gorki Aguila, cantante
de Porno Para Ricardo, transparente en sus declaraciones a la hora de
sentenciar a un gobierno esclerótico que da por finiquitado. Tras una
gira en Estados Unidos que aprovechó para llamar a las cosas por su
nombre, Gorki ha regresado a su bien amada Habana para ejercer el
derecho que tiene a ser rebelde y con causa.

Recientemente pasó por Miami Carlos Varela, cantautor que siempre fue
más por libre que los históricos de la Nueva Trova Cubana, con su
atrevida historia de Guillermo Tell a cuestas y, desde el velo de sus
enormes gafas oscuras, su defensa de las Damas de Blanco y la condena
por los actos de repudio que estas mujeres sufren cada domingo en las
calles de la capital cubana.

Dentro de unas semanas Silvio Rodríguez inicia una tournée que lo
llevará a importantes ciudades de Estados Unidos y ha prometido
descolgarse de la erre de Revolución porque cree que se ha arribado a la
encrucijada donde sólo hay cabida para la evolución. Digamos que el
proceso del creador de El unicornio azul ha tomado más tiempo que los
siglos que nos transformaron de primates a oficinistas trajeados. Ahora,
cincuenta años después de un desastre avalado por los testimonios de las
víctimas, Silvio dice que es preciso cambiar antes de que ``nos
cambien''. En realidad ya es demasiado tarde porque el cambio hace mucho
que comenzó y tiene nombres propios: Martha Beatriz Roque, Laura Pollán,
Oscar Elías Biscet, Orlando Zapata Tamayo, Yoani Sánchez, Guillermo
Fariñas o el propio Gorki Aguila, por citar a algunos de los que dan la
cara, e incluso la vida, a pesar del constante acoso de una tiranía
dinástica.

Está muy bien que Silvio, hasta ayer defensor a muerte de la Revolución,
hoy proponga desvincularse de los preceptos que tanto daño le han hecho
a los cubanos. Es verdad que lo hace de manera tímida y dando rodeos
para evitar el espinoso meollo del asunto, pero, volviendo a la idea
inicial, más vale tarde que nunca, ya que su guiño contribuye al
desmantelamiento de un andamiaje que está a punto de colapsar.

ilvio Rodríguez cantará a principios de junio en el prestigioso Carnegie
Hall de Nueva York (por cierto, a precios del capitalismo más salvaje),
y allí se darán cita sus numerosos fans y no pocos exiliados con deseos
de llamar la atención a favor de la libertad y los derechos humanos en
Cuba. Es lo habitual y lo hermoso de las sociedades abiertas: las
manifestaciones de unos y otros, siempre y cuando no se incurra en la
violencia de unas turbas dirigidas por el Estado.

Para quienes siempre hemos reconocido el inmenso talento de Silvio
Rodríguez a pesar de su innecesario y triste colaboracionismo, esperamos
que en esta gira su separación de la erre ominosa sea definitiva. El
cambio ya está en marcha. Sólo es cuestión de sepultar al difunto y sus
flores marchitas.

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http://www.elnuevoherald.com/2010/05/17/720996/gina-montaner-de-donde-son-los.html

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