Leonel Alberto Pérez Belette
LA HABANA, Cuba, septiembre, www.cubanet.org -Tal como me sugirieron, no 
iba a escribir nada sobre Juanes. Me imagino que a estas alturas haya 
demasiados artículos sobre el tema circulando por el ciberespacio. Lo 
que sí te envío son algunas fotos que tomé y estas impresiones, a título 
personal. A lo mejor te resultan interesantes.
Yo estuve allí, a solo 50 centímetros del escenario. Es una lástima que 
no hubiese contado con un zoom de más alcance y batería de reserva, para 
captar las imágenes de los rostros de las personas. Vi  como, por 
primera vez,  se abrían las ventanas del último piso del MINFAR, para 
ver el concierto. Incluso hasta la guardia de Prevención (policía 
militar), se puso a bailar en el techo del edificio. Lo mismo ocurrió en 
el inmueble del MININT. Hubo relajamiento, los policías uniformados y 
los disfrazados de civiles, dejaron de supervisar a las personas y se 
centraron en el concierto. Las personas de los más diferentes estratos 
sociales compartieron, sin el más mínimo roce. Eso únicamente lo ha 
logrado en este país el proyecto de Juanes; que abrió una ventana y tal 
vez hasta una puerta.
Cuando la gente iba en retirada se les podía ver la fisonomía cambiada. 
Estaban felices; lo cual es un milagro con lo mala que está la cosa por 
acá. Al menos los conceptos de tolerancia y respeto por la verdad ajena 
calaron. Un primer paso para que en esta Isla cambien muchas cosas. 
Ojalá se pueda mantener el bombardeo de artistas, que no vengan a apoyar 
al régimen, como casi siempre ha ocurrido hasta ahora, sino al pueblo. 
Una nueva mentalidad.
Yo también estuve a unos pocos metros del Papa, en 1998, porque soy 
católico practicante y fui parte del coro. La visita de Juan Pablo 
rompió esquemas pero, aunque también relacionada con la necesidad humana 
de paz y trascendencia, se trató de un fenómeno diferente. Sin restarle 
meritos a nadie, ni pretender comparar ambos momentos, es bueno aclarar 
ciertas cosas; la del Papa, fue en realidad una visita de Estado. 
Alguien dijo que no había nada más parecido al Kremlin que el Vaticano. 
El arte es muy diferente. Es pura y libre catarsis; indetenible.
Ah,  lo que ocurrió con Olga Tañon, cuando pidió que no se empujaran, es 
que no está acostumbrada a tratar con el público cubano. Es normal que 
en todos los conciertos la gente intente avanzar hacia adelante y se 
amontone. Yo casi ni me podía mover.
La empujadera fue en realidad algo muy bueno, porque las autoridades 
habían desplegado bien al frente a un gran grupo de becarios 
extranjeros, principalmente latinoamericanos agradecidos, afectos al 
régimen, obviamente para hacer contracandela en caso de que las cosas se 
les fueran de las manos.
Cuando el sol de las 2 de la tarde y la gran humedad, cogieron a los 
indígenas, éstos comenzaron a desmayarse y a intentar escapar por todos 
los medios. Creo que la voz de Amauri Pérez Vidal, se encarg"o de 
espantar al resto. Eso posibilitó que el pueblo avanzara hacia los 
primeros puestos. Los cubanos ya estamos acostumbrados a vivir en 
pequeños espacios y a viajar en ómnibus atestados, el resto de los 
latinoamericanos, parece que no.
Al final todo terminó muy bien. El loco de Jovanotti, la buenota de Olga 
Tañon, Miguel Bosé y Juanes, pusieron el ambiente genial.
No te fastidio más con la muela.
Salud y Suerte
Leonel
Cuba: Impresiones de un concierto (23 September 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/Sept09/23_C_1.html
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