social de la Iglesia"
Hilda Molina es una de esas personas dotadas de una inteligencia 
evidente, que no necesita exhibirse. Su conversación confirma 
rápidamente lo que anticipa su mirada vivaz. Pero en el diálogo vuelca 
esa agudeza con una gentileza extrema, con un modo tan educado, que 
resulta difícil entender cómo se la puede considerar una enemiga 
pública, una reaccionaria peligrosa, como hace el régimen cubano. Hoy es 
una referente de quienes buscan una salida democrática para Cuba. Sobre 
todo en Argentina, adonde llegó en junio pasado luego de pasarse 15 años 
esperando a que el régimen le permitiera ejercer un derecho tan básico 
como viajar para conocer a sus nietos y reecontrarse con su madre 
anciana y enferma. Durante una visita a Rosario invitada por la 
Fundación Libertad, concedió la entrevista que sigue a La Capital.
—Cuando era una integrante del régimen ¿se guardó el catolicismo que 
ahora recuperó?
—Me recibí de bachiller en un colegio de monjas, mi familia es de raíces 
católicas. Me caso por iglesia y todo, pero después me voy alejando, 
como si aquello no fuera parte de mi vida, lo que fue un sufrimiento 
para mi madre. En 1962 nace mi hijo, y soy consciente de que estoy 
inmersa en un proceso que me va a quitar muchas cosas. Entonces le pido 
a ella que lo bautice y críe en la fe. Dentro del sistema, como 
militante del PC, sentía un vacío permanente. Cuando fundo el Ciren (un 
centro de neurología de avanzada, ndr.) ya no había la intolerancia 
anterior. Y vuelvo con mi mamá a escuchar misa. Me sorprende que se 
diera en español. Y las homilías ya no eran acerca del Dios del temor y 
el castigo, sino del amor. Así que le agradezco tanto a mi madre haberme 
devuelto a la fe. Y tengo la conciencia de que en el Ciren fue el único 
hospital donde se dieron misas para los enfermos, pero de inmediato 
vinieron los del Partido. Ahora, cuando voy a misa y me piden hacer la 
lectura digo «no, si no venía cuando era peligroso venir. No, sólo vengo 
a sentarme y escuchar». Siento que estuve lejos de la Iglesia cuando más 
me necesitaba mi país. Y todavía me pesa.
—Existe un movimiento democristiano dentro de los disidentes. Usted se 
identifica como democristiana, socialcristiana, una demócrata a secas?
—He estudiado mucho la doctrina social de la Iglesia. Cuando me 
preguntan , respondo que de partidos, de tendencias, de izquierda o 
derecha, no entiendo nada. Yo quisiera que en Cuba hubiera un gobierno 
que practicara la doctrina social de la Iglesa. Y me gustaría la 
justicia social que predica el gobierno de mi país, que es sólo teórica 
en mcuhas cosas, pero acompañada de libertades y derechos humanos.
—Algunas personas la ubican como reaccionaria.
—¡Qué va! (se ríe) Yo he dicho que soy más socialista que los que 
gobiernan en Cuba. A mí no me interesan las cosas materiales. Si usted 
viera cómo vivo en Cuba, en un apartamento...yo luchaba por mi centro, 
por mis pacientes. No me inclino por la riqueza, tampoco por el concepto 
de este régimen de que todo el que tiene dinero es ladrón, burgués. Pero 
por cierto no estoy de acuerdo con que la gente muera de hambre o los 
niños de enfermedades curables.
—Como médica ¿cómo ve el debate de la salud en EEUU? Tienen a 45 
millones de personas sin ninguna cobertura.
—Eso no puede ser. No puede ser. Ningún sistema es bueno si no le da al 
100% de la población una salud pública buena, que tenga el derecho a 
recibir los mejores servicios. La salud es un deber elemental de todo 
gobierno. Cuando un gobierno ofrece buena salud, no le está haciendo un 
favor a los habitantes, sino cumpliendo un deber. Cuba tuvo un sistema 
de salud casi perfecto, excelente, entre los 70 y los 80. Ahora sigue 
siendo bueno, pero se ha deteriorado mucho. Y se maneja como si fuera un 
favor, que se contrae una deuda eterna con el gobierno que lo da.
—¿Cómo ve la disidencia luego de la salida de Fidel?
—No se puede hacer mucho. Primero por la situación de control, de 
persecución. El gobierno todo lo infiltra, y crea esas divisiones 
internas. El primer disidente que conocí fue Gustavo Arcos, que ya 
murió. Fue uno de los que ataca el Moncada con Fidel. El me sugiere 
crear un colegio de médicos disidente. Enseguida me doy cuenta, porque 
conozco el sistema, que hay infiltrados y me voy. Por esto no tengo 
ninguna duda de que los conflictos que se crean en la disidencia son 
generados pro el gobierno. Pero hay muchas personas, que no se conocen, 
y están haciendo mucho, que trabajan con el pueblo. Para que adquiera 
conciencia de los derechos que tiene, ahí está el problema. Yo le he 
leído la Declaración Universal de los Derechos Humanos a personas que se 
sorprendían, que nos sabían que tenían esos derechos. En esto hay un 
grupo grande de gente, como Dagoberto Valdéz en Pinar del Río, que tiene 
una revista digital, Convivencia. Hace reuniones donde va gente del 
pueblo, no disidentes, y se dan películas y debaten temas como la 
democracia y los derechos.
—Y ante eso la Seguridad del Estado ¿actúa, qué hace?
—Hostiga, esa es la palabra. Claro, él es una persona de mucho prestigio.
—Pero hace 20 años iban presos seguro.
—Sí, reprimían inmediatamnente. Ahora hacen la "ejecución moral". Dicen 
que son agentes de la CIA, que les paga el imperialismo. Y hay gente que 
lo repite.
—Pero hoy entonces hay algunos espacios más, como los blogs e Internet.
—Sí, ahí están los jóvenes, que son muy inteligentes. Además si usted 
camina por la avenida de los Presidentes, se congregan adolescentes, con 
vestuario de estos grupos. Y el lugar se repleta. Me pregunté si a estos 
chicos se les da por gritar "Abajo Fidel", qué van a hacer? Ahí hay un 
potencial de rebeldía.
—En cuanto a la llegada de Raúl, ¿no hubo cambio alguno?
—Cuando Raúl llegó a la presidencia se produjo una expectativa 
favorable. Pero gobierna Fidel, no le quepa la menor duda, y tampoco es 
que Raúl quiera cambios radicales, pero Fidel es una personalidad muy 
fuerte, el hermano mayor, el jefe del país. Cuando critico todo esto, 
recuerdo que es algo que yo quise desde los 15 años, envejecí sirviendo 
este sistema. Para mí seria mucho mas feliz estar allá sirviendo en la 
salud, a tener que decir mis sueños adolescentes fueron una estafa.
Hilda Molina: "Querría para Cuba un gobierno que practique la doctrina 
social de la Iglesia" - El Mundo - LaCapital.com.ar (13 September 2009)
http://www.lacapital.com.ar/contenidos/2009/09/13/noticia_0017.html
 
 
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