Zoé Valdés | 11:40 - 8/09/2009
Honduras fue hasta hace muy poco un país del que se hablaba poco en la
prensa. Hasta que a su ex presidente, Mel Zelaya, le diera la idea de
cambiar la constitución para quedarse en el poder de manera vitalicia,
como mismo hizo Fidel Castro, Hugo Chávez, y harán todos esos discípulos
de los Castro en la región; con más o menos diferencias, tal vez
pequeños detalles que nos hagan creer que no se trata de meterle el dedo
a sus ciudadanos hasta la garganta y más abajo.
Zelaya fue puesto de patitas en Nicaragua, y desde entonces no para de
hacer payaserías, con perdón de los payasos. Ayer leí que había robado
cerca de ocho millones y pico para comprarse charranadas tales como
joyas y efectos personales. El mismo cuento de nunca acabar con estos
mamarrachos de presidentes que tienen en América Latina. Roberto
Micheletti intentó parar la cosa con un aldabonazo político, a lo que el
mundo entero ha querido llamar golpe de estado militar. Falso, pero la
prensa manda, y la gente cree a ciegas.
Lo cierto es que una gran cantidad de personas no estaba de acuerdo con
Zelaya, y de hecho el país, salvo algunas manifestaciones, más a favor
de que se fuera a que se quedara, ha estado tranquilo y de acuerdo con
la nueva situación hondureña. Yo saludo a los hondureños y los respeto
aún más. El país deberá celebrar elecciones en octubre, eso sí; será la
única manera de acallar a los que se enrollan en la bandera de la
democracia sin saber y sin querer saber lo que es soportar cincuenta
años a un tirano.
Marcando posiciones
El mismo día en que los Estados Unidos y su presidente Barack Obama
decidieron aflojar las restricciones de viaje a Cuba de los exiliados
cubanos con mano dulce (lo que no cuenta para nada, como ya he escrito
antes, si la propia Cuba y los Castro, no eliminan las visas de entrada
y de salida del ciudadano cubano a su propio país), ese mismo día,
Estados Unidos y el presidente americano, se desdijeron en los
principios que los guiaron para tomar tales medidas con Cuba e hicieron
lo contrario imponiéndole con mano agria un embargo puro y duro a
Honduras. No olvidemos que este embargo lo había pedido el propio Raúl
Castro hace unas semanas en una de esas reuniones del ALBA.
O sea, Barack Obama, con toda evidencia, ansía contentar y satisfacer a
los dictadores castristas, y marca una posición endeble ante ellos, y
mientras le da por la vena del gusto a estos mismos personajes, define
una posición absolutamente contraria y belicista en relación a Honduras.
Como mismo la justificación para suavizar el embargo de Cuba se apoyan
en las afirmaciones de que estas medidas no han conducido al país a la
democracia, me pregunto yo, entonces, una postura diferente y totalmente
contraria ¿ayudará a Honduras a retomar el camino a la democracia? ¿En
qué se diferencia Cuba de Honduras al respecto?
¿O no será que Barack Obama se propone andar por los mismos trillos ya
andados de Fidel Castro, de Hugo Chávez, y de la comparsa
latinoamericana? Aunque, me imagino que, él no deberá ignorar que
cualquier intento de cambiar la constitución, o de cualquier maniobra
parecida, en Estados Unidos no será coser y cantar. ¿Y entonces, quién
le pondrá el cascabel al gato? ¿Quién lo embargará a él?
Cuba y Honduras, mano dulce, mano agria - 7/09/09 - 1520589 - EcoDiario
(7 September 2009)
http://ecodiario.eleconomista.es/internacional/noticias/1520589/09/09/Cuba-y-Honduras-mano-dulce-mano-agria.html
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