Raúl Castro va imponiendo su estilo
Por César González Calero
Para LA NACION
Jueves 22 de mayo de 2008 | Publicado en la Edición impresa
La autorización otorgada a la madre de la neurocirujana Hilda Molina
para que pueda viajar a la Argentina es una muestra más de la
implantación definitiva de un nuevo estilo de gobierno en la isla. Sin
grandes alharacas, Raúl Castro, heredero político de su hermano Fidel
desde el pasado 24 de febrero, ha tomado en estos tres meses algunas
decisiones que parecían impensables en Cuba hasta hace poco.
En los mentideros políticos de La Habana se especula desde hace semanas
con la posibilidad de que Raúl flexibilice la política migratoria del
país. En marzo pasado, el canciller Felipe Pérez Roque reconoció la
intención del gobierno de suavizar los trámites de entrada y salida del
país. Y el Parlamento cubano estudia las posibles variantes legislativas
de una reforma ampliamente demandada por la sociedad.
Pero, de momento, las restricciones continúan y los cubanos deben
solicitar la "tarjeta blanca" (un permiso gubernamental) y presentar una
carta de invitación para poder salir de la isla. Por tanto, el visado
concedido a Hilda Morejón, por su relevancia mediática, se enmarcaría en
un "gesto" aperturista dentro de una política migratoria global todavía
claramente restrictiva. Fidel Castro ha aplicado durante décadas el
cerrojo fronterizo con el argumento de que así se evitaba la "fuga de
cerebros": los profesionales formados por la revolución.
* * *
Desde febrero, Raúl Castro se ha centrado principalmente en cumplir con
aquello que prometió en su discurso de investidura, es decir, suprimir
algunas de las "prohibiciones absurdas", como él mismo las denominó, que
han regido la vida cotidiana de los cubanos durante años. Curiosamente,
algunas de esas medidas ni siquiera se han concretado por escrito, pues
no existía ley alguna que legitimara la prohibición. Es el caso de la
prohibición anticonstitucional que impedía a los cubanos alojarse en los
hoteles destinados al turismo internacional.
Además, Raúl Castro ha legalizado la tenencia de teléfonos celulares y
la compra de computadoras, reproductores de DVD y otros
electrodomésticos, y ha emprendido una reforma agrícola con un único
objetivo: aumentar la producción, piedra de toque de su estrategia
económica. Hasta que no se logre incrementar el índice de productividad,
advierten las autoridades, Cuba no podrá prescindir de la dualidad
monetaria, que ahoga las economías familiares.
En el terreno político, los avances en la "era Raúl" han sido más bien
escasos. Cuba ha suscripto dos importantes protocolos internacionales de
derechos humanos y ha conmutado la pena de muerte a una treintena de
presos. Pero los derechos cívicos fundamentales siguen como estaban:
brillando por su ausencia. Recientemente, agentes de la Seguridad del
Estado reprimieron una manifestación de las Damas de Blanco (familiares
de presos políticos) en el centro de La Habana, y poco después el
régimen denegó el permiso de viaje a la popular bloguera Yoani Sánchez,
que no pudo recoger en Madrid el Premio Ortega y Gasset de periodismo
digital.
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