Darsi Ferrer
LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Los rumores sobre una
inminente reforma migratoria que eliminaría las restricciones a la
entrada y salida del país para los cubanos, descartan que se favorezca a
los trabajadores de la salud. Se comenta que en el caso de los médicos
no habrá modificaciones a la disposición vigente que sólo los autoriza a
emigrar luego de 5 años de espera después de haber presentado la solicitud.
El gobierno justifica esas prohibiciones con el argumento de que los
profesionales se forman gratuitamente; razón válida en parte. Es lógico
que los gastos deban ser retribuidos. La trampa se oculta en la falta de
regulaciones que fijen claramente el modo de saldar la deuda contraída.
¿Cómo explicar que un especialista que lleve 40 años ejerciendo la
profesión médica aún arrastre la supuesta deuda contraída con el
gobierno, del mismo modo que un recién graduado?
¿Por qué no aclara el estado cubano cuánto invierte en la preparación de
un médico y en qué plazo calcula que el beneficiado pagará la inversión?
Bajo las condiciones vigentes los graduados universitarios en general
deben vivir en permanente endeudamiento con la revolución. Son
recriminados si hacen algún cuestionamiento o tienen una actitud
considerada no acorde a los intereses del gobierno imperante, pero el
caso de los médicos es peor. Con la prohibición de viajar al extranjero,
miles de médicos se encuentran como rehenes en su propio país, esperando
que un día los liberen para abandonarlo. Los nuevos graduados seguirán
sumándose a la lista.
Todos los médicos que desean emigrar sufren castigos adicionales, como
la reubicación en puestos de trabajo de menor rango, la suspensión de la
categoría docente, el impedimento de pasar cursos de superación o
asistir a eventos científicos. Muchos terminan separados de sus seres
queridos durante largos periodos. Las familias también son víctimas de
la violación de sus derechos y de las consecuencias que de ello se derivan.
La evolución en el campo de la medicina exige de constante estudio e
investigación. En Cuba los médicos, al igual que todo el pueblo, tienen
vedado el uso de Internet y carecen de literatura actualizada. Estas
limitaciones se agravan por no contar con la posibilidad de asistir a
eventos internacionales, salvo algunos privilegiados afines al gobierno.
El salario promedio de un médico cubano es de unos 20 dólares al mes, lo
que apenas alcanza para satisfacer las necesidades elementales, muchos
se ven forzados a buscarse la vida en actividades consideradas ilegales,
pues el gobierno les prohíbe el ejercicio de la medicina privada y
también la realización de otras labores ajenas a su profesión.
El Ministerio de Salud Pública declara una cifra de 75 mil médicos en el
país. Cerca de 30 mil médicos cumplen en la actualidad misiones
internacionalistas en países del Tercer Mundo. El gobierno es el único
intermediario en los contratos de trabajo con estos países y les paga a
los médicos alrededor del 12 por ciento del dinero recibido. Estos
"internacionalistas" aportan al país más de mil millones de dólares anuales.
Permanecen alejados de su tierra y además, no se les permite viajar con
sus familias. Viven en albergues comunales, se enfrentan a enfermedades
exóticas y al rechazo que despiertan en los médicos de esos países, en
los opositores a esos gobiernos y hasta en la población. Con frecuencia
no se aprecia el esfuerzo que realizan, sino que se les acusa de
introducir en los países donde los reciben la ideología marxista.
Nuestro médicos son explotados y utilizados para satisfacer compromisos
políticos del gobierno cubano, más que humanitarios.
Lo anterior explica por qué el gobierno cubano prohíbe la salida a los
trabajadores de la salud en detrimento de su derecho a viajar
libremente. Se trata de la necesidad de cumplir con los planes de
exportación de miles de médicos sin que colapse el sistema de salud de
la Isla.
A pesar de la política de retener a los médicos como rehenes en el país,
en contra de su voluntad, es visible la afectación de la cobertura
médica en Cuba. La población sufre las consecuencias de un considerable
número de consultas cerradas y la falta de muchos servicios
indispensables, debido a que muchos de los médicos, enfermeras y
recursos son enviados a otros países en detrimento de la atención médica
en la isla.
Dejar al margen a los trabajadores de la salud del reconocimiento a su
derecho de viajar libremente desalienta a los jóvenes con intenciones de
estudiar la carrera, castiga a los graduados en la profesión y
evidencia el carácter arbitrario del sistema político vigente en Cuba
desde hace 50 años.
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