Laritza Diversent Cámbara
LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Estas actitudes irreflexivas 
de la ciudadanía son la forma de exteriorizar la molestia producida por 
un gobierno que margina. Son también el resultado de nuestro fatalismo.
Somos victimas de relaciones sociales, económicas y políticas 
deficientes. La familia cubana está sometida a múltiples privaciones. 
Vive en condiciones de pobreza y opresión psicológica. Nada se puede 
hacer, todo esta prohibido.
El ciudadano no se concibe a sí mismo en la realidad que vive. Su 
desconexión  respecto a las normas legales y de convivencia se 
intensifica hasta desembocar en la desviación. A sabiendas se obra 
contra el rigor de la ley y la moral.
Randy Alonso, moderador del programa Mesa Redonda, recordó las palabras 
de Raúl Castro pronunciadas en su discurso del 24 de febrero, en las que 
  reconoce que los peores enemigos de la revolución han sido el 
desorden, la impunidad y la falta de coherencia.
Indirectamente admitieron el fracaso de la educación comunista en la 
formación de valores éticos. Cierto es que en  Cuba hay educación 
gratuita y accesible a todos, pero la educación formal se ha perdido. La 
falta y la escasez de todo nos ha quitado en ocasiones la nobleza.
En los ómnibus urbanos no hay gentileza, ni con la mujer ni con los 
ancianos. Luego de un agotador día de trabajo y dos horas esperando la 
guagua, sentarse es una proeza, y ceder el asiento un sacrificio de 
marca mayor.
La agresividad y la vulgarización del lenguaje prevalecen. La población 
en general utiliza el más vulgar y soez idioma callejero, y las 
groserías son parte intrínseca del vocabulario popular.
Nuestra sociedad se descompone y podríamos llegar a extremos. La 
insatisfacción e irreflexión de la población pueden incluso llevarnos a 
situaciones violentas, como las ocurridas en julio de 1994.
Un buen gobierno debe solucionar estos problemas con políticas sociales 
democráticas que produzcan transformaciones en la estructura de la 
sociedad. Los cambios que emprenden hoy las autoridades sólo benefician 
a pequeños sectores de la población.
Para erradicar estas adversas tendencias es necesario que mejoren las 
condiciones materiales  de vida del pueblo. El gobierno debe liberarnos 
de la opresión económica y social a que nos ha sometido por casi medio 
siglo y abandonar la costumbre de simplificar los grandes problemas que 
nos agobian.
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http://www.cubanet.org/CNews/y08/may08/09cronica3.html
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