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Saturday, January 05, 2008

LA TROPA SENTADA EN EL CONTÉN DEL BARRIO

LA TROPA SENTADA EN EL CONTÉN DEL BARRIO
2008-01-04.
Kallan Poe (seudónimo), Agencia de Prensa Libre Avileña, APLA,
Corresponsalía en Ciego de Ávila de Misceláneas de Cuba

Morón, 4 de enero de 2008.- Cada ciudad, cada barrio, tiene su propia
característica. Morón es una de esas ciudades cubanas donde las colas
-hileras de gente que espera- ya pertenecen a "costumbres" surgidas,
gracias a la "revolución" del 59. En la actualidad, no existe una
ciudad, que no tenga una "apasionante" e intensa cola.

En mi barrio, sin embargo, los vecinos sólo estaban acostumbrados a ver
la cola en la Casa de Cambio; CADECA, S.A., donde la gente cambia pesos
cubanos por otros pesos que aunque también sean cubanos, tienen más
valor dentro del territorio nacional, y sin ellos no se hubiera creado
la nueva cola de la Oficina Correos de Cuba, la más elegante de toda la
ciudad, también la más enredada y misteriosa.

De ella nació "la tropa" sentada en el contén. Para esta tropa, avanzada
de la larga cola, no hay mal tiempo, ni retiradas.
Un apagón improvisado, el cierre momentáneo por la fumigación contra el
mosquito Aedes, o la falta de conexión con el servidor central, jamás la
hará desistir de su entrada a la sala de correos electrónicos, otro reto
más por las elevadas temperaturas que deberán resistir hasta la sofocación.

Así, cada uno tiene sus peculiaridades, y las conozco bien porque ya soy
miembro de "honor" de la tropa. Está la señora Beatriz, quien siempre
llega de primera, mucho antes de que cante el gallo de Morón, a las seis
de la mañana, dos horas antes de la apertura de Correos de Cuba. Ella
espera que venga la primera víctima a pedir el último de la cola, y
cuando este aparece, le responde con una sonrisa bien amplia: "Soy yo,
pero somos 10."

Si fuera Joaquín, no habría problemas, él trae sus dulces caseros para
ayudar con el desayuno de los demás, y recolectar para el de sus hijos.
Para Jorge, no es simple; aunque sea retirado, no soporta las largas
esperas, ser el número 12 representa entrar en la tercera vuelta.

Con sólo cuatro computadoras, bien poco se puede avanzar. Él sigue su
camino sin coger mucha lucha, dice que los infartos están por la libre y
sin cola alguna. Los domingos por la mañana, se extraña la tropa sentada
en el contén del barrio, Correos de Cuba no abre.

La conexión con el más allá terrenal, entiéndase América, Europa, Asia y
hasta la mismísima África, se ve detenida. Las buenas noticias
compartidas con exclamaciones desde: "¡Me llegó el dinero!" hasta,
"¡Viene a visitarme esta semana!", de las jimaguas que tienen sus amores
en otros mundos. Deja un vacío notable.

El lunes de nuevo a la carga. Los sentados sobre el duro piso, ya somos
como una familia. Cada cual tiene su propio tema de conversación, que
generalmente concluye sobre la "vida de perros" que nos ha tocado vivir.
Mas, de lo que sí estoy seguro, es que nadie puede compararnos
humorísticamente con los carneros, porque con todas las restricciones
que nos ponen, para que desistamos de las comunicaciones, somos una
tropa, aunque estemos sentados en el contén del barrio.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=13405

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