2008-01-02.
Pedro Álvarez Peña
Regresé de España con el alma partida en dos pedazos. No solo ella, toda
la paridad congénita de mi cuerpo vibraba.
Las despedidas son tristes sobre lo que se ha escrito y hablado muchas
veces. De un lado mis padres, ya mayores, luchando en la tierra de sus
padres, añorando la nuestra. Del otro mi familia en la nueva, ya por
diecisiete años, de Nóbel y midsommar, cuna de mis hijos.
Una vez más algo me hace reflexionar sobre la naturaleza doble de la
existencia. De positivo o negativo, materia o antimateria, ser o no ser.
De todo reducido a la mínima expresión donde una decisión difiere ciento
ochenta grados de la otra pero solo una puedes tomar.
Como dicen los suecos no puedes conservar el cake y comértelo al mismo
tiempo. Con tan simple pero sabio proverbio se puede claramente ilustrar
el dilema. En el caso de la tarta se trata de gusto o hambre. Sin
embargo en la perspectiva mayor es el paso nuestro por la vida que día a
día se va formando detrás de tales decisiones, muchas de ellas
irreversibles.
Para que hablar de orgullo o arrepentimiento. Esos son sentimientos de
segunda mano pues vienen después del verdadero ahora cuando las cosas
pasan, no siempre en raciocinio o bien pensadas. Diferentes son el
cariño y el amor, sembrados por años de ternura y paciencia, presentes
en todo momento. Ellos nunca nos han pedido nada a cambio por estos dos
últimos que hoy presionan a mi corazón.
Sin herir o maltratar la dignidad de nadie llega la hora de dar o no
pasos determinados imbuidos por las circunstancias. Para complicar las
cosas existen más relaciones que las de uno al asunto, es decir entre el
asunto y otros también las hay. Dependencias de diferentes proporciones:
asociaciones, agregaciones y complementaciones. Estos últimos en un
intento de colorear con palabras la diversidad y complejidad de estas
sin nombrar aún los sentimientos que a cada uno puedan atañar.
No menospreciando estas relaciones de otros la decisión sigue siendo una
cuestión propia de uno mismo y quisiera pedir objetividad a mi cerebro
para cada una. La voz de la experiencia ya me dice que no siempre es así
pues la subjetividad asoma para que retome el tema de este asunto pues
hemos hablado de dualidad y diferencias.
Empero que sucede cuando el fruto de lo hecho diverge en lo mismo, o muy
parecido, a lo que hubiéramos obtenido por el otro camino. No hay
respuesta ya que eso nunca lo sabremos pues después de andar un sendero
aunque regresemos de nuevo al punto de partida todo no será igual, las
condiciones iniciales ya son otras y tiempo ha pasado.
Por lo tanto la ambivalencia del asunto sigue recayendo en el momento de
decidir algo. Dichosos que podemos escoger pues no somos robots sin
embargo nunca sabremos que hubiera pasado si hubiésemos tomado el otro
camino. Ambigüedad dual del sentido de elección.
"Eppur si muove"
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=13396
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