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Saturday, May 12, 2007

CAUSAS Y ENSEÑANZAS DE UNA TRAGEDIA

CAUSAS Y ENSEÑANZAS DE UNA TRAGEDIA
2007-05-12.
Oscar Espinosa Chepe, Economista y Periodista Independiente

La Habana, 11 de Mayo de 2007. De nuevo familias cubanas se sumen en la
desgracia de haber perdido seres queridos en un violento hecho de
sangre. Al mismo tiempo, madres y padres sufren la angustia de lo que
puede deparar el destino a sus jóvenes hijos por cometer acciones
deplorables.

A finales de Abril, tres reclutas del ejército, destacados en una base
militar cercana a La Habana desertaron con dos fusiles AK 47, dejando
muerto a uno de los integrantes de las postas que procuró evitar la acción.

El 3 de Mayo, dos de los implicados secuestraron un ómnibus con rehenes
y se introdujeron en un avión en el Aeropuerto José Martí, con la
intención de abandonar el país. El incidente concluyó con la captura de
los reclutas por la fuerza pública y la muerte de uno de los rehenes,
un teniente coronel, que quiso evitar el secuestro, según se informó.

Este lamentable incidente protagonizado por estos tres jóvenes del
Servicio Militar constituye la repetición de otro acaecido en diciembre
del pasado año, en el penal El Manguito, en Santiago de Cuba, que
también cobró la vida de militares.

Debe subrayarse que estas acciones fueron realizadas por jóvenes cubanos
formados, o quizás deformados, en el sistema imperante, todos
pertenecientes a las fuerzas armadas, posiblemente la institución más
sólida y con mayor disciplina de la sociedad cubana. Esto demuestra que
la crisis de desesperanza que desde hace años azota el país no sólo se
mantiene, sino crece peligrosamente, en particular entre la juventud, e
incide en toda la vida social, incluyendo entidades que hasta el
momento mostraban más solidez y disciplina.

Desafortunadamente, las conclusiones que se sacan de este y otros
funestos hechos por las autoridades se expresan en consignas gastadas,
echando sobre factores externos las causas de estas tragedias. En
realidad, los factores detonantes son eminentemente internos propiciados
por un sistema económico, político y social en bancarrota desde hace
mucho tiempo, que ha incidido negativamente en todos los aspectos de la
vida nacional, muy en particular sobre los valores morales y
espirituales del pueblo cubano, constituyendo una fuente incesante de
frustración y desesperanza.

Meses atrás, cuando surgió un gobierno provisional debido a la repentina
enfermedad del Presidente Fidel Castro, muchos pensaron que se iban a
producir reformas para mejorar el nivel de vida de la población. Sin
embargo, han transcurrido 10 meses sin que se aprecien los esperados
cambios. Incluso, podría decirse que las dificultades y los sufrimientos
se incrementan ante el inmovilismo oficial, producto de la acumulación
de problemas durante muchos años.

En tanto, únicamente se emiten justificaciones y continúa la manía de
culpar a los países extranjeros de nuestras dificultades, cuando no son
más que consecuencias de problemas internos e injustificables
regulaciones migratorias, las cuales no contribuyen en modo alguno a la
salida legal y segura de las personas deseosas de hacerlo. Ahora se
esgrime la Ley de Ajuste Cubano dictada por Estados Unidos hace muchos
años, para tratar de explicar este nuevo drama que ha conmovido la
sociedad. Habría que preguntar a las autoridades por qué entonces
cientos de jóvenes diariamente se acumulan en las embajadas de España,
Italia, Francia y otros países con la intención de marcharse, si en esas
naciones no existe ninguna ley semejante.

La explicación de las reprobables salidas ilegales que ponen en riesgo
tantas vidas y de hechos violentos sólo se encuentra en el desajuste que
vive la sociedad cubana por un prolongado período, a causa de un
sistema que paraliza y hace involucionar el desarrollo nacional. La
verdadera conclusión que podemos sacar de este triste suceso es la
urgente necesidad de un proceso de reformas que, de forma gradual,
comience a elevar el nivel de vida de los cubanos y retorne a los
ciudadanos la confianza en el porvenir.

Si esto se hiciera, con el indudable potencial humano existente, los
resultados positivos se apreciarían con relativa rapidez, evitándose las
tragedias que periódicamente golpean las familias. Este proceso
facilitaría la reconciliación nacional y coadyuvaría a la desaparición
de los odios que durante casi cinco décadas han envenenado los
corazones. Constituiría un mecanismo de unión de quienes vivimos en la
Isla y en el extranjero, de todos los cubanos por encima de ideologías.
Sería el camino que conduciría a la victoria de todos, la
reconstrucción del país y la creación del futuro de prosperidad que las
nuevas generaciones tienen el derecho a recibir.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=10122

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