Pages

Monday, January 23, 2017

Lo que nos dejó el ciclón

Lo que nos dejó el ciclón
HILDEBRANDO CHAVIANO MONTES | La Habana | 23 de Enero de 2017 - 07:21 CET.

El año 2016 se prestó, como todo lo que llega a su fin, para reflexionar
sobre lo acontecido y el porvenir, las metas que nos imponemos
invariablemente aunque no las cumplamos, postergándolas para un poco más
adelante. A los consabidos planes personales de dejar de fumar, hacer
ejercicios, beber solo en los cumpleaños, etc., se le puede agregar
acabar con el comunismo, instaurar la democracia en Cuba, y así por el
estilo cosas que al final podrán o no lograrse.

Pero en la patria de Martí, Céspedes, Maceo, y también de Batista,
Machado y Castro, se han establecido patrones de conducta que costará
mucho erradicar de un diciembre para otro.

La envidia, ese pecado capital, es parte de la naturaleza moral de los
cubanos gracias a las enseñanzas de la Revolución. Muchos cubanos,
demasiados diría yo, no tienen interés en prosperar económicamente, no
les pasa por la mente poner a producir las habilidades que cada uno
posee, o no rentan una habitación sobrante aunque tengan condiciones
para hacerlo.

Sin embargo, cuando un vecino al que conocen de toda la vida, que quizás
de pequeño jugó con sus hijos se convierte en "cuentapropista"
(empresario privado), esta persona anciana y revolucionaria que hasta
una lágrima dejó caer cuando falleció su amado líder, echa espuma por la
boca cuando se refiere a "los macetas" (personas adineradas).

Me ocurrió hace unos días en una de esas conversaciones de vecinos que
coinciden en un ascensor. Una señora respetable, madre de un amigo,
expresó la revolucionaria idea de que los inquilinos dedicados a la
renta de sus apartamentos en el edificio donde ambos vivimos deben ser
obligados a pagar una cuota en moneda convertible por el uso que hacen
sus clientes de los maltratados ascensores del inmueble.

De nada valieron los argumentos sobre los derechos de los
microempresarios privados y el montón de obligaciones que cumplen para
poder desempeñarse, tampoco sirvió el alegar que la entidad estatal
propietaria del edificio Focsa cobra sumas millonarias a empresas
también estatales como Copextel y ETECSA, por el arrendamiento de
apartamentos utilizados como oficinas.

Para esta anciana antimacetas, empresario privado es sinónimo de
delincuente y no la culpo por ese prejuicio. La población cubana se ve
sometida a un constante bombardeo de los medios de difusión en contra de
la actividad económica privada. Siempre que en una telenovela, serial
policíaco de factura nacional o programa educativo, se toca de cerca
algún personaje negativo sean homicidas, ladrones, asaltantes,
malversadores o depredadores sexuales, no resulta casual que de una u
otra forma estén relacionados con o se dediquen al trabajo por cuenta
propia.

El empresario privado cubano, ese de quien a fin de cuentas depende la
satisfacción de las necesidades de bienes y servicios que el Estado
socialista es incapaz de resolver, se ve sometido a una campaña de
desprestigio que se suma a los altísimos costos de tramitación y la
obsolescencia de las regulaciones sobre propiedad privada, acumulación
de capital e inversiones.

El discurso del jefe del Gobierno cubano está divorciado del lenguaje
utilizado por los miembros de la corte que al parecer no escuchan las
señales de cambio. La resistencia a los cambios es parte de la herencia
ideológica legada por el fidelismo, y en la misma medida que se llora al
líder desaparecido, se desprecia y se teme todo lo que aquel temió y
despreció.

Ya casi no queda tiempo para acelerar los cambios económicos necesarios,
pero la parte más difícil será asumir los cambios de pensamiento y la
proyección social de los mismos en un contexto hostil por tradición,
donde se da por sentado que los ricos lo son porque a algún pobre le
robaron, y arrebatarles la riqueza es justicia.

Source: Lo que nos dejó el ciclón | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1483706485_27919.html

No comments: