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Sunday, June 14, 2009

Morir a cámara lenta en una cárcel cubana

Morir a cámara lenta en una cárcel cubana

Un año después de que la UE suprimiera las sanciones impuestas a La
Habana tras la oleada represiva que en 2003 llevó a 75 disidentes a
prisión, 54 continúan recluidos y muchos de ellos enfermos graves
Más de 500 arrestos de opositores en el primer semestre, según
activistas de derechos humanos
CARMEN MUÑOZ | MADRID
Domingo, 14-06-09
«Secreto de Estado». Las autoridades cubanas responden así cada vez que
algún gobernante o diplomático de otro país u organismo internacional
intenta averiguar cuántos presos hay en la isla. Desde la llegada de
Fidel Castro al poder, hace ya más de medio siglo, se estima que cientos
de miles, e incluso millones, de cubanos han pasado por sus prisiones.
No existe familia en este país caribeño de poco más de once millones de
habitantes que no tenga o haya tenido alguna vez a uno de los suyos
entre rejas. Hoy sobreviven tras ellas entre 80.000 y 100.000 reos,
según las fuentes consultadas, la mayoría presos comunes, jóvenes y
mulatos o negros. Cuba es el país iberoamericano con mayor población
penal y el cuarto del mundo, 531 de cada 100.000 habitantes son presos,
según datos de «The Economist» de 2009.
«Sólo el régimen sabe cuántas personas han pasado por sus cárceles»,
afirma María Werlau, directora ejecutiva de Archivo Cuba, una ONG con
base en Nueva Jersey. Pero mientras no llegue el fin de la dictadura de
los Castro y salgan a la luz los registros de la Seguridad del Estado,
los activistas de derechos humanos tienen sus listas bajo control.
Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y
Reconciliación Nacional (Ccdhrn), cuenta algo más de 200 presos
políticos, una cifra que se ha reducido en los últimos años porque,
según la disidencia, han cumplido sus penas.
Un peligro social
Juan Carlos González Leiva, secretario ejecutivo del Consejo de
Relatores de Derechos Humanos de Cuba, asegura que hay un centenar de
prisioneros de conciencia, la mayoría del llamado «Grupo de los 75» y
disidentes acusados de «peligrosidad social predelictiva», un eufemismo
del régimen comunista para acusar a aquellos que en realidad no han
cometido ningún delito pero los consideran «delincuentes en potencia».
El ex territorio español pasó de tener una veintena de prisiones y unos
10.000 reclusos durante la tiranía de Fulgencio Batista, a entre 200 y
250 «establecimientos penitenciarios», otro eufemismo del régimen, según
las cifras de Sánchez y González Leiva. El activista del Consejo de
Relatores, invidente y recluido durante 26 meses sin juicio en el centro
de detención de Pedernales (Holguín), califica como de «máxima
severidad» a más de 50 de los aproximadamente 250 centros de reclusión,
mientras los restantes son campamentos de trabajo o de «reeducación» de
«mínima severidad».
La UE revisa mañana su política hacia la isla, un año después de anular
las sanciones
Excepto dos, los 54 miembros del «Grupo de los 75» aún presos purgan sus
penas en centros de «máxima severidad». La periodista independiente
Miriam Leiva denuncia que las autoridades están siendo especialmente
hostiles con este grupo. Varios de los recluidos en la cárcel de Kilo 5
y Medio de Pinar del Río están en huelga de hambre.
Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano Liberación (MCL) y promotor
del Proyecto Varela, al que respaldan muchos de los 75, se refiere a
estas prisiones como de «máxima inhumanidad»: «El daño es acumulativo
por el hacinamiento, la violencia, la escasez de agua y comida, la
irregularidad en el tratamiento médico, la manipulación y el seguimiento
de cada preso por un oficial; nada es casual, la crueldad está
dosificada, es como un campo de concentración».
El disidente Alejandro González Raga, otro de los 75 y residente en
España desde su expulsión de Cuba en febrero de 2008, sabe bien lo que
es vivir en una especie de campo de concentración. Durante su primer año
de reclusión, el periodista independiente estuvo aislado en una celda de
la cárcel de Canaleta (Ciego de Ávila) que medía «el ancho de mis brazos
por el largo de una cama».
La muerte está a la orden del día en los barracones, sobre todo entre
los reos comunes. El Consejo de Relatores contabilizó más de un centenar
de prisioneros muertos en 2007 y en 2008, así como más de una veintena
este año. «A los presos políticos los trituran como personas, pero los
dejan que vivan para que se mueran en sus casas», señala Juan Carlos
González Leiva. La mayoría de los 75 opositores de la redada de la
Primavera Negra de 2003 llegaron sanos pero, «además de la tortura
física y psicológica, te destruyen el sistema digestivo, pulmonar y
cardiovascular».
No pueden esperar
Elizardo Sánchez alerta de que la salud de «varias docenas» de
prisioneros políticos es «incompatible con el internamiento carcelario,
y no pueden esperar a los ritmos y plazos de la política».
Unos 100.000 presos, políticos y comunes, malviven hacinados en más de
200 centros
El preso político del MCL Efrén Fernández, recluido en la cárcel de
«extrema severidad» de Guanajay (provincia Habana), le explicó a Oswaldo
Payá que «la atención médica es una burla, te piden radiografías que
luego no te hacen». Se dice que los Castro supervisan directamente este
centro de «régimen especial», que ha tenido «huéspedes» célebres como
José Abrantes, ex ministro del Interior caído en desgracia y muerto en
su celda bajo extrañas circunstancias. En Combinado del Este, a las
afueras de La Habana, sobreviven hacinados entre cuatro y cinco mil
reclusos. La prisión provincial de Guantánamo, a unos cuarenta
kilómetros de la base estadounidense, es también «especialmente inhumana»...

Morir a cámara lenta en una cárcel cubana - Internacional_Iberoamerica -
Internacional - ABC.es (154June 2009)

http://www.abc.es/20090614/internacional-iberoamerica/morir-camara-lenta-carcel-20090614.html

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