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Thursday, August 11, 2016

Las condiciones de trabajo son de animales

'Las condiciones de trabajo son de animales'
JORGE ENRIQUE RODRÍGUEZ | La Habana | 10 de Agosto de 2016 - 19:17 CEST.

"A quiénes se refiere el Gobierno cuando dice 'el pueblo'", cuestionaba
una señora que no había podido completar sus compras en la TRD Isla de
Cuba, aturdida por el calor sofocante del establecimiento.

"Es inhumano trabajar y atender debidamente al público en esas
condiciones. Es imposible permanecer allí dentro diez minutos sin sentir
la sensación de asfixia".

Un reportaje trasmitido por el Noticiero Nacional de Televisión, instaba
el fin de semana a que los establecimientos aprovecharan la ventilación
ambiental para ahorrar al máximo la energía eléctrica.

La promesa del general Raúl Castro referente a que el pueblo no sería
afectado por las medidas de ahorro energético "te obliga a preguntar si
su concepto de 'pueblo' incluye a los seres humanos", dice Iván Díaz,
cliente habitual de la TRD Maravilla, en el Cerro.

"En locales que venden productos cárnicos el olor resulta repugnante; en
peleterías y ferreterías el aire es casi tóxico por los vapores de
caucho y plástico. La mayoría de estas tiendas no están diseñadas para
recibir ventilación ni iluminación ambiental. Allí sufre el pueblo,
tanto vendedores como clientes. Respirar en esos ambientes durante horas
imagino que debe atentar contra la salud de la persona".

Las regulaciones adoptadas para el ahorro, que se extienden a todo el
sector estatal, tienen gran impacto en empresas de servicios como
Correos de Cuba y redes comerciales del monopolio de las comunicaciones
ETECSA.

"Los calores tienen a la gente malhumorada y, por supuesto, el maltrato
al cliente se agrava", comenta Olga Lidia Serrano.

"Cuarentaicinco minutos tardó una cajera en la oficina comercial de
Águila y Barcelona para cobrarnos la factura de teléfono a tres
personas. Sé que es difícil lidiar con el público, y más cuando estás
sofocada dentro de un local y la única ventilación es un abanico
improvisado. Eso es una afectación directa al pueblo, quiérase o no; yo
me considero revolucionaria, pero el sol no puede taparse con un dedo".

Ramón Travieso, jubilado y vecino de la barriada El Diezmero, recorre
todos los meses el tramo desde su localidad hasta la oficina de correos
ubicada en Infanta y San Lázaro, uno de los pocos correos capitalinos
donde puede cobrar giros internacionales. Cree que la insistencia del
Estado en que el pueblo no se afectaría por la crisis "es para
ofenderse", y pregunta dónde empiezan y dónde terminan los límites de
ese "pueblo".

"Para recibir el giro me tardé toda una mañana. Las empleadas del Correo
no estaban de ánimo, se veían sofocadas y con muy mala cara por la falta
de ventilación. Dentro del local apenas se puede respirar, si a eso le
agregas que nuestro clima es húmedo… es cierto que no te maltratan de
palabras, pero tardar casi 30 minutos en atender a cada usuario es
maltratar a la población. De alguna manera las entiendo, porque esas no
son condiciones de trabajo y ellas también son el pueblo".

Al otro lado del mostrador

En tiendas de la cadena TRD, oficinas de Correos y centros
multiservicios de ETECSA, las restricciones como medidas de ahorro
energético han convertido las condiciones de trabajo "en un calvario que
por extensión perjudica al cliente", opinaron trabajadoras que pidieron
no ser identificadas.

Alina es secretaría del Partido, pero dice tener "los pies en la tierra".

"El Estado nunca tiene ni asume culpa de nada. Dice que el pueblo no se
afecta pero quien lo dice no tiene que enfrentar al público bajo estas
condiciones. Nosotras también somos el pueblo. De qué sirve tener
electricidad en la casa si las condiciones de trabajo son de animales".

Laura, cajera de una oficina de correos, agrega que "además nunca se
menciona a los responsables del derroche y de las restricciones que
resultan como consecuencia. Por supuesto, ni las restricciones ni el
calor llegan 'al pueblo de arriba'".

"Ahorrar sin afectar al pueblo, es lo más loco que he escuchado en mi
vida", afirma Dessire, operadora de ETECSA.

"Los únicos que llevamos ahorrando por más de 50 años somos nosotros, el
pueblo; y los únicos que llevan 50 derrochando son ellos, el Gobierno.
Como ninguno de ellos compra nada en las tiendas del pueblo, ni
necesitan de estos servicios del pueblo, no pueden saber cómo el pueblo
trabaja y compra en estas condiciones. Al pueblo, al de verdad, quién le
explica en un mostrador o caja que no somos nosotros los responsables de
que no podamos ofrecerles un mejor servicio".

Source: 'Las condiciones de trabajo son de animales' | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1470849468_24508.html

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