El dictador más mimado de la historia
ROBERTO ÁLVAREZ QUIÑONES | Los Ángeles | 11 de Agosto de 2016 - 05:46 CEST.
Por estos días Fidel Castro tiene muchos motivos para celebrar jubiloso 
su cumpleaños 90. No solo porque pocos políticos alcanzan tal 
longevidad, sino porque pasará a la posteridad como el déspota más 
mimado de que se tenga memoria.
El comandante no será absuelto por la historia, como sentenció luego de 
la masacre del 26 de julio de 1953 —con una frase tomada de Adolf 
Hitler—, pero se puede vanagloriar de ser el campeón mundial  de los 
dictadores.
Nadie que no haya sido rey, emperador, príncipe o jeque, ha  gobernado 
durante más de medio siglo. En 2007 destronó al hasta entonces campeón, 
el norcoreano Kim Il Sung, quien gobernó 48 años. Y continuó ampliando 
su plusmarca hasta 2011 (52 años), cuando entregó su cargo de Primer 
Secretario del Partido Comunista (PCC).
Pero hay más, el nonagenario caudillo es hoy un  dictador adjunto. Su 
hermano Raúl, el nuevo faraón cubano impuesto por él, no toma una sola 
decisión importante sin consultarla con su guía y héroe. O sea, Fidel 
acumula 57 años como autócrata. Y quiere redondear la cifra en no menos 
de 60 años para hacerla más imbatible.
Castro está feliz porque le ganó la guerra a los "americanos", como 
prometió en una carta a Celia Sánchez cuando estaba en la Sierra 
Maestra. Su dinastía familiar, con su hermano al frente, ha sido 
legitimada por el presidente de EEUU, bendecida por el Papa, y alabada 
por los líderes de la Unión Europea (UE), de Latinoamérica, y por la 
opinión pública internacional.
Ambos Castro son autores de crímenes y violaciones ad infinitum de los 
derechos humanos. A nadie parece importarle ese "detalle". Semejante 
falta de principios en las relaciones internacionales le pone un sello 
nefasto al siglo XXI.
Pero lo que más íntimamente le satisface al tirano es que se va a 
marchar de este mundo sin que los cubanos de la Isla lo hayan conocido 
realmente. No saben quién es Fidel Castro Ruz.
Ni los pocos ancianos que supieron de sus andanzas criminales en los 
años 40 y principio de los 50 pueden hablar en la Isla, ni se pueden 
publicar testimonios de quienes al trabajar cerca de él constataron su 
menosprecio de los cubanos, su falta de  principios, su afición por 
desaparecer físicamente  a sus rivales y oponentes, y por castigar  a 
quienes osan estar en desacuerdo con él. Increíble paradoja, los 
fidelistas no conocen a Fidel. No conocen al psicópata que hace 
cualquier cosa para mantener el poder.
Irresponsable "gatillo alegre"
Pocos saben en Cuba que Castro entró en la política a tiro limpio, 
asesinando, baleando o intimidando a sus rivales políticos. Era un 
gánster miembro de la Unión Insurreccional Revolucionaria (UIR), una de 
las pandillas políticas habaneras, encabezada por Emilio Tro.
La UIR le disputaba el control político de la Universidad de La Habana a 
la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), que presidía Manolo 
Castro, a quien Fidel detestaba por no querer apoyarlo en su candidatura 
para presidente de la Escuela de Derecho. La FEU en esa época era  un 
trampolín para escalar las más altas posiciones en la vida política 
nacional.
Cuando Fidel quiso ingresar en el Partido Ortodoxo fue rechazado por su 
líder, Eduardo Chibás. "No quiero gánsters en el partido", explicó 
Chibás. Solo ante la insistencia de José Pardo Llada  posteriormente lo 
aceptó.
Manolo Castro murió en un atentado en 1948, después de que José Fallat 
alias "El Turquito" matara a Emilio Tro, el jefe pandillero de Fidel. 
También fue asesinado Oscar Fernández Caralt, sargento de la policía 
universitaria. Castro fue acusado de ambos asesinatos, pues hubo 
testimonios que lo inculparon. Incluso Caralt dijo antes de morir que 
quien le había disparado era Fidel, según informó el diario El Crisol.
Pero  testigos dijeron luego que el dinero del padre de Fidel Castro y 
la corrupción en el sector judicial impidieron que fuera condenado. De 
haber sido encarcelado, Cuba sería hoy un país libre y próspero, quizás 
parte del Primer Mundo.
Fidel también hirió a balazos a su rival político Leonel Gómez, señalado 
como el asesino de Justo Fuentes Clavel, vicepresidente de la FEU y 
colega de Fidel en la UIR. Y baleó a su también rival político Rolando 
Masferrer, quien salió milagrosamente ileso en el atentado.
Incitando a un golpe de Estado
No saben los cubanos en la Isla que en 1951 el joven gatillo alegre 
visitó al senador Fulgencio Batista en su finca Kukine para alentarlo a 
que diera un golpe de Estado. El encuentro lo pidió Castro y  lo 
consiguió su cuñado, el político Rafael Díaz-Balart. Y lo presenció el 
periodista Antonio Llano Montes, de la revista Carteles.  Díaz-Balart 
reveló que estando en la biblioteca Fidel le dijo a Batista que entre 
sus libros faltaba La técnica del golpe de Estado, de Curzio Malaparte.
Castro quería que el General violentara la Constitución para entonces él 
iniciar la lucha contra la dictadura y tomar el poder por la fuerza. 
Sabía que con su fama de gánster y loco no tenía chance alguno en las 
urnas. Fue eso lo que sucedió el 10 de marzo de 1952.
Siete años después, ya instalado en el poder, convirtió a Cuba en una 
colonia de la URSS, suprimió los derechos ciudadanos, fusiló a miles de 
opositores políticos, forzó la emigración de casi dos millones de 
personas, empobreció a los cubanos a niveles africanos, exportó la 
guerra  "revolucionaria" por América Latina. Envió a la muerte, en 
conflictos africanos, a miles de jóvenes. Entronizó el odio fatal entre 
cubanos, incluso familiares, por razones político-ideológicas.
Imaginémonos que el presidente Barack Obama hubiese ordenado hundir una 
embarcación  y ahogar a decenas de adultos y niños que deseaban 
abandonar EEUU, el derribamiento de dos avionetas civiles en aguas 
internacionales para evitar que lanzaran volantes sobre Miami, y el 
fusilamiento de tres jóvenes que trataban de escapar de EEUU en una 
lancha. Hoy Obama estaría en la cárcel. Castro cometió todos esos 
crímenes en su etapa final como jefe de Estado y es venerado universalmente.
El carisma, fuente de legitimidad
Otra razón que tiene Fidel para celebrar es la Doctrina Insulza de la 
OEA, según la cual  un dictador es legítimo si es de izquierda, buen 
orador, y se mantiene mucho tiempo en el poder.
En 2007 el secretario general de la OEA, el socialista chileno José 
Miguel Insulza, instauró un nuevo principio en las relaciones 
interamericanas. "Fidel Castro", dijo Insulza, "es un líder carismático 
que ha marcado medio siglo de la vida hemisférica… y esa personalidad ha 
terminado por imponer como legítimo dentro del hemisferio o dentro de 
América Latina un régimen como el que hoy día tiene Cuba".
Es decir, si un líder político es de izquierda, habla bonito, asalta el 
  poder a cañonazos y lo mantiene muchos años, es un mandatario 
legítimo, pues el tiempo y el carisma personal son fuentes de legitimidad.
Claro, Insulza nunca explicó por qué no fueron legítimos los Somoza, los 
Duvalier, Alfredo Stroessner, Rafael Leónidas Trujillo y otros gorilas 
latinoamericanos con más de 20 años como gobernantes.
De la ficha de Fidel Castro como tirano implacable, de sus caprichos que 
convirtieron en ruinas a Cuba, y de su vocación fascista-represiva, no 
es necesario agregar más. Solo que Fidel Castro no debe ser homenajeado, 
ni ahora ni nunca. Lo justo sería sentarlo en el banquillo de los 
acusados ante un tribunal, en La Habana o en La Haya. Junto con su hermano.
Source: El dictador más mimado de la historia | Diario de Cuba - 
http://www.diariodecuba.com/cuba/1470775903_24482.html
 
 
No comments:
Post a Comment