Una noche en el Estadio Latinoamericano
No hay mucho público. Es posible que sea la consecuencia de lo mal que 
anda Industriales, el equipo insignia de la capital
sábado, marzo 21, 2015 |  Orlando Freire Santana	
LA HABANA, Cuba. -La Serie Nacional de Béisbol está llegando a su final, 
así que aprovecho para ir al estadio. Los equipos de Industriales y la 
Isla de la Juventud discuten la última plaza disponible para los play 
offs que comenzarán en breve, y de donde saldrá el campeón de la pelota 
cubana.
A pesar de la importancia de este juego, no hay mucho público esta noche 
en el Latino. Es posible que sea la consecuencia de lo mal que andan los 
Industriales, el equipo insignia de la capital, que ha perdido muchos 
juegos en sus últimas presentaciones. Sin embargo, un señor que tengo 
cerca me aduce otro motivo: "Amigo, el problema es que, si se vive 
lejos, no es fácil llegar hasta aquí. Mire, yo vivo en Marianao y 
dependo del P-14 para trasladarme. Óigame, y a veces tarda más de 45 
minutos en pasar. Me tengo que ir casi una hora antes de que se acabe el 
juego, porque si no, no hay quien coja un guagua después".
Cerca de nosotros, un grupo de muchachos apenas se sientan para ver el 
juego. Ellos tratan de coger las pelotas bateadas de foul y que van a 
parar al público. A veces se arma una trifulca entre dos o más jóvenes 
que se disputan una pelota, no obstante la gran cantidad de policías 
ubicados en los pasillos de la instalación. Las autoridades siempre han 
insistido en que las pelotas deben ser devueltas al terreno, aunque en 
los últimos tiempos parecen haberse rendido ante la evidencia de que, al 
menos aquí en La Habana, todo el que coge una pelota se queda con ella.
Otro aficionado de los alrededores comenta dicha situación: "Caballeros, 
es que esa es la única manera que tienen esos muchachos de hacerse de 
una pelota. Si van a comprarla en una tienda, está muy cara, y a lo 
mejor la venden en dólares y no en pesos". Y a continuación pasa a otra 
arista del problema, con lo que recibe la aprobación de las personas que 
le rodean: "Yo creo que estas gentes se han dado cuenta de que, en el 
fondo, conviene que esas pelotas vayan a manos del público. Porque ya 
aquí casi no se juega béisbol en los barrios, ya que no hay implementos, 
como bates, guantes, ni pelotas. Y el fútbol sigue ganando terreno, pues 
solo hacen falta un balón y dos piedras como portería".
Y mientras me deleito con esos comentarios de grada, el juego sigue su 
curso. Los Industriales amenazan con hacer carreras. Tienen varios 
corredores en bases y batea Yusnier Díaz, un muchacho que apenas llega a 
los 20 años, y es la gran revelación de la temporada. Batea más de 300 
de average, corre bien las bases, tiene potente brazo, y no es segundo 
de nadie patrullando el jardín derecho. Casi todos los cronistas 
pronostican que será el novato del año.
"Pues mírenlo bien para que lo recuerden— interviene un señor ya entrado 
en años—, ya que si sigue así, es probable que no dure mucho en Cuba. En 
cuanto tome conciencia de su calidad, se va a jugar a las Grandes Ligas. 
No ven lo que les ha pasado a los Industriales con los pitchers; cada 
vez que sale uno bueno termina yéndose. Acuérdense de Odrisamer Despaigne…"
A la altura del quinto inning decido marcharme y ver la última parte del 
juego por televisión. Uno de los tantos vendedores ambulantes que hay en 
el estadio insiste en que probemos una de sus empanadas de queso, y un 
joven que tengo cerca, al constatar la calidad del producto, se pregunta 
si el hombre tendría licencia como cuentapropista. "Por supuesto, 
muchacho. Si yo no tuviese licencia, con la cantidad de policías que hay 
aquí, ya hubiese volado en pedazos".
Ciertamente, son muchos los policías. En la puerta del estadio se 
mantiene la doble hilera de uniformados que cachean a los aficionados 
que continúan llegando— principalmente a los hombres jóvenes y de piel 
oscura—, con vistas a detectar armas blancas u otros objetos cortantes. 
Cualquiera diría que se trata de pasajeros que se aprestan a tomar un 
vuelo de Cubana de Aviación.
Después de todo, hice bien en irme temprano. Muchos policías en el 
estadio, pero ninguno en las oscuras calles del Cerro. Y la cosa no está 
como para transitar solo a altas horas de la noche.
Source: Una noche en el Estadio Latinoamericano | Cubanet - 
http://www.cubanet.org/destacados/una-noche-en-el-estadio-latinoamericano/
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