Experiencias de mi color
agosto 5, 2014
Jorge Milanés Despaigne
HAVANA TIMES — Cuando yo era adolescente, oía repetir que en Cuba no
había racismo. En la escuela los maestros reiteraban que todos teníamos
los mismos derechos, deberes y oportunidades. Con esa idea estudie en la
escuela de animación turística, me gradué y comencé a trabajar.
Fue una oportunidad excepcional de principio de los noventa. El país
incrementaba el desarrollo de la industria turística y necesitaba
jóvenes preparados para hacer más agradable la estancia de los turistas
en los hoteles. Pero me di cuenta de algunas manifestaciones de
prejuicios o discriminación racial, aunque no las tomaran en serio.
Al graduarnos, la Empresa Turística Playas del Este orientó presentarnos
en el Hotel Itabo, para ocupar las plazas vacantes de animadores. Aquí
tuve la primera experiencia laboral funesta por el color de mi piel: me
eliminaron a sabiendas de que había plazas vacantes. Mis resultados
docentes eran buenos pero, yo era el único negro en el grupo.
"No necesito animadores negros". Dijo el gerente del hotel.
"No vine aquí en busca de plaza". Respondí inmediatamente, porque era el
único negro del grupo, me levanté y me retiré de la reunión.
Ya tenía dónde trabajar; no como animador, sino rentando motos a los
turistas pero, con el tiempo y mis habilidades podía ocupar la plaza de
animador de Villa Mirador del mar, en la Playa de Santa María del mar.
Al año siguiente, ya tenía la plaza, conducía importantes espectáculos
para turistas. Una noche, luego de terminar el show, el gerente que no
quería negros me mandó a llamar. Me felicitó y me propuso trabajo en su
hotel; acepté porque era importante para mí el reconocimiento de ser el
primer negro graduado de la escuela.
Trabajé varios meses en el hotel. ¿Y el gerente de marras? Muy contento,
al punto de reconocerme por el trabajo realizado, aunque en la semana
tenía que sacarme una o dos veces de la estación de policía por "asedio
al turismo".
A los demás animadores no los molestaban, eran blancos. Unos me decían
que yo tenía mala suerte y otros, no querían salir conmigo para no verse
involucrados con la policía. ¿Se ha visto alguna vez cinismo mayor? Es
una manera muy socarrona de evadir el tema y no reconocer a qué se debe
tal fatalismo.
Nuestra sociedad está basada en lo que muchos llaman "mentalidad
blanca". Se reiteran o reproducen estereotipos, hábitos y costumbres
establecidas desde la colonia cuando prevalecía el criterio de la clase
dominante –los colonialistas- sobre la dominada –los negros esclavos,
traídos a la fuerza de su lejana tierra, y sometidos para el
enriquecimiento de sus explotadores-; por eso, el racismo perdura.
Es así de tal manera, que los blancos, negros y mestizos hacen chistes,
y alusiones racistas sin "darse cuenta", que denigran a los no blancos.
Es algo histórico.
El hecho de que al triunfar la Revolución se planteara como uno de los
grandes propósitos la eliminación de cualquier tipo de discriminación
por el color de la piel, no ha sido suficiente. Algo más de 50 años no
bastan para borrar el lastre de siglos. Muy grande era la brecha de las
desigualdades, y ni siquiera los que han logrado salvarla -a fuerza de
un gran tesón y espíritu de superación- están exentos de ser víctimas de
la discriminación.
Queda claro que si marginamos o segregamos, dañamos, no solo a las
personas, sino también a la unidad que debe distinguirnos como nación.
No basta que esté recogido en la Constitución de la República, ni que la
sociedad civil haga intentos por erradicar un mal que en los momentos
actuales se reproduce con bastante pujanza.
Hoy, alejado del contexto turístico, continúo observando los mismos
fenómenos que narré al principio, sin que para ello se haya
instrumentado el correspondiente marco legal.
Source: Experiencias de mi color - Havana Times en español -
http://www.havanatimes.org/sp/?p=97983
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