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Saturday, August 17, 2013

Para el carro que te lo vamos a inspeccionar

"Para el carro que te lo vamos a inspeccionar"
Una campaña de inspecciones sorpresivas amenaza coger fuera de base a
boteros y otros transportistas privados cubanos. Muchos compran
combustible robado, o pagan sobornos por el certificado de Revisión
Técnica Automotriz.
Rolando Cartaya
agosto 16, 2013

Desde el pasado 10 de agosto y hasta el día 26 la Dirección Nacional de
Tránsito del Ministerio del Interior de Cuba está empeñada en una
campaña de inspecciones técnicas sorpresivas de los vehículos que
transportan pasajeros.

Si usted es taxista, botero o chófer de un camión adaptado para
transporte de pasajeros, aunque tenga en la guantera su licencia en
regla, y en el parabrisas el sello del llamado Somatón (Empresa de
Revisión Técnica Automotriz), inspectores y agentes de la Policía
Nacional Revolucionaria le pueden parar en la vía pública y someterle a
un inesperado examen --con una planta móvil-- de sus frenos, suspensión,
luces, emisiones, dirección, transmisión, neumáticos, pintura y limpieza.

Si algo de eso falla, usted, para usar un término beisbolero, puede ser
puesto out robando base.

Según las autoridades el propósito de la campaña es "prevenir accidentes
del tránsito", así como "incentivar la responsabilidad de directivos,
administradores y conductores en el movimiento público de personas para
llevar a la práctica los exámenes de los equipos y las normas establecidas".

Pero la medida podría tener otras veladas intenciones. Al menos un medio
local en Camagüey cita a un funcionario que precisó que la tarea incluye
la comprobación mecánica de los equipos y que respondan "a las normas y
exigencias de operación de los fabricantes". Vaya manera de subir la
parada en un país donde muchos transportistas privados operan carros
americanos de los años 50.

En el blog "La matrícula" el periodista independiente Odelín Alfonso
ponía un ejemplo de los injertos e inventos que mantienen algunos de
esos carros rodando: un Plymouth de 1953 conserva su sistema de freno y
dirección de fábrica, tras un sinnúmero de reparaciones, pero se mueve
con un motor Perkins de cuatro cilindros adaptado y con caja de cambios,
barra de transmisión y neumáticos Mitsubishi.

Alfonso calcula que "más del 90 por ciento de los autos norteamericano
que se mueven por la geografía cubana, fabricados antes de 1961, no
cumplen los requerimientos técnicos para circular".¿Cómo circulan?
Gracias a la corrupción.
Es casi una ley no escrita que si usted sabe que su carro no va a pasar
el Somatón, debe resolver su problema mostrándole al empleado 20 "cucos"
o pesos convertibles.

En el caso de los ómnibus y otros vehículos de transporte público
estatales las inspecciones no pasarán de ser puro paripé. El periodista
independiente Osmar Lafitta dijo a martinoticias que en las condiciones
de creciente descapitalización y persistente centralización en que se
encuentra la economía de la isla es casi imposible para administradores
y directivos adquirir piezas de repuesto.

Unos 200 ómnibus de los cerca de 900 comprados hace seis años a China
Rusia y Bielorrusia --sin contratar los repuestos-- están oxidándose en
paraderos y cementerios de vehículos como el de la calle 100 en
Marianao. Y los que siguen en circulación resienten el desastroso estado
de las vías y la sobreexplotación.

A quienes sí podría perjudicar la campaña es a los más modestos entre
los transportistas privados. En conversaciones con martinoticias Lafitta
y Odelín Alfonso coincidieron en que debido el alto precio de los
combustibles que vende el Estado –la gasolina, por ejemplo, entre 1 y
1.30 CUC el litro, o entre 25 y 33 pesos cubanos-- los particulares
adquieren casi invariablemente el combustible en el mercado negro.

Muchos han adaptado sus vehículos para diésel, que cuesta en la bolsa
negra de 6 a 8 pesos el litro (el precio más barato de todos los
combustibles en oferta ilegal), frente a 20 a 25 pesos la gasolina.
Lafitta asegura que hasta un 90 por ciento de los vehículos privados han
sido reconvertidos para funcionar con diésel, popularmente conocido como
"petróleo" .

Otros choferes han adaptado los suyos para keroseno (de 10 a 15 pesos el
litro), o para gas licuado, corriendo un riesgo adicional, pues ninguno
de estos se vende en las gasolineras del Estado. El keroseno se
distribuye principalmente a los consumidores cubanos en pequeñas cuotas
racionadas para cocinar.

También existe un mercado clandestino de piezas y accesorios como
carburadores y baterías sustraídos de los almacenes estatales, pero los
taxistas más solventes, como también los nuevos dueños de varios taxis
operados día y noche por sus choferes asalariados, tienen ahora una
alternativa para conseguir refacciones.

Lafitta refiere que estos suelen recurrir a los "maletas". Son cubanos
residentes en la isla que han adquirido otras nacionalidades, como los
beneficiados por la Ley de Nietos española, y que se dedican a viajar a
Ecuador o a Miami con vo a la generosidad de familiaers en el exterior,
se ven en La Habana esos "almendrones" aptos para responder desde el
motor hasta la pintura "a las normas y exigencias de operación de los
fabricantes".

Alfonso cree que el Estado quiere con su cruzada de inspecciones
técnicas asestar un golpe al robo de combustibles, pero también ir
reduciendo el número de taxistas privados para dar más espacio a las
cooperativas de transporte público.

En éstas los medios de transporte –autos Peugeot o de la marca china
Geely, y microbuses Yutong chinos o Toyota—son propiedad del Estado,
mientras que el mantenimiento, los respuestos y hasta el costo de las
cuotas de combustible recaen sobre los cooperativistas, quienes por otra
parte deben tributar a diario al gobierno una tajada sustancial de la
recaudación.

Sin embargo, pese a que las cooperativas cobran alrededor de la mitad de
las tarifas de los boteros ( de 5 a 10 pesos frente a 10 a 20, según la
distancia), no han pegado mucho entre la parte de la población que puede
pagarse un transporte más caro que los abarrotados autobuses articulados
del transporte público estatal. Según Odelín, les faltan orden y
sistematicidad en sus horarios.

Según Lafitta, alrededor del 10 por ciento de los 400.000
cuentapropistas que hay en la isla son transportistas autorizados a
llevar carga o pasaje. Y en La Habana, donde como promedio se perciben
mayores ingresos adicionales, concurren como mariposas a la luz
taxistas, boteros y camioneros de todo el país, que no quieren matar la
gallina de los huevos de oro.

A fin de cuentas la campaña de inspecciones corre el riesgo de fracasar
debido a que en la Policía Nacional Revolucionaria reina una corrupción
similar a la que permite a verdaderos dragones de la contaminación
obtener el sello del Somatón y circular por las calles de la isla.

En Cubanet esta semana, el periodista independiente Pablo Pascual Méndez
Piña publicó un reportaje sobre el tema. Le dejo con estos párrafos:

"XL tiene 43 años y conduce un taxi estatal. YP es un chofer
cuentapropista de 39 años que maneja un 'almendrón'. Ambos solicitaron
el anonimato y se consideran presas fáciles de los policías corruptos".

Coinciden en que cuando estos les notifican injustamente, 'no vale la
pena discutir', saben que están obligados a entregarles 5 CUC junto a la
licencia de conducción".

"'Hay que resignarse a pagarles ese impuesto', se justifica XL, alegando
que ya una vez le retiraron la licencia por seis meses y tuvo que
'arañar el mármol'. No puede estar alejado del timón porque tiene dos
hijos que mantener".

"YP, por su parte, cita que el propio Código del Transito es la patente
de corso. 'Si sobrepasamos los puntos/multas, nos retiran la licencia.
¿Y de dónde vamos sacar los frijoles? Ellos abusan del poder y nosotros,
tenemos que apretar el fondillo y darle a los pedales".

Source: ""Para el carro que te lo vamos a inspeccionar"" -
http://www.martinoticias.com/content/article/26471.html

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