La candidatura de Jean Ziegler a la ONU: una afrenta al pueblo cubano
FABIO RAFAEL FIALLO | Ginebra | 20 Ago 2013 - 6:15 pm.
Imaginemos un instante lo que es pasar la niñez bajo una dictadura,
perteneciendo a una familia de disidentes, una familia perseguida y
vigilada noche y día. Imaginemos también que, antes incluso de alcanzar
la adolescencia, a usted le ha tocado ver seres queridos llevados a
calabozos inmundos, permaneciendo allí meses eternos, cuando no años
infinitos, por haber cometido el crimen imperdonable de protestar contra
la tiranía o tan solo de rehusar colaborar con la barbarie.
Imaginemos que en tales circunstancias, usted se entera de que en el
exterior de ese infierno, en tierras donde impera el juego democrático y
la libertad de expresión, alguien afirma batirse por la justicia,
paseándose por los escenarios de televisión para impartir lecciones de
moral, pero al mismo tiempo defiende dictaduras execrables,
encontrándoles circunstancias atenuantes e incluso virtudes inauditas.
En ese caso, cabe formular una pregunta: ¿qué sentimiento debería
inspirar un personaje de semejante calaña?
Es justamente por solidaridad hacia los disidentes de dictaduras de todo
tipo, y hacia sus hijos, padres o cónyuges, que es imposible manifestar
otra cosa que repugnancia moral por un ciudadano suizo, militante
político y sociólogo de formación, que no ha escatimado elogios en favor
de los peores déspotas de este mundo siempre y cuando los mismos puedan
ser catalogados de "progresistas", "tercermundistas" o "antiimperialistas".
Ornados con esas etiquetas supuestamente tan prestigiosas que pueden
justificar los crímenes más abominables, los Mengistu, Mugabe, Castro,
Gadafi, Gbagbo y otros más se beneficiaron por largo tiempo de la
defensa cómplice del personaje que nos ocupa.
Ese ciudadano suizo, cuya candidatura acaba de ser propuesta por las
autoridades de su país al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas, se llama Jean Ziegler.
Un Jean Ziegler que, a pesar del fiasco absoluto del régimen castrista,
a pesar de los 500 mil cubanos que, según el censo de la ONG Freedom
House, han pasado por motivos políticos por las cárceles y salas de
tortura de la Isla, a pesar del hostigamiento permanente infligido a las
Damas en Blanco, a pesar de los arrestos recurrentes a que son sometidos
los disidentes, a pesar de los cubanos que han preferido morir en huelga
de hambre antes que seguir viviendo hacinados en cárceles atroces
cumpliendo condenas injustificables, a pesar de la confesión del propio
Fidel Castro de que el socialismo no funciona ni siquiera en Cuba, a
pesar de la constatación del propio Raúl Castro de que la economía
cubana se encuentra al borde del precipicio sin poderle atribuir tal
situación al cantaleado embargo, un Jean Ziegler, repito, que calificó
en febrero de 2011 de "explosión de luz" al régimen culpable de toda esa
ignominia.
Se trata del mismo Jean Ziegler que, durante un viaje a Cuba realizado
en 2007 como relator especial de la ONU sobre el derecho a la
alimentación, se negó a recibir a un grupo de disidentes que le pidieron
audiencia para tratar, no más, la situación de los derechos humanos en Cuba.
De ahí que, muy justificadamente, la ONG UN Watch advierte que, de ser
nombrado Jean Ziegler en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones
Unidas, el régimen castrista habrá de utilizarlo para diseminar su
propaganda y sus mentiras.[1]
Y es que Jean Ziegler ha dado muestras de una flexibilidad ética
contestable al cambiar convenientemente de chaqueta, por ejemplo, con
respecto a Muammar Gadafi después de una larga amistad sin ningún tipo
de crítica u objeción.
Numerosas fueron en efecto las veces en que el personaje de marras
expresó su simpatía y apoyo al guía de la "república de masas". Pero más
tarde, demasiado tarde, cuando gracias a la ira popular las cosas
empezaron a cambiar en Libia, cuando Gadafi era ya un cadáver político,
el mismo Jean Ziegler no tuvo el menor sonrojo al declarar que, si él
hubiese sabido, jamás hubiera estrechado la mano de Gadafi.
Ziegler argüía pues que él ignoraba que Gadafi fuese un asesino de su
pueblo…
Pero, ¿en qué planeta de la ofuscación mental o del cinismo descarado
había vivido Jean Ziegler para desconocer tan flagrante realidad? ¿Acaso
no conocía el vínculo, divulgado por la prensa y los medios de
comunicación del mundo entero, entre el atentado terrorista de Lockerbie
y el régimen de su amigo libio? En sus viajes a la "república de masas",
¿cómo pudo no darse cuenta de que la única opinión permitida era la
sostenida por el verdugo del pueblo libio? ¿Acaso jamás se preguntó qué
suerte corrían en ese infierno aquellos que se desviaban de los cánones
impuestos por el monstruo de Trípoli?
Un intelectual que hubiese defendido así a Pinochet, ¿hubiera podido
salirse con las suyas, como lo hizo el Jean Ziegler amigo de Gadafi,
declarando simplemente que, si él hubiera sabido, jamás le habría
estrechado la mano al dictador chileno?
No tiene nada de sorprendente que 45 ONG reclamasen en 2011 una
investigación sobre los vínculos entre Jean Ziegler y Muammar Gadafi.
Y es ese personaje moralmente descalificado que las autoridades suizas
—obedeciendo a espurias consideraciones diplomáticas— están proponiendo
para ocupar una función en el Consejo de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas.
El día en que la historia de nuestra época se escriba al margen de las
componendas de cancillerías, y con la lucidez que el tiempo suele
otorgar, el eventual nombramiento de Jean Ziegler resaltaría como una
mácula vergonzosa en la honorable trayectoria de la democracia helvética.
El presente artículo es la versión ajustada y actualizada de un artículo
publicado por el mismo autor en francés en febrero de 2012 ("Jean
Ziegler, l'ami des crapules tiers-mondistes", Contrepoints, 14-02-2012).
[1] "How Cuba will use UNHRC nominee Jean Ziegler to spread lies,
propaganda", UN Watch, 19-08-2013.
Source: "La candidatura de Jean Ziegler a la ONU: una afrenta al pueblo
cubano | Diario de Cuba" -
http://www.diariodecuba.com/derechos-humanos/1377015320_4711.html
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