El PCC creó y mantiene una nueva forma de discriminación
agosto 21, 2013
Vicente Morín Aguado
HAVANA TIMES — Todavía recuerdo aquella pregunta cuando me presenté como
candidato a futuro profesor de historia, salido directamente de la
enseñanza media: ¿Mantiene Ud. relaciones con familiares en el exterior?
Perdone algún eventual polemista la probable inexactitud de la frase,
pero la pregunta se formuló así en su esencia, luego repetida al ser
propuesto aspirante a la militancia de la juventud comunista. Hubo otras
reiteraciones.
Me duele aquel NO que estampé en el cuestionario, me mortifica porque
era real, no mantenía vínculos con mi tío y padrino, sencillamente por
la imposición de mi padre, que en paz descanse, exigencia hecha por él
previamente a mi madre.
Se trataba de un hombre que durante sus años en Cuba fue mi segundo
padre, nos ayudó siempre, pero la naciente revolución socialista le
despojó de sus propiedades.
Cuando estas cosas pasaron yo no era un filósofo, desconocía la
política, padecí las decisiones de otros, inspiradas en una práctica
determinada por el Partido Comunista de Cuba.
Soy socialista por convicción, puedo entender la nacionalización, pero
jamás aceptaré la obligada exclusión del contacto vital con mi tío
padrino, asunto extendido hasta su muerte y la de su entonces rival
ideológico, mi papá.
Se trata de un solo ejemplo, entre muchos, de la nueva exclusión creada
por el Partido Comunista de Cuba, cuyos objetivos y estatutos proclaman
combatir resueltamente contra la discriminación de cualquier índole.
Es obvio, faltaron y faltan a sus bases programáticas al crear una nueva
forma de segregación entre las personas: la discriminación política y/o
ideológica.
Dije la verdad con el No, pero falté a mi propia conciencia porque yo
deseaba conocer a esa persona, cuyo acceso me fue prohibido durante
años, con el argumento familiar de que, de hacerlo, podía afectar mi
carrera profesional, mi ascenso futuro en la nueva sociedad.
Eran hechos reales, una respuesta diferente me traería serias
dificultades en aquellos años setenta y ochenta. Les aseguro que con
algunos matices, todavía es así.
Basta con indagar entre los miles de cubanos ansiosos por ganar un cupo
en los programas de ayuda al exterior, Venezuela por sólo citar la
oportunidad mayor, y tendrán, si hablan en coto cerrado, la adecuada
confirmación.
La fidelidad al PCC, cierta o supuesta, determinada en directo por los
funcionarios encargados del "visto bueno", pero formalmente demostrada,
será condición indispensable para calificar como "cooperante
internacionalista." En segundo término valorarán sus cualidades
profesionales. Aún exportamos la Revolución.
En Cuba es algo parecido si se trata de ejercer una profesión, por citar
algunas, Jurista, Maestro o Periodista. Es bueno aclarar que en mi país,
por decisión estatal, lo cual supone partidista, el estado es el único
empleador posible si se trata de esas profesiones. En fin, un círculo
cerrado, agrego, vicioso.
¿Hablo o no, en derecho, de discriminación?
Hasta ahora abordé principalmente lo político, concertado en los
conciliábulos de cada núcleo del PCC, junto a otras figuras influyentes
de la burocracia aquí o allá, decidiendo los asuntos en debate.
De lo ideológico menos se trata porque la crisis del socialismo en la
desaparecida Unión Soviética, junto a sus obligados émulos del Este
europeo, ha determinado una escasa creencia en la filosofía que
sustentaba aquellos proyectos socialistas.
En Cuba muy pocos apuestan a la filosofía, tan ocupados como estamos de
ganar el pan nuestro de cada día, imprevisible hasta para los más
connotados economistas nacionales o foráneos. Aquí se hacen escasos
planes a nivel individual o familiar, es poco probable entonces discutir
de filosofía.
Aún así subsisten prejuicios hacia aquellos ciudadanos que plantean
crear sociedades o cualquier organización estigmatizado como opositora
ideológica por los funcionarios encargados de vigilar los vigentes
postulados del Partido Comunista. Havana Times, donde felizmente ahora
escribo, es testigo elocuente de cuanto digo.
Una excepción que viene a poner en crisis el celo de este funcionariado
aparentemente muy ortodoxo, son las instituciones religiosas,
favorecidas por los acuerdos del Cuarto Congreso del mencionado Partido
(1991), que definitivamente rompieron el mito de una organización
compuesta por confesos ateos marxistas leninistas.
Considerando los tangibles avances de la Revolución cubana en materia de
erradicar las tradicionales manifestaciones de la segregación social,
resulta contradictorio que el Partido Único, situado como dirigente por
encima del estado, creó y mantiene una nueva e inadmisible forma de
discriminación que lo aleja de su proclamada aspiración a ser la
organización representativa de todos los cubanos.
—–
Vicente Morín Aguado: morfamily@correodecuba.cu
Source: "El PCC creó y mantiene una nueva forma de discriminación" -
http://www.havanatimes.org/sp/?p=90016
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