De cómo el próximo censo solucionará el problema de la vivienda
Lunes, Abril 30, 2012 | Por Luis Cino Álvarez
LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -A juzgar por las declaraciones 
a la agencia IPS de Juan Carlos Alfonso, director del Centro de Estudios 
de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas e 
Información (ONEI),  podemos inferir que el censo que se realizará en 
septiembre no será  muy fidedigno para evaluar la situación real de la 
vivienda en Cuba.
Si uno hace caso al optimista Alfonso, es como si el problema de la 
vivienda, uno de los más acuciantes, según se admitía oficialmente hasta 
hace unos meses, ya no fuera tan grave como se pensaba, y estuviera en 
vías de solucionarse gracias a los Lineamientos del Partido Comunista.
Aseguró Juan Carlos  Alfonso a la periodista Dalia Acosta: "En estos 
años se ha construido mucho, no solo por el gobierno, sino por la 
población. Sin embargo, todos extrapolan su realidad a partir de lo que 
están viviendo: en una zona de La Habana pueden vivir 20 personas en una 
vivienda, pero la situación no es la misma en otros municipios del país".
Es muy probable que el funcionario tenga razón y que  en el interior del 
país el hacinamiento no sea tanto como en la capital, donde vivimos como 
sardinas en lata (con barbacoa). Pero el colmo de la desfachatez es que 
con tantos miles de damnificados de los huracanes del año 2008 en Pinar 
del Río y las provincias orientales, que todavía están sin casas, 
albergados, en casa de parientes o arreglándoselas como pueden en chozas 
semejantes a las taínas, o peor,  Alfonso diga que: "En las ciudades y 
las zonas rurales cercanas a las mismas se nota una expansión. De hecho, 
entre 2002 y 2012 el crecimiento de la vivienda podría ser mayor al de 
la población, en un país como Cuba, con muy bajos niveles de fecundidad 
desde 1978."
No voy a referirme al por qué de la baja natalidad en Cuba, que todos 
sabemos a qué se debe. En lo que las parejas esperan que lleguen tiempos 
mejores para tener hijos, me pregunto si la expansión constructiva en el 
interior del país a la que se refiere Alfonso  se deberá a la 
proliferación de los  llega y pon –oficialmente prefieren llamarlos 
barrios insalubres.
También los hay en La Habana, rodeada por un cinturón de villas miserias 
pobladas principalmente por inmigrantes de las provincias orientales. 
Pero la policía y la Dirección de Vivienda  les evitan tanta 
insalubridad deportándolos, mediante el decreto 217,  a sus lugares de 
origen, donde estarán peor, pero siempre en expansión.
Así, los llega y pon que desalojan –oficialmente prefieren llamarlos 
extracción en vez de desalojo- dejan espacio en la periferia capitalina 
para construir las llamadas comunidades de tránsito para albergar a las 
miles de personas que no tienen casa porque esta se les desplomaron. Y 
sabemos que este tránsito por los albergues puede durar diez, doce años, 
toda una vida…Depende no tanto de la necesidad que se tenga y de la 
disponibilidad de casa que haya, sino de los méritos revolucionarios o 
la cuantía del soborno que estén dispuestos a pagar a los funcionarios 
de la Dirección de Vivienda.
La Habana –ay, Juan Formell-  no aguanta más,  la ciudad se derrumba 
–ay, Silvio Rodríguez-  pero el gobierno, ahora que renunció al 
igualitarismo para los pobres,  se desentiende del asunto,  con la 
aprobación de créditos y  la venta de un poco de materiales de 
construcción que sólo alcanzan para un puñado de afortunados con 
relaciones en los rastros y bastante  dinero para comprarlos.
Según datos del censo de población del año 2002,  alrededor del 13% de 
los habaneros vive en cuarterías. En Habana Vieja y Centro Habana,  la 
proporción se triplica. El 14% de los habaneros vive en esos dos 
municipios. En ellos,  casi la mitad de las casas presentan serios daños 
estructurales. Igual pasa en Diez de Octubre, Guanabacoa y El Cerro. En 
el resto de Cuba también. Se calcula que en todo el país, de cada 10 
casas, más de 8 necesitan reparaciones, casi siempre capitales. En los 
diez años transcurridos desde el anterior censo, la situación, lejos de 
mejorar, ha empeorado.
Aunque  lo juren por la momia de Lenin, nadie cree que hoy el déficit de 
viviendas sea menor a las 600 000 admitidas oficialmente hasta hace 
poco. Pero sólo hay que esperar los resultados del próximo censo para 
ver como la ONEI  resuelve el problema. O al menos, lo alivia. Los que 
tengan dudas, le pueden preguntar a Juan Carlos Alfonso.
luicino2012@gmail.com
http://www.cubanet.org/articulos/de-como-el-proximo-censo-solucionara-el-problema-de-la-vivienda/
 
 
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