Tuesday, July 5, 2011 | Por Aleaga Pesant
PUERTO PADRE, Cuba, julio (www.cubanet.org) – Para ir de Las Tunas hacia
Puerto Padre, en el oriente de la isla, hay que tomar franco noreste por
una carretera vacía, estrecha y en mal estado que, al salir de la
periferia, pasa frente a la delegación del Ministerio del Interior y una
brigada de infantería.
Cincuenta y dos kilómetros más tarde, luego de pasar por cañaverales,
tierras fértiles y baldías, aparece la escultura de un velero con una
cruz católica en el centro. Según cuentan, desde mediados de la década
del ochenta se previó construir tres. Pero sólo recibe al viajero una,
situada en una rotonda que indica el fin de la carretera y el comienzo
de la urbanización.
Pasada la rotonda, una amplia avenida asciende, custodiada por pequeñas
y bien diseñadas casas construidas al principio de la década del
sesenta. Al llegar a la cima, la avenida se convierte en Paseo que
termina en un discreto malecón, que bordea a una hermosa bahía de
bolsa. En el descenso, se encuentran dos esculturas poco comunes.
Una es del Generalísimo Máximo Gómez, homenaje de los pobladores al
insigne mambí, construida durante la República y una de las pocas
estructuras levantadas para recordar al dominicano en la isla. La
segunda es un Don Quijote, en metal, que mira desafiante a un hermoso
molino de viento. Una torre de quince metros de altura fácilmente
visible desde cualquier lugar del Paseo.
Algunos pasos antes de llegar al mar se levantan dos construcciones: el
Centro Cultural, que data de la era republicana, y el edificio de la
Banda de Concierto Municipal. Frente al Centro Cultural, una sala de
conciertos al aire libre, en forma de concha, construida a principios de
la década del sesenta. Sobresale en este paisaje el muelle casi
destruido, y en la lejanía, mirando hacia el norte, la sombra de algunos
atracaderos industriales, y hacia el este, las dos chimeneas del central
Delicias.
Pero no toda la vida se encuentra en el Paseo principal. Hacia la zona
este de la ciudad se estableció una importante zona comercial, muy
concurrida desde la mañana, que incluye una fábrica de tabacos y varios
comercios que brindan servicio a la población.
Cuando uno sale de esas áreas encuentra otra realidad. La de la gran
pobreza, en una ciudad con alto índice de desempleo, luego del cierre de
puerto y los centrales azucareros cercanos, importantes fuentes de
empleo en otros tiempos. El paso del huracán de 2008, también dejó su
huella en Puerto Padre, donde hoy se ven muchos espacios vacíos en los
que anteriormente había edificaciones.
1 comment:
Realmente el autor habla mucha mentira al hacer uso de adjetivos muy fuera de lugar tratando de hacer ver a Puerto Padre como un pueblecillo inmundo cosa que esta lejos de ser verdad. Escribe un puertopadrénse orgulloso de vivir en el municipio a mi entender mas lindo de Cuba y si no lo es se pasea entre ellos, es cierto que a Puerto Padre le falta atención por parte de los administrativos que no tienen los recursos en la mano ni la buena gestión en otros casos, pero no puedo permitir que alguien escriba en el tono despectivo refiriéndose a mi tierra natal.
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